LA CONTINUIDAD DE LA HISTORIA China y el marxismo en los tiempos de la globalización
Este artículo apunta a
afirmar, inicialmente, que la realidad y
el rumbo actual de la República Popular China, tanto interno como exterior, y
su red de proyectos internacionales, son
una consecuencia natural y necesaria del desarrollo histórico, entendido en los términos marxistas del materialismo
histórico.
Marxismo e historia
Como ya lo demostró Marx hace más de 150 años, el análisis teórico sólo puede desarrollarse
con pretensiones predictivas, es decir como “praxis-teórica” vinculada
efectivamente a lo real, si se basa en una metodología histórico dialéctica. La
“anatomía” del pasado sólo se comprende
a partir de una disección profunda del presente pero, a su vez, el rumbo
del pasado y su tendencia interna
son imprescindibles para ubicar
al presente dentro de ese rumbo (La
ideología Alemana; Los Gründisse; El
Capital etc).
Obviamente para hacer una “disección” lo más exitosa posible,
el proceso vital que se analiza debe haber cesado, o
encontrarse en el momento del
final crítico y decadente de una larga etapa, en el caso de la historia humana. Como lo
afirma Marx a lo largo de toda su obra
(y, particularmente, en los trabajos citados) sólo se entienden las épocas pre-capitalistas a partir del análisis crítico del capitalismo
que, a su vez, sólo es posible cuando éste ha llegado a un punto de desarrollo,
de maduración, suficiente.
La genialidad de Marx como teórico fue que, a pesar de
escribir no a finales del capitalismo, sino cuando aun estaba en curso su primera etapa, pudo
hacer no sólo una disección profunda del sistema como un todo, sino, incluso, vislumbrar la dinámica general
de las etapas siguiente al analizar la tendencia al monopolio y la renta financiera. Hilferding, Luxemburg y Lenin
avanzarían, poco después, en la profundización
de este análisis.
Estos antecedentes nos ponen, a los marxistas, que tenemos el “privilegio” (al menos en el
campo teórico) de poder presenciar la realidad del final del capitalismo, en su
última etapa de globalización
financiera, en la obligación de concluir la disección y el análisis del proceso
capitalista en su totalidad, cosa que se
ha empezado a hacer desde hace ya un tiempo
con mucha agudeza y refinamiento en
cuanto al análisis de los fenómenos de la “globalización” y la dinámica de la
“financierización”, pero con particulares limitaciones en cuanto a la
actualización de la visión general del proceso capitalista en general, y nulo abordaje de la necesaria reformulación
ajuste o precisión del tema de las edades
pre-capitalistas (Formen) y la cuestión antropológica materialista de
base del materialismo histórico.
Por nuestra parte hemos intentado iniciar un debate sobre la
primera de estas cuestiones en nuestros
trabajos “Globalización tercera -y
última – etapa del capitalismo” y “El sujeto histórico en la Globalización”.
El propósito de este artículo es insistir en ello a partir de un enfoque particular del insoslayable
fenómeno que constituye la dinámica económica política y social de la República
Popular China en nuestros días y la red de alianzas estratégicas, grupos de cooperación, asociaciones y
proyectos de integración que viene generando cada vez con más fuerza a nivel
mundial.
Dada la inquietud que pueda provocar la complejidad del tema,
tanto hacia dentro como hacia fuera de China, debe recordarse lo que es de “público y notorio”
conocimiento: que la República Popular está gobernada eficaz (y hasta ahora
deberíamos decir también eficientemente) por el Partido Comunista Chino y este
partido proclama insistentemente en cada uno de sus congresos al materialismo
histórico como uno de sus pilares ideológicos.
¿Fracasó el socialismo del siglo XX?
Hay que aclarar desde un principio que planteada así la
pregunta alude no sólo al socialismo
“realmente existente” en la Unión Soviética y los países de Europa Oriental
sino también al de la República Popular China inaugurado con la revolución
liderada por Mao en 1949, al de Corea del Norte desde 1948-53, al de Cuba
a partir de la revolución de 1959 y al de Vietnam a partir de 1954 (en
Vietnam del Norte y 1976 en todo el territorio). En todos estos últimos
países el Partido Comunista que lideró
la revolución socialista sigue en el
poder. Y para responder cabalmente al interrogante del subtítulo habría que tener en cuenta también
los efectos internacionales perdurables de estos socialismos del siglo XX, que en
mayor o menor medida, provocaron transformaciones en muchos casos
profundas en distintos países de Asia y África y América Latina y que
impactaron en las políticas y economías de los mismos países capitalistas.
Si para responder la
pregunta del título tomamos como punto de referencia la creencia generalizada,
que existió en gran parte de la dirigencia y la militancia de los partidos
comunistas y de un amplio espectro de la izquierda mundial, de que aún con
marchas y contramarchas, y a partir de seguir el mismo derrotero o efectuar
cambios más o menos profundos, esos
procesos socialistas iban a continuar, más o menos sin grandes rupturas, en términos de la propiedad estatal
del mayoría de los medios de producción, avanzando en la estatalización y en la
colectivización agrícola y sin dar demasiado paso a la economía de mercado
hasta que todos los demás países del mundo fueran, uno a uno, haciendo sus propias revoluciones socialistas
y sumándose al “mundo socialista”, hasta que la totalidad del concierto de
naciones formaran u n mundo comunista total,
entonces sí, la respuesta debe ser que
fracasó.
Pero resulta que
desde una posición marxista como a la que se alude en los párrafos iniciales de
este artículo, que creemos que es la correcta desde un real entendimiento
dialéctico del materialismo histórico, ese punto de referencia para contestar la pregunta acerca del
“fracaso” del socialismo no es correcto. Es un punto de referencia establecido por una coyuntura ideológica
impuesta por las urgencias de la guerra fría
y del embate brutal que sufrió
todo intento socialista desde sus primeros ensayos en la Comuna de París
hasta siendo ya un sistema militar y políticamente consolidado con la URSS y el “campo socialista”. Es un punto
de referencia “ideológico” en el sentido de que oculta el parámetro histórico
real que debiera tomarse para hacer una evaluación material del sentido de todo
ese proceso socialista del siglo XX en el contexto del proceso revolucionario del
sujeto histórico desde los inicios de la modernidad capitalista (1300) hasta nuestros
días. De ahí la importancia de la
correcta caracterización de las distintas etapas de ese proceso a partir precisamente de la correcta
caracterización de la etapa actual de la globalización. Es decir la dialéctica
entre la “anatomía” del presente y del pasado ya aludida.
Dicho crudamente el socialismo “realmente existente” no fue
“un error histórico” (en términos hegelianos la realidad puede que nos guste o
nos disguste pero no “se equivoca”) lo errado eran las expectativas de algunos
de nosotros sobre la forma en que se iban a terminar de desarrollar esos
procesos. Pero ese es un problema nuestro y no de la Realidad, ni del
materialismo histórico que en aquel
entonces malentendíamos.
Si, en cambio, hacemos el ejercicio analítico marxista, que
sólo hoy se puede hacer, a partir de los elementos que proporciona el derrotero
universal, sobre todo a partir del año 2000, podemos advertir que el “imperialismo” (en términos de Hobson,
Hilferding, Luxemburg, Lenin y Gramsci)
con su paradigmático desarrollo
industrial de producción masiva a través de la matriz de división internacional
del trabajo entre países imperialistas y
países dependientes, no era la etapa final
del capitalismo, sino que le sucedería (
en la triada dialéctica) una tercera etapa, como negación de la negación del
primer capitalismo comercial (1300-1900), que es precisamente la del paradigma
financiero del capital iniciada en 1985 (circa). Y que, en
esta tercera, y ahora si última,
etapa del capitalismo, el sistema mismo
como un todo está hundiéndose en profunda crisis en estos precisos tiempos
que estamos viviendo. Entonces la respuesta es que no hubo “fracaso”
alguno en términos históricos, sino un
avance por etapas que tuvieron su comienzo, su apogeo y su crisis, pero
crisis que, en términos dialécticos, dieron lugar a nuevos escenarios propios de una etapa superior que nos acerca más al fin del ciclo total.
A partir de ello podemos advertir que el “fracaso” del socialismo del siglo XX
no fue tal, sino un simple movimiento
interno lógico y necesario del proceso mundial que lleva a la extinción del
capitalismo y de toda sociedad de lucha de clases antagónicas y la construcción
de un mundo basado en dinámicas económicas política y sociales totalmente
diferentes a las que han imperado como denominador común durante, ya no cientos, sino miles y decenas de miles de años, desde
los comienzos de una era que ha sido signada por la violencia intraespecífica,
la lucha a muerte y la explotación de
unos seres humanos por otros. Resulta curioso ver como el capitalismo con sus violencias y guerras permanentes y su competencia brutal
en todos los planos no deja de evocar a una antiquísima y originaria guerra de
todos contra todos que precedió a la
formación de los grandes imperios de la antigüedad.
Para no volver sobre cuestiones que ya hemos abordado en
nuestros trabajos citados más arriba vamos a agregar un dato que nos parece
contundente y llama la atención que no se tenga más en cuenta en cualquier
análisis histórico actual:


Atendiendo exclusivamente al dato demográfico de
Naciones Unidas (publicado en internet,
agosto 2017) hay que ser muy
miope para no ver que estamos viviendo
una situación excepcional no solo
respecto de los inicios del capitalismo sino en relación a toda la historia de
lo que se ha dado en llamar “civilización”. A ello se refería insistentemente
en sus últimos años el Comandante Fidel
Castro Ruz cuando aludía al “cambio
civilizatorio” y a la “crisis civilizatoria”.
Por otro lado las alarmas ecológicas y en particular la del
calentamiento global y el techo energético darían como resultado cuadros similares
a los exhibidos arriba, con el vértice de las abscisas incluso más pronunciado
aún.[1]
Es obvio que lo que ha desestabilizado la ratio de
crecimiento ha sido el capitalismo (cuyos comienzos en las ciudades
italianas holandesas y de la Hansa
germánica se remonta al 1200-1300) y, particularmente, la revolución industrial
de mediados de 1900 y las tecnológicas del siglo XX y la actual. Pero, además,
ello se presenta como el
estallido final un extensísimo ciclo (más de 10.000 años) que, evidentemente, no puede seguir como hasta
ahora. Paradójicamente los países en los que las tasas de crecimiento se han
pronunciado mas no son como al inicio
del siglo XIX los que exhibían un capitalismo más desarrollado
sino los más periféricos como China y la India y además los africanos y los latinoamericanos.
Y es en el primero de éstos (el único de
ellos que paso por un proceso socialista real integral en el siglo XX) en el
que se ha dado un cambio en el siglo XXI que ha dejado atónito al género humano
por lo imprevisible y lo monumental. Algo nunca jamás visto en la historia
humana, aun teniendo en cuenta
parámetros comparativos contextualizantes como sería por ejemplo el compararlo con la llegada de la
agricultura en el neolítico. De esa excepcionalidad histórica es para nosotros
el desarrollo gigantesco a velocidad de la luz que han tenido las fuerzas
productivas en China, y por lo tanto a nivel universal, y así es el impacto que
ese desarrollo de las fuerzas productivas mundiales en el que también han participado aunque en mucha menor medida otros
países, en las relaciones sociales de producción, también esta vez a nivel
universal.
El Suceso chino
El breve análisis que sigue
es necesariamente esquemático por
razones de la estructura de este artículo. Pero es necesario.
En términos de fuerzas productivas la “novedad” de la
globalización, considerada como última etapa del desarrollo del capital, ha sido indudablemente la externalización de
la producción en general hacia países que en la jerga de los paradigmas
culturales del siglo XX eran
considerados subdesarrollados o del “tercer mundo” por la razón básica, desde
la lógica del capital, de que allí se pagan salarios mucho más bajos que en los
países centrales. Última puerta que
encontró el capital productivo para mantener la competencia por el alza de la
tasa de ganancia.
Ello tuvo dos consecuencias principales.
La primera es que para mantener la demanda y generar demanda
agregada fue necesario relocalizar a los millones de desempleados de los, ahora,
ex estados de bienestar y pleno empleo
en el sector de los servicios por un lado
y como ello era evidentemente insuficiente para el reemplazo de la masa
de ingresos, insuflar dinero a través de la ilusión crediticia de manera de ir
expoliando silenciosa y subrepticiamente a las otrora poderosas clases medias
de los países “desarrollados” y del resto del mundo,
suficientemente hipnotizadas por el consumismo como para poder advertir
la trampa. Esto generó el auge del
capitalismo financiero que pasó a dominar a las otras dinámicas del
capital la mercantil y la
productiva que aunque crecieron no lo
hicieron ni cerca de la medida en que se
dio la explosión crediticio financiera. Con ello aparecieron un par de grupos globales que desde la estrategia financiera determinan
todo el funcionamiento de la economía
del capitalismo desarrollado. La masa financiera se transformó en
abrumadora pero a medida que aumentaba su volumen aumentaba la precariedad de
su sustentabilidad dado que se sabe precisamente desde Marx que lo financiero desbocado se autonomiza de lo productivo y comercial y
comienza a “inventar valor de ficción” allí
donde no lo hay. Esto evidentemente tenía un límite que se empezó a ver con
claridad a partir de la explosión de la burbuja financiera en el 2008 y el inicio de una crisis de la que está
resultando evidente que ya no se podrá salir en el marco del sistema imperante.
La segunda consecuencia
de esta externalización del núcleo productivo, que a la vista del capitalismo desesperado era un
efecto inevitable pero secundario y manejable
pero que a los efectos
del propósito de este artículo fue la consecuencia económico política más
importante, fue la de que este proceso,
históricamente inédito, catapultó a China al primer lugar mundial del
desarrollo económico. Ello fue así porque
en términos del contexto
histórico concreto esta nación se presentó
como única alternativa demográfica y territorial posible para llevar a cabo
aquella externalización del parque productivo en la escala y con la eficiencia
en que la necesidad de sostener y elevar la tasa de ganancia lo exigía.
Esta única opción requería
un ámbito territorial extenso, con una gran población que cumpliera con
los niveles básicos de salud y educación como para transformarse en muy corto
tiempo en una nueva fuerza de trabajo de escala mundial y en un marco político
económico y social mínimamente ordenado y con garantías de seguridad y paz
interna. Paradójicamente ello sólo lo podía ofrecer una sociedad socialista y
sólo lo podía ofrecer si no perdía su carácter político y dinámica de poder
propios de un país socialista. Era
necesario un país (una sola jurisdicción política y legal) con gobierno centralizado y centralizante del socialismo “realmente existente” que a su
vez fuera grande y densamente poblado y que a la vez no hubiera alcanzado los
niveles de desarrollo salarial e infraestructural de la Rusia Soviética.
Visto en perspectiva entonces, el que haya existido ese país
con esas características, justo en el momento en que el capital necesitaba para
su última posibilidad de reinvención y supervivencia, no fue precisamente una
“casualidad histórica”. La existencia de ese país con esas características fue producto del rol que jugó el socialismo realmente existente
en el siglo XX, cuya plataforma de lanzamiento y continuidad fue la Revolución
Rusa y el proceso soviético “in totum”, desde
1917 hasta 1989, sin el cual no hubiera
existido la China socialista (ni tantas otras cosas).
¿No habría que considerar entonces al socialismo de los
países comunistas del siglo XX como el inicio de un proceso revolucionario
necesario e inevitable, que produjo
organizaciones sociales de una tremenda potencialidad?
¿Y que precisamente,
a una de esas producciones del socialismo realmente existente del siglo
XX, tuvo que recurrir, en su último momento, el capital mundial para
subsistir?
¿Y que ese
movimiento, al que se vio obligado el capitalismo en las vísperas del siglo XXI
implicó a su vez la entrega del control
de la fuerza productiva mundial principal a un sistema que, aunque haya aceptado
tácticamente jugar el rol complementario en la economía mundial globalizada en
formas capitalistas, insiste en sostener
el horizonte socialista y comunista de la humanidad y actúa autónomamente, a punto de llegarse a convertir en el
obstáculo económico principal para el desarrollo y la supervivencia del capital
financiero globalizado, que es la verdadera forma que tiene el
capital en el actual momento histórico?
La cuestión
fundamental desde el punto de vista marxista es que por su nivel
demográfico y el aumento general de la
población mundial pronunciadísima en los últimos 50 años este desarrollo industrial productivo de China llevó a que el
mundo tenga hoy la clases obrera industrial (de horario y concentración fabril
y mameluco) más grande de la historia a contrario de lo que la ceguera
euronorteamericanocéntrica indica. Esa
voluminosidad de la clase obrera pura y
dura más la de los millones de
trabajadores en relación de dependencia
en servicios opera como
un anclaje de clase del propio
gobierno chino conducido además por el “partido de los trabajadores” que lo
proyecta a nivel mundial a una estrategia productivista pacifista integradora y
preocupada principalmente por la mantención y desarrollo del nivel de vida de
miles de millones. Ello, obviamente no obsta a la manifestación de
contradicciones entre el capital y el trabajo en la misma China pero, como
veremos más adelante, no son estas las
contradicciones en las que se asienta la
fuerza principal de la estrategia
histórico revolucionaria actual sino que tales contradicciones solo se
van a superar en la medida en que se dé
el gran cambio universal en el que nos
estamos adentrando.
China no sólo se ha
convertido en la primera potencia económica mundial sino que su explosión productiva le ha
permitido a Rusia una salida de la
crisis en la que la habían sumergido los buitres neoliberales después de la
implosión soviética. Y fue precisamente esta puerta de salida la que le
permitió a la Rusia de Putin salir de la crisis en clave de potencia nuevamente
antagónica a las redes estratégicas del capital financiero concentrado potenciando así enormemente el polo
alternativo en que se ha convertido este “socialismo con características chinas”.
Con la particularidad de que Rusia pudo reaprovechar las bases de una magnífico
arsenal y recursos militares que en poco tiempo la han catapultado a ser la
potencia mundial militar con mayor
avance tecnológico.
Ese polo es ahora no sólo una potencia económica sino
también militar y es, principalmente, una potencia política que está en
condiciones, como ya lo hace, de general
proyectos mundiales ( los únicos proyectos mundiales “realmente existentes”)
como el de la Ruta de la Seda, que no sólo ha hecho aparecer una oportunidad de desarrollo real para muchos países sino que,
simultáneamente, y para ser
aprovechada integralmente tal oportunidad presenta el desafío de requerir transformaciones
estructurales y nuevas concepciones de
la soberanía y el internacionalismo.
China y su alianza
con Rusia. tanto bilateral como en el marco
de la Asociación para la Cooperación de Shangai y los Brics, se han convertido en un faro de esperanza no
sólo para todo el Asia sino también para
los dos bloques regionales azotados por
el colonialismo y el imperialismo durante el siglo XX : África
y América Latina.
Ello ha generado un plafón
de articulación internacional no coercitiva cuya extensión en territorio y habitantes no
tiene parangón en la historia humana. Sin contar la creciente opinión que gana
fuerza en Europa (Occidental y Oriental) de acercarse a
la propuesta.
Esto es lo que ha sucedido
en términos de la práctica concreta
política y económica mundial, pero cómo se explica esta deriva
universal desde el materialismo
histórico.
¿Estaba implícito en
la visión marxista del mundo este rumbo que han tomado los acontecimientos
mundiales?
Marxismo (y materialismo histórico) hoy
¿Cómo desarrollar, actualizar un plexo teórico concebido en el siglo XIX, a
la vez, como interpretación del mundo y guía para la acción, pero con
pretensiones de sintetizar , al menos en términos generales , el proceso humano
en su totalidad hasta el presente y su tendencia hacia el futuro?
¿Cómo no caer en un dogma pero manteniéndose dentro de las
coordenadas materialistas y dialécticas
del análisis? ¿Cómo evitar lo que hacen los “postmarxistas” o los “posmodernos”
que insinuando una superación teórica vuelven al kantismo o a formas de pensamiento
aún anteriores, o repiten conceptos marxistas sin reconocerlo, pretendiendo que
una nueva fraseología es una nueva concepción filosófica?
Si bien no es este el
lugar para desarrollar exhaustivamente ese intento reflexivo, vamos a recordar
de todos modos algunas premisas de lo que consideramos la base, por el momento
inalterable, del pensamiento marxista hoy, particularmente en lo que se refiere al sentido del título de este trabajo, es decir, la continuidad de la historia.
Hegel
No se puede pensar de modo marxista sin incorporar gran
parte de la forma reflexiva hegeliana.
Lenin, en sus reflexiones filosóficas, dejó en claro que no se puede entender lo que
realmente dice El Capital si no se
comprende la Lógica de Hegel. La autoridad en la temática de quien pronuncia la
afirmación debería ser más que suficiente para no adentrarse libremente y sobre
todo no sacar conclusiones de los trabajos de Marx y Engels sin tener al menos
un cierto dominio del método dialectico hegeliano y no una simple lectura de contratapa. Sin
embargo muchos de los que han “interpretado” el marxismo, el materialismo
histórico y el materialismo dialéctico, no han intentado siquiera comprender
esa lógica, esa aventura del pensamiento que ( a contrario de los pretendidos
“posmodernos” desarrollos teóricos hoy
de moda) sí es verdaderamente posmoderna o, al menos, lleva el pensamiento
moderno a un límite que lo hace asomarse a la
superación de la modernidad.
Esos intérpretes le han hecho decir al marxismo cosas que no
dice y peor aún no logran advertir cuales son las ideas fundamentales del marxismo,
que sólo salen a la luz a través del cristal hegeliano. Uno de los que más daño
ha hecho a la comprensión dialéctica y por lo tanto historicista y humanista
del marxismo ha sido Althusser, y no es casualidad que el principal
desarrollo de los “posmos” haya sido
Francia. También el “eurocomunismo” y su
contrapartida extremista, ambos detractores del hegelianismo que tienen hoy su máximo expresión el en pensamiento de Tony Negri. No
estamos diciendo que en toda esta elaboración teórica no haya elementos
importantes y originales pero, como
dice el dicho generalizado en la crítica literaria los importantes no
son originales y los originales o no son importantes o no aportan al tema que se está tratando de plantear en
este artículo. En algunos casos es más lo que confunden que lo que aportan.
Los postulados básicos
acerca de que el ser es siempre un siendo, que lo que llamamos
cosas son juegos de fuerzas, que
nosotros mismos como sujetos estamos dentro de esos juegos de fuerzas, que además son contrapuestas, que no hay nada
fuera del infinito pero que a su vez este único infinito esta en cada uno de
los infinitos finitos que lo expresan, y muchos otros, rompieron el molde del pensamiento mecánico
de la modernidad y adelantaron la forma de reflexionar que, incluso según algunos”
hegelólogos”, presupuso incluso los fundamentos filosóficos de la teoría de la relatividad y la física cuántica[2].
La revolución filosófica hegeliana es de una magnitud tal que
da pudor el referirse a
ella en un parrafito de conceptos aislados. Pero ante
el negacionismo sistemático en el
campo filosófico actual y el plagio generalizado y sesgado de sus ideas sin
cita alguna, valga por lo menos este llamado de atención para dejar en claro
que hay que estudiar a Hegel (y entenderlo) sino
estamos obligados a decir sistemáticamente frases hechas y muchas veces erróneas sobre el marxismo y
el leninismo
¿Pero cuál de los legado hegelianos que el marxismo
incorpora (y supera, al realizarlo) es el que nos interesa tratar aquí?
Desde su idealismo Hegel nos habla del espíritu universal,
pero éste no es un idealismo ingenuo, el “espíritu universal” de Hegel es en realidad el proceso de realización de
tal espíritu que es: la historia
universal.
El proceso de realización es decir de llegada a la
autoconciencia del espíritu del mundo solo se da en la historia de la
humanidad.
“Puesto que la
historia es la producción del Espíritu en la forma del acaecer de la realidad
natural inmediata, los momentos del
desenvolvimiento existen como principios naturales inmediatos; y estos, ya que
son naturales, son como pluralidad, el uno externo al otro, y, además, de manera
que uno de ellos concierne a un pueblo, es decir a su existencia geográfica y
antropológica”[3]
Dri se refiere al parágrafo citado diciendo que “El espíritu se ha configurado
de diferentes maneras, pero, en el proceso histórico, lo hace manifestándose
cada forma o configuración como un ‘acaecer’, es decir, como un acontecimiento
circunstancial. Ello significa que se
despliega en estadíos que parecen obedecer a “principios naturales
inmediatos”, separado uno de otro.[4]
Por su parte Charles Taylor afirma: “la idea es realizada en
la historia pero a través de etapas,
y esas etapas son civilizaciones históricas, Volksgeister” y cita ‘La historia del mundo es la presentación del proceso
divino, absoluto, del Espíritu en sus más elevadas formas, de este proceso por etapas en donde él logra su
verdad y su autoconciencia acerca de él mismo’[5]
En la Filosofía de la Historia, conjunto de apuntes de clase
que sus alumnos recopilaron y publicaron, Hegel se explaya sobre la cuestión y
se adentra en la descripción de estas “etapas” de la historia humana desde lo
que llama el “mundo oriental” hasta lo que llama “el mundo germánico” y también
en las últimas páginas de su Filosofía del Derecho.
Dejando de lado las referencias históricas concretas, hechas desde un idealismo hegeliano al que no
le interesaba principalmente la cuestión historiográfica en sí, sino la
referencia al proceso de realización del “espíritu absoluto” y que además no
contaba con datos de una historiografía que precisamente en ese momento estaba
adquiriendo un impulso que la desarrolló
en forma impresionante, sobre todo en los años inmediatos posteriores a
la muerte de Hegel, lo que queda en claro como aporte en el que el
marxismo va a hacer pie de modo basal es
el sentido de la lógica del devenir
histórico, ya desde un punto de vista materialista, como un desarrollo de
las fuerzas productivas del ser humano de carne y hueso en un
avance de las formas de producción y
reproducción de su vida material, de la especie, de una especie que hoy llega a
los casi 8.000.000.000 de especímenes.
Marx
Creemos que el aporte
al desarrollo de estas
concepciones históricas del marxismo, que han dado lugar al Materialismo
Histórico, y que resultan determinantes para no extraviarse en devaríos filosófico políticos, que por ser errado son
inmovilizantes , debe ser el de afirmarse
en la continuidad del análisis histórico marxista hegeliano realizando las
síntesis que son posibles ahora, a la luz de lo ocurrido desde que ellos
establecieron el marco analítico y su dinámica intrínseca.
Así lo hemos abordado en nuestro “Globalización tercer –y
última- etapa del capitalismo”[6]
y “El sujeto histórico en la
globalización”[7]
La tesis fundamental de estos trabajos es la de que
efectivamente la historia se ha desarrollado
en etapas y periodos , saltos cualitativos en los modos de producción y reproducción de
la humanidad con núcleos civilizatorios
predominantes en cada una de estas etapas que, sin sucederse en forma mecánica ni uniforme,
han dado lugar a paradigmas civilizatorios que marcaron épocas que se sucedieron cronológicamente hasta
llegar al actual paradigma capitalista, que es el único que logró su extensión a casi la totalidad del globo terrestre aunque en ámbitos no despreciables lo haya hecho de
modo totalmente condicionado por esquemas que llevan el germen de su antítesis
como el caso de China. La necesidad de expandirse geográficamente del
capitalismo ( prevista por Luxemburg) lo llevó a fortalecer tremendamente a su sepulturero mundial ( Marx dixit).
Para Marx la dimensión
histórico temporal y el desarrollo dialéctico histórico en etapas no era
una cuestión secundaria ni un aspecto curioso o anecdótico de su interpretación
de la realidad, sino el pilar basal de toda su construcción teórica aunque por el
sentido práctico revolucionario de su doctrina se haya concentrado en el
análisis del último (y actual) estadío
histórico, en su crítica y en los fundamentos de la necesidad de su extinción.
En las primeras páginas
de los “Grundrisse” ya comienza su fundamentación de esta cuestión basal de su análisis
materialista: “Cuanto más lejos nos
remontamos en la historia, tanto más aparece el individuo –y por consiguiente
también el individuo productor- como
dependiente y formando parte de un todo mayor, en primer lugar y de una manera todavía muy enteramente
natural, de la familia y de esa familia ampliada que es la tribu, más
tarde, de las comunidades en sus
distintas formas, resultado del antagonismo y de la fusión de las tribus.
Solamente al llegar el siglo XVIII con la ‘sociedad civil’ las diferentes
formas de conexión social aparecen ante el individuo como un simple medio para
lograr sus fines privados, como una necesidad exterior”[8]
añadiendo unos párrafos más adelante
“Por eso cuando se habla de producción se está hablando siempre de producción
en un estadío determinado del desarrollo social…”[9]
Uno de los aportes más trascendentales a la historiografía
(sino el más importante de todos los tiempos hasta ahora) pero que Marx no hace con esa intención preferencial
sino insistimos para fundamentar todo su análisis crítico del sistema y sus propuestas
revolucionarias son las conocidas
“Formen” o “Formas que preceden a la
producción capitalista” desarrollando en apenas unas aproximadamente 40 páginas
de los “Grundisse” ,un ejercicio de
aplicación de la lógica dialéctica al abordaje de los períodos o etapas
históricos que demuestra la articulación
inescindible de esta perspectiva histórico antropológica con la crítica de sistema capitalista actual y la fundamentación
de la necesidad del cambio revolucionario.
Ya antes en las
primeras páginas de unos apuntes de Marx
y Engels que dieron en llamarse “La
ideología Alemana” (1845/46) se
refieren a las distintas y sucesivas
formas de propiedad y en ésta mismas páginas afirman “Las diferentes fases de desarrollo de la división del trabajo son
otras tantas formas distintas de la propiedad, o dicho en otros términos, cada
etapa de la división del trabajo
determina también las relaciones de los individuos entre sí. En
lo tocante al material, el instrumento y el producto del trabajo”[10]
Más adelante ellos
mismos dividen en períodos el
capitalismo desde su origen hasta
el momento en que se hallan escribiendo esos apuntes entre
un primer momento en que el impacto del oro y la planta traídas del
nuevo mundo “cambian totalmente la
posición de unas clases respecto a otras”, un segundo período que iría desde
“mediados del siglo XVIII…hasta finales del XVIII” con el predominio de los
comerciantes y un tercer período, se infiere a partir de inicios del XIX de
creación de la “gran industria y con ella la aplicación de las fuerzas naturales
a la producción”. [11]
Está claro que siempre se manejaron con la sucesión cronológica de etapas en
sus análisis históricos y que estos análisis fueron siempre la base de
fundamentación de la crítica sistémica
que ejercieron.
Sin dudas el gran “etapista” del capitalismo desde el análisis marxista fue Lenin. Si bien
sus afirmaciones en “El imperialismo fase superior del
capitalismo” se basaron en varios y
muy profundos estudios anteriores como
los de Hobson y Hilferding, fue él quien instaló en la teoría marxista la
concepción de capitalismo por etapas, aunque la
tremenda intensidad de la
coyuntura en que vivía actuaba y escribía no le permitiera ver más que dos
etapas y considerar necesariamente a la
segunda como la etapa final del sistema. También Rosa Luxemburg entendió que con el imperialismo el
capitalismo se extendía a todo el globo y por ello se agotaba el espacio
territorial de su expansión lo que
consideró un síntoma de su límite final. Ambos se equivocaron en ese punto. El
capital tenía todavía grandes espacios geográficos que ocupar (entre ellos las grandes
extensiones asiáticas que se resistían revolucionariamente a su cooptación
siguiendo precisamente el ideario leninista y luxemburguista) y sobre todo le
faltaba desarrollar paradigmáticamente su mecanismo financiero después de haber
transitado sus etapas mercantil y productivista.[12]
Tres no es número mágico
Varios especialistas en el pensamiento hegeliano han renegado de la insistencia en
vincular la dialéctica con el
simplismo de la fórmula tesis, antítesis
y síntesis y con lo tríadico en general aludiendo
al hecho de que esto no ha sido planteado así en ninguno de los textos de la
prolífica obra del gran filósofo alemán y podría agregarse que tampoco lo está así explícito en las de Marx.
Sin embargo, a poco
que uno se familiariza con el contenido del pensamiento dialéctico a través de
estos autores fundacionales del desarrollo de dicho pensamiento en su forma moderna, se encuentra sistemáticamente con que el ponerse, el contraponerse y la tensión que
de ello surge como nuevo contexto, o la afirmación, la negación y la negación de la negación, o el en sí, el
para sí, y el en sí y para sí, se constituyen en el ritmo general del razonamiento
hegeliano marxista. Por otra parte tal ritmo se halla en los fundamentos de la
vida misma, con el nacer crecer y perecer o la oposición de dos sexos que da
lugar a la fecundación o los principios de la física de acción y reacción que dan lugar a una
tercera fuerza. Los polos opuestos siempre generan algo que no es igual a
ninguno de ellos ni a la yuxtaposición
de ambos.
En este sentido parece que, si pensamos en los marcos del
materialismo histórico, deberíamos darle
a esta forma triádica, significativa del
movimiento dialéctico, el lugar que
merece.
Aquí es donde surge la pregunta ¿porque el capitalismo habría entonces de tener solo dos etapas y no tres? ¿Cómo se resumiría
a sí mismo en un movimiento dialéctico
si su movimiento fuera binario? Evidentemente
su primer movimiento de
hiperdesarrollo mercantil con el “libre comercio” y la “libre competencia” que
fue llevado al extremo por las compañías
comerciales y finalmente por el comercio inglés, fue negado por el
monopolismo industrialista y
proteccionista del imperialismo especialmente el norteamericano. La pregunta
entonces es: ¿Y la negación de la
negación? ¿No está faltando acaso un tercer movimiento?
A ello hemos intentado darle respuesta en nuestra “Globalización
tercer y última …” donde afirmamos que este tercer momento de cierre del
proceso es justamente la Globalización Financiera. Lo financiero niega (vuelve
a negar) lo productivo del industrialismo imperialista del siglo XX como este
había negado el libre comercio de la primera etapa, y esta última negación de la negación hace como
que retorna en el espiral dialéctico una dirección hacia la fase comercial con la diferencia que lo que se comercia
ahora es el dinero mismo. Este es el desvío final que consuma la unidad del
proceso capitalista como un todo Es la etapa irracional, improductiva,
parasitaria, anti ecológica y anti
humana por excelencia, la etapa
decadente, la última.
Una nueva etapa de capitalismo que no había sido
prevista hasta ahora y que además es una
etapa final implica un esfuerzo teórico marxista no dogmático que siga siendo
guía para la acción
SI pretendemos coherencia dialéctica con los desarrollos
hasta ahora expuestos queda en claro que
la matriz de los análisis marxistas que se realizaron a lo largo de todo el siglo
XX frente a lo que podría llamarse “modo de acumulación” imperialista no pueden ser válidos ahora. Es más su aplicación
sin discontinuidad podía llevarnos, como en muchos casos lo está
haciendo, a una confusión acerca de la verdadera correlación de fuerzas a nivel
global, las contradicciones principales y sobre todo teniendo en cuenta la nueva conformación estratégica del sujeto histórico , el sujeto destinado a
darle el golpe final , el golpe de gracia al sistema capitalista y a comenzar a desintegrarse a sí
mismo en la construcción del mundo nuevo
.
Los análisis lineales con las formas de interpretar la
contradicción entre países imperialistas y países dependientes no son adecuados
desde la visión del materialismo histórico en la actualidad para una etapa que es distinta y que incluso
niega a la anterior denominada imperialismo (algunos lo llaman ahora
“imperialismo clásico”). Las luchas de masas en los marcos de los estados nación si bien siguen siendo sustancialmente la
forma por excelencia de la lucha política revolucionaria ya no pueden estar enfocadas exclusivamente a
lo que antes denominábamos “liberación nacional” ni, mucho menos, hacia la revolución socialista en un solo
país. La única forma de que esas luchas adquieran sentido y por lo tanto
posibilidades de éxito está en que sean siempre
realizadas dentro del marco de estrategias internacionalistas o al menos y especialmente regionalistas y
ello no sólo en términos de discurso.
El internacionalismo proletario pasa hoy de ser una consigna
general en la anterior etapa, a ser un indicador concreto de las formas
estratégicas que deben adoptar las luchas locales y nacionales
Hay que prestar entonces principal atención al contexto
internacional en el que precisamente se han dado cambios monumentales con la famosa
“globalización”. ¿Qué indica ese contexto? ¿Cómo lo interpretamos? ¿Cómo lo
leemos? ¿Qué oportunidades y que riesgos nos presenta?
Hoy el sujeto revolucionario como lo sugerimos en nuestro “El sujeto
histórico...”, adopta la forma de un movimiento complejo a nivel internacional
que cada vez más se estructura a partir de la línea de desarrollo económico
político que impone el gran emergente asiático y la red de alianzas
estratégicas que teje aceleradamente.
Es allí donde el desarrollo de las fuerzas productiva mundiales se consolida hoy para apalancar una
transformación gigantesca que empieza a dar visos de cambio civilizatorio No un
simple cambio más, algo que excede incluso a lo que hemos visto hasta ahora
como “revoluciones” Estamos hablando de
una transformación esencial de lo que
Merleau Ponty llamaba “la biosfera” con la consiguiente implicancia de la
conformación de una nueva humanidad. El
cambio civilizatorio de Fidel (otra mente de lucidez extraordinaria para ver la
totalidad de los procesos).
Dijimos en “El
Sujeto Histórico …”: “Ahora bien,
terminada la guerra fía adviene la globalización y el cambio de todas las
relaciones internacionales es abismal. La lectura que hace el Partido Comunista
Chino de la nueva situación. Inspirados en el pragmatismo de Deng, no puede ser
más acertada y (hay que decirlo) más coherente con el materialismo
histórico….Es evidente que la revolución socialista china había dejado un
capital en experiencias y cuadros verdaderamente marxistas que aparecieron en
el momento preciso. Sin hacerlo explícito. La dirección del partido Comunista
Chino (tal vez como reflejo de una sensación existente en toda la sociedad
china) “comprendió” el salto de etapa y la necesidad de abandonar enfoques y
estrategias que habían sido propias dela
etapa anterior…”[13]
La extensa cita nos parece necesaria para reafirmar el
sentido marxista y materialista histórico de una de las decisiones político
estratégicas con implicancias internacionales más importantes de los últimos
cuarenta años, cual es la de soportar el
embate del huracán neoliberal pero
conservar el control del rumbo histórico de la revolución y aprovechar las
tremendas energías de ese embate para ponerlas al servicio de la continuidad
del proyecto revolucionario.
Esta decisión, que fue posible por los legados, no sólo
chinos, de todo el esfuerzo revolucionario mundial del siglo XX, generó dentro
del mundo capitalista globalizado y financierizado un contrafrente que a partir
de alianzas estratégicas fue creando un
marco también global en el que se pudo articular nuevamente el sujeto histórico
del cambio, que en esta última etapa ha adquirido la complejidad, flexibildad y
dinámica que los tiempos exigen. La clase obrera como clase para si tiene hoy un formato adecuado
a las circunstancias y con la potencialidad suficiente como para dar el golpe
definitivo al sistema senil que todavía la oprime y más aún pone en riesgo la existencia misma
de la vida en el planeta.
Muy interesantes en este aspecto resultan las reflexiones del, lamentablemente fallecido,
Francois Houtart en relación a esta nueva forma del sujeto histórico
revolucionario “Por todas estas razones, el nuevo sujeto histórico se extiende
al conjunto de los grupos sociales
sometidos tanto aquellos que forman parte de la subsunción real (representadas por los llamados
‘antiguos movimientos sociales’) como los que integrarían el grupo de los
subsumidos formalmente (‘nuevos movimiento sociales’) El nuevo sujeto histórico
a construir será popular y plural, es decir constituido por una multiplicidad
de actores y no por la ‘multitud’ de la cual hablan Michael Hardt y Antonio
Negri (2009) Este sujeto será democrático , no solamente por su meta sino por
el proceso mismo de su construcción. Será también multipolar ya que se
desarrollará en los diferentes continentes y en las diversas regiones del
mundo”[14]
Por ese camino de pensamiento y como lo sostuvimos en “El sujeto histórico..”
creemos que la fórmula debe ser más completa
y que hoy podemos hablar también de tres corrientes que encarnan la
estrategia de la clase aun insuficientemente coordinadas entre sí : a) el posicionamiento geoestratégico de
grandes países continentales como Rusia y China que también han de avanzar a
partir de sus contradicciones internas y conformando bloques mundiales de poder
; b) los gobiernos de países periféricos
sustentados en movimientos populares
anti-neoliberales y antiimperialistas que buscan la integración en bloques
regionales (Venezuela Bolivia, Nicaragua
etc.) y la lucha de los pueblos del
mundo periférico por alcanzar el gobierno y desplazar a las oligarquías
neoliberales que aun los oprimen Argentina , Brasil , Perú etc) , luchas que además incluyen la defensa del multiculturalismo y la
reivindicación de los pueblos originarios
y la defensa del medioambiente etc; y c) la
lucha de los pueblos de los países desarrollados que entre marchas y
contramarchas y no sin contradicciones
está emergiendo en Europa Occidental pero también habrán de hacerlo en EEUU
luchas por el trabajo pero también por la igualdad de géneros, igualdad racial, a favor de la inmigración ,
etc.. El “también” del inicio del párrafo es
debido a que estas tres
corrientes revolucionarias no pueden dejar de evocar a las que nos eran propias
en los tiempos de lucha contra el imperialismo en el siglo XX a) La URSS y el
campo socialista, b) los movimientos de liberación nacional y c) las luchas de
la clase obrera en los países industrializados.
China no es la URSS
(pero la evoca)
Un ejemplo de manejarse
aparentemente dentro del marxismo leninismo pero en realidad hacerlo de forma dogmática y
mecanicista ( no dialéctica y por lo tanto no marxista) es el de sacar la conclusión lineal de que, como
China ha tenido un impresionante desarrollo
a partir de las inversiones de grandes monopolios capitalistas, y como
en todas sus grandes fábricas tanto
privadas como estatales rige inevitablemente la ley del valor, con el
consabido efecto de la plusvalía,
entonces China es un país capitalista más al estilo de todos los grandes países capitalistas que
descollaron durante el siglo veinte y siguen
hoy aunque inmersos en ciertas crisis en el siglo 21,
como EEUU y Europa Occidental. A
esto se le agrega, además, el supuesto
de que, sobre todo a partir del desarrollo de inversión extranjera directa de
empresas privadas y públicas chinas en el exterior, China seria entonces, además, un nuevo país imperialista (en el
sentido leninista de imperialismo es
decir un país de capitalismo monopolista de estado).
Eso es un claro ejemplo de análisis que parece marxista y no lo es,
porque toma ciertos conceptos
marxistas y leninistas como
dogmas, como recetas aplicables indefinidamente más allá de los cambios históricos o las
etapas de un proceso. Eso es justamente
lo contrario de “el análisis concreto en
el momento concreto”, base de la dialéctica leninista.
Por hacer solo unas comparaciones superficiales ya que los límites de este artículo no dan
para más, en el capitalismo monopolista
de estado son los monopolios privados los que manejan el estado nación y lo usan en función de su política de
depredación mundial. En China es el
Estado y el Partido Comunista Chino el
que maneja la planificación general de la economía y ese estado y ese partido no están conducidos por ningún grupo de accionistas de
ningún monopolio inter nacional ni por ningún grupo financiero privado
internacional, sino que son el producto de todo un proceso histórico de
lucha en China contra el colonialismo y
el imperialismo desde las guerras del opio, pero fundamentalmente desde la revolución de
1949, cuyo rumbo se reformuló con profundidad pero en continuidad con los idearios revolucionarios
, en la era de Deng . Su primer objetivo es sacar a la población china
de la pobreza sin explotar para ello a la población de ningún otro lado del
mundo, cosa que en gran medida ya ha hecho,
e incentivar la producción y el
comercio mundial de una manera que
presupone, es más, necesita, un clima de paz mundial. Todo ello,
particularmente esto último, que es eje
evidente de la política exterior china, es exactamente lo contrario de
cualquier estrategia capitalista pasada o presente. Una cosa son las
apariencias y otra la esencia misma de los procesos.
Claro que esto es un proceso que vive en medio de
contradicciones de pujas internas
incluso de grandes huelgas y
luchas sectoriales Pero ¿acaso no las
hubo en todas las revoluciones socialistas del siglo 20, no hubo acaso pasos atrás para después volver
adelante, no hubo “Neps”, no hubo que
recurrir a intervenir en numerosísimos
conflictos, generados desde las bases
mismas obreras y campesinas? Es más ¿a alguien se le puede ocurrir que un proceso de transformación revolucionaria que ahora ha adquirido escala mundial, puede
darse sin esas idas y venidas errores y
aciertos y conflictos permanentes?
Lo que la
dialéctica de Lukacs tendría para decir
en el caso es “no hay que perder la visión de la totalidad”. Mao insistiría
entre las contradicciones principales y las secundarias, a todas las que hay
que atender por igual, pero sabiendo
cuales son las principales y cuales las secundarias.
Sólo el inmenso poderío económico que logró China, en tiempo
histórico record y sin entregar el poder
político a los grupos financieros internacionales, le permite ahora oponerse a las estrategias
depredadoras y suicidas de esos mismos grupos económicos, que no es casualidad que la tengan hoy como
el enemigo principal junto con su socio Rusia. Ello no se podría haber logrado
nunca sin aceptar las reglas de juego
del capitalismo pero en una hábil maniobra de “judoca” que aprovecha la fuerza de la embestida del adversario para hacerlo
caer. La estrategia china ha sido magistral y nos permite hoy soñar con la posibilidad de un gran cambio mundial post
capitalista cercano.
Es claro que los
dirigentes chinos que hoy tiene el poder
real en el Comité Central del partido Comunista saben que en el proceso de
valorización de la inmensa cantidad de mercancías que producen está contenido el plus valor del trabajo de millones de
obreros y trabajadores y el consecuente enriquecimiento de los chinos y no chinos que son
propietarios de las empresas privadas,
pero no es ese el objetivo central de su
economía, como si lo es en
la economía capitalista, sino que lo que se han propuesto y logrado con ello es
1) en primer lugar sacar a casi 800 millones de personas de la pobreza
campesina ( no es un detalle pequeño) y 2 ) consolidar un poder nacional que les permite ahora no sólo ir elevando el
nivel de vida de la población china toda,
sino posicionarse geopolíticamente como el principal adversario de un sistema capitalista mundial en su fase
financiera, parasitario, especulativo, de capitalismo de casino, sustentado políticamente en la
generación permanente de conflictos armados , desestabilizaciones de estados
nacionales y maniobras terroristas de
inteligencia que de no ser por la contención chino-rusa ya habría arrastrado a la humanidad a la
guerra y la anarquía generalizada.
En cuanto al argumentado “imperialismo chino“, es innegable
que China busca en el exterior prioritariamente materias primas para abastecer su monstruosa producción industrial que la ha llevado a ser “el taller del mundo”. Pero
¿es igual su comportamiento al de
las compañías industriales norteamericanas
o francesas o inglesas durante el
siglo XX, que instalaban sus filiales
para llevarse la plusvalía de los obreros de los países subdesarrollados y cobrar patentes y royalties
bajo la amenaza de las cañoneras o los golpes de estados con la
colaboración de las oligarquías militaristas “nacionales”? O peor aún ¿ es
igual su proceder al proceder actual de los grandes grupos financieros
internacionales que solo invierten
en los países
subdesarrollados para utilizar lo que se
llama la “bicicleta financiera” es decir
comprar valores o acciones que dan gran rendimiento en intereses y luego venderlos y llevarse muchas más divisas de las que
pusieron sin que el dinero invertido haya sido aplicado nunca a ningún proceso
productivo, construcción de
infraestructura o incentivación de comercio nacional?
Veamos lo que dicen
el encargado de negocios para África del
Banco Santander y el periodista
especializado en China Xulio Rios en
publicaciones recientes. “ En el fondo
China ha contribuido a recuperar un continente a la deriva olvidado de todos en
el mapa de la globalización. Occidente no se había vuelto a interesar por África
tanto como hasta ahora desde que China partió hacia su
conquista. En 2008 el entonces
presidente de Senegal Abdoulaue Wade manifestó en el Financial Times
respondiendo así a las críticas de occidente sobre la ayuda china ´El
acercamiento de China a nuestras necesidades se adapta mucho mejor al lento
post-colonial acercamiento de la mayoría de los inversores europeos, donantes,
y ONGS… Con ayuda directa, líneas de crédito, y contratos razonables, China ha
ayudado a las naciones africanas a construir proyectos en infraestructuras en
tiempo record, puentes, carreteras, escuelas, hospitales, estadios,
aeropuertos….He encontrado que un contrato que normalmente toma 5 años
discutirlo, negociarlo y firmarlo con el Banco Mundial, toma 3 meses con las
autoridades chinas´. La simple percepción de África como proveedor de
materias primas de China no se ajusta a la realidad y ello provoca el no
considerar otros aspectos cruciales de la influencia China en el
continente africano. China persigue exportando su modelo, intereses no solo
económicos, sino ideológicos, políticos y de seguridad en África
como hemos mencionado. Para la estrategia exterior china, África es más un
propósito que un final. La visión y estrategia china a diferencia de lo
que ocurría con los países occidentales es una visión a muy largo plazo estamos
hablando de un futuro de dos o tres décadas.”
“La ausencia de pasado colonial es un factor de legitimidad
histórica importante que se debe reconocer y que sirve a los dirigentes chinos
el argumento perfecto para proponer una asociación estratégica con el continente
africano que tiene como su antecedente más inmediato en la política de no
alineamiento del mundo bipolar El fomento de la cooperación su sur y la defensa
dela multipolaridad son aspectos de un mismo posicionamiento y que abundan en
la no injerencia y en la neutralidad como baluarte de una relación por la que China ha venido apostando desde el triunfo de la revolución de 1949
animada por la solidaridad anti colonialista y antiimperialista objetivos que
han estado muy presentes en la trayectoria revolucionaria de Partido Comunista
de China ´El modelo chino de cooperación pragmática´ dice basarse en la no
injerencia en los asuntos internos y en la neutralidad En paralelo su objetivo
es del desarrollo y la prosperidad económica compartida, evitando fijar
cualquier tipo de condicionante político…De esta forma, su modelo no solo está
exento de mercantilismo exclusivista sino que además propone una asociación
estratégica que tenga en cuenta los respectivos valores y ritmos que resulten mutuamente beneficiosos para
ambas partes “
“China crea poco empleo en África, ya que buena parte de la
mano de obra es originaria y la
subcontratación es marginal. Pero es sensible
a estas críticas y sabe que sus intereses
se verán afectados si no reacciona
adecuadamente. Quizás por eso se insiste cada vez más en alentar a las empresas
a invertir en África y regionalizar aquí su producción o a ser más
selectivos a la hora de decidir qué
personal debe ser objeto de expatriación para asegurar la viabilidad de
determinadas explotaciones pero apoyando el empleo local y no eludiendo las
normativas”
Todo esto (internet
entrada 20-2-18) no está dicho por personas que sean precisamente
apologetas de China y sus políticas en
el extranjero, pero que tienen la
suficiente seriedad analítica como para ver aspectos esenciales del proceso al que también, por supuesto, critican en otros aspectos de índole más coyuntural.
En la revista Nueva Sociedad que se edita en el espectro
ideológico de la socialdemocracia alemana para toda América latina Dietmar
Dirmoser analizando el proyecto de la “Ruta de la Seda” escribe críticamente
aunque sobre afirmaciones hipotéticas y
suspicaces como “en muchos países se
preguntan(??) si win win no se refiere a ganar dos veces” o “varios proyectos …son meros planes de
infraestructura de dudosa rentabilidad y
en algunos casos solo sirven para complacer a algún gobernante autoritario
(¿??) al que Beijin necesita como aliado[15].
Por supuesto no da ningún dato empírico ni fundamento para decir lo que dice,
pero aún dentro de esta línea discursiva afirma “Por su bagaje marxista, los
líderes chinos están convencidos de que tiene sentido un gran plan que integra
motivaciones e intenciones porque creen que incluso los macroprocesos son
planificables, o por lo menos “piloteables” y “China cuenta con reservas de moneda extranjera de tal magnitud que se puede dar
el lujo de no insistir en primer lugar
en la rentabilidad de sus proyectos en el exterior. Si estos cumplen los
objetivos políticos o estratégicos no importa si son rentables o que quiebren.
Según datos de Gravekal Dragonomicas, los inversionistas chinos calculan
pérdidas de 80% en Pakistán, 50% en
Myanmar y 30% en los países vecinos de Asia Central”[16]
Es decir que se reconoce
que el gobierno chino tiene un
plan global, un pan estratégico que no está guiado por el rédito económico inmediato. Se reconoce que cree en forma marxista en la posibilidad de la
planificación incluso a nivel global. En un mundo donde el sistema capitalista sólo subsiste a
partir de la velocidad de la recuperación de las inversiones dirigidas
fundamentalmente a la especulación financiera , China apuesta a un desarrollo
de la infraestructura mundial ( y de las fuerzas productivas mundiales para la sustentabilidad de la vida de sus
1500 millones de habitantes pero en un forma totalmente complementaria
con el desarrollo de los otros 6.000 millones del planeta.. El
contraste o mejor dicho la contraposición es evidente. Y hasta el momento nadie
ha podido demostrar ni siquiera se han
permitido insinuar que detrás del gobierno chino estén tales o cuales grupos
financieros o monopolios transnacionales ni chinos ni de ninguna otra
nacionalidad o naturaleza. ¿Qué es el gobierno chino? ¿unos cientos ( o miles)
de locos a los que se les ha dado por conquistar ( y subyugar) el mundo como venganza por la postergación histórica
del imperio del centro? Hasta Hitler tenía tras de sí (y en realidad fue títere
de) los monopolios imperialistas
alemanes en competencia con los ingleses y norteamericanos. Aquí no hay nada de
eso.
De todos modos ¿podría algo similar haberse dicho
en algún momento de la políticas coloniales neocoloniales o imperialistas llevadas a cabo por “occidente” en África, Asia
o América Latina acerca de sus voraces
asaltos a los países dependiente de estos continentes? Políticas que hoy
siguen llevando adelante tal vez más vorazmente que antes. Es Obvio que no Es obvio que hay algo
sustancialmente distinto en este proceso
y ese algo sustancial solo se puede apreciar a partir del principio
dialéctico de la “visión del todo” tanto en forma espacial como temporal.
La siguiente extracción de parte de un artículo publicado en
el “Financial Times” en febrero de este año (2018) muestra desde una
visión totalmente pragmática desde el
punto de vista de los grupos financieros occidentales, con meridana claridad, el problema en que se está convirtiendo para
ellos la “cuestión china”: “la exposición en Davos hecha el año pasado por Xi Jinping, el
líder de China, se derivó de su aparente defensa de la globalización. Su
mensaje le fue bien a la elite trotamundos, pero un año después las desarmonías
entre China y Occidente están proliferando. Los EE. UU., La UE y Japón se
quejan de la percepción de injusticia china en áreas como la propiedad
intelectual, los subsidios industriales y las órdenes de Beijing de que las
compañías extranjeras deben albergar las células del partido comunista. Por su
parte, a China le preocupa el creciente escrutinio de Estados Unidos y la UE
sobre sus inversiones externas. Tales asuntos, sin embargo, son todas
expresiones de una discordia más profunda. El problema básico entre China y
Occidente es que las esperanzas de ´convergencia´ que asistieron a la adhesión
de Pekín a la Organización Mundial del Comercio (OMC) en 2001 se han derrumbado
sobre las rocas de economías políticas incompatibles. La idea de que China se
integre en un sistema global liderado por Occidente creado bajo Pax Americana
parece haber sido una ilusión. A China a finales de 2016 se le denegó el
´estatus de economía de mercado´ en el marco de la OMC, desencadenando demandas
por parte de Pekín contra la UE y EE. UU. El futuro, dicen los analistas,
parece ser uno de disonancia sistémica. China, por un lado, está construyendo
una economía híbrida impulsada por el estado mientras defiende su propia visión
distinta para la globalización. Por su parte, la adhesión de Occidente a la
economía de mercado libre basada en reglas se ve socavada por la doctrina de ´América
primero´ de Donald Trump, el presidente de los Estados Unidos. Lawrence Summers,
el ex secretario del Tesoro de Estados Unidos, ve tales contradicciones como
resultado no tanto en la confrontación como en el ´juego paralelo´ entre China
y Occidente. ´En este momento describiría el modus vivendi que el mundo ha
encontrado como un juego paralelo´, dijo en un discurso a fines del año pasado.
´Occidente hace lo suyo; China hace lo suyo. Los países obtienen un montón de
dinero de China y lo hacen a la manera de China. Los países obtienen un montón
de dinero de nosotros y lo hacen a nuestra manera ´. Tales adaptaciones al
menos permiten que todas las partes avancen pero no resuelven una pregunta
fundamental: ¿cuál es el sistema de gobernanza global en el que van a
participar Estados Unidos, Occidente y China? Tampoco el ´juego en paralelo´ es
un estado estable. El enfoque de China en construir estructuras multilaterales
que sigan su ejemplo y cumplan con sus reglas sugiere que con el tiempo Beijing
se volverá menos dependiente de los sistemas liderados por Occidente que
dominan la gobernanza global. Iniciativa de Belt and Road de China (visto aquí
en construcción en Pakistán) tiene como objetivo reconstruir la antigua Ruta de
la Seda . La Iniciativa Belt and Road (BRI), a través de la cual China pretende
impulsar el comercio con cerca de 70 países en Asia, África y Europa, coloca a
Pekín en el asiento de un nuevo tipo de multilateralismo. El BRI difiere del
libro de estrategias de los Estados Unidos en que no busca negociar un tratado
de libre comercio con los países miembros, sino que promete proyectos de
infraestructura financiados y construidos por Beijing. En Europa, 16 + 1, un
grupo político y comercial dirigido por China, reúne a 11 miembros de la UE y
cinco países de Europa central y oriental no pertenecientes a la UE. Las 16
naciones son también países BRI, y varias se han suscrito a importantes
acuerdos de infraestructura financiados por China, lo que impulsa la influencia
de Pekín en la UE. Varios otros organismos dirigidos por Beijing, incluido el
Banco Asiático de Inversión en Infraestructura (AIIB), son alternativas a las
instituciones dominadas por Occidente. Algunos enfatizan la cooperación con
contrapartes occidentales, pero otros buscan equilibrar o desafiar el orden
establecido, dicen los analistas. ´Si la narrativa desde 1978 fue de la lenta
integración de China al orden internacional y la adopción de normas, ahora se
está volcando hacia un choque sistémico´, dicen François Godement y Abigaël
Vasselier del Consejo Europeo de expertos en relaciones exteriores. De hecho,
las tensiones son cada vez más evidentes entre las multinacionales que operan
en China: casi el 50 por ciento de las empresas europeas informaron en 2016 que
se había vuelto más difícil hacer negocios en China que el año anterior. La
Cámara de Comercio Estadounidense informó en 2017 que más de las tres cuartas
partes de los miembros se sintieron menos bienvenidos. La clasificación de
facilidad de hacer negocios del Banco Mundial coloca a China en el puesto 78
entre 190 países, y la OCDE lo ubica en cuarto lugar entre los 62 países
evaluados en cuanto a restricciones a la inversión extranjera. Tales
percepciones surgen en parte del impulso tecnológico de China. En 2015, reveló
su política ´Hecho en China 2025´, que apunta a mayores cuotas de mercado en 10
industrias globales. El objetivo es impulsar la ´innovación indígena´ y la
autosuficiencia en la fabricación de componentes clave. Tales objetivos agregan
combustible a las preocupaciones occidentales. Pero al igual que otras
acusaciones de que China favorece a sus industrias estatales, lo que resulta en
un exceso de capacidad que inunda el mundo con acero barato y otros productos,
estas ansiedades no hacen que el oeste tenga más posibilidades de prevalecer.
Las áreas identificadas por los EE. UU., La UE y Japón están fusionadas con la
naturaleza del estado partidario de Beijing. Son expresiones de una economía
política que China no tiene intención de retroceder”.
La sutilezas de la escritura periodística de esta extensa
cita no logran sin embargo ocultar que China no es una réplica del capitalismo
dominante en el mundo y de que éste le
teme y no sabe qué hacer con (o contra) ella. La forma de razonar y actuar del
capitalismo real hoy más financierizado que nunca empieza a chocar contra una
“economía de mercado” que se mueve distinto, en forma opuesta, con la que no
puede hacer componendas o asociaciones brutalmente espúrias a las que está
acostumbrado. Los grandes grupos financieros que encarnan el capitalismo real
de esta última etapa del sistema no pueden involucrar a la inmensa masa de capitales chinos,
superior a la de cualquier país del resto del mundo, en sus
jugadas estafatorias que como se
vio en el 2008 son de una voracidad irracional y apuntan a la
hiperconcentración de riqueza cada vez en menos manos.
El Capital
No es nuestra intención consagrar a la obra máxima de Marx
como una suerte de Biblia a partir de la
cual sólo puedan darse discusiones exegéticas. Sobre lo dicho por Marx
allí muchísimo se ha escrito y debatido y hay varias cuestiones que han
sido incluso “superadas” pero no es nuestra culpa si la mayoría de los pasajes de la obra conservan
una vigencia actual impresionante que ninguno de los estudiosos analistas
expertos y exégetas del El Capital ha podido formular mejor.
De todos modos
ante lo impresionante de las
transformaciones sociales políticas y económicas que se han producido en el mundo entero desde
1870/80 hasta el tiempo actual, aunque
permanezcamos dentro del mismo proceso histórico que Marx estudia es decir el capitalismo creemos que hay una
parte de su obra magna que tiene mayor
relevancia hoy que las otras.
Nos referimos a la sección quinta del Tomo III denominada
“Escisión de la ganancia en interés y la ganancia empresarial. El capital que
devenga interés”. No estaban ni Marx ni Engels
que contribuyó a ordenar el manuscrito, en aquellos tiempos, frente al monstruoso volumen del capital dinerario y bancario actual ni a
la velocidad de la luz con que se realizan las transacciones de todo tipo de
papeles y asentamiento en cuentas ya
ahora digitalizadas. Sin embargo en el último tomo de su obra ya abordan con una cientificidad hasta ahora no superada
precisamente el último de los tres momentos del movimiento interno del capital
en si después de haber pasado por la
circulación y la producción.
Hay allí un párrafo en el que la dialéctica de los tres
momentos de la dinámica capitalista se explicitan para aquellos a quienes les quede alguna duda
sobre la relación entre La Lógica hegeliana y El Capital marxiano que dice así:
”Pero otra es la situación del capital que devenga interés, y
precisamente esto constituye su carácter específico. El poseedor de dinero que
quiere valorizarlo como capital que devenga interés, lo enajena a un tercero.
Lo lanza a la circulación lo convierte en mercancía como capital, no sólo como capital para él mismo, sino también para
otros; no es sólo capital para quien lo enajena, sino que también se lo entrega
al tercerol de antemano, como capital, como un valor que posee el valor de uso
de crear plusvalor, ganancia; como un
valor que se conserva en el movimiento y que retorna a su emisor originario –en
este caso el poseedor del dinero- luego de haber funcionado; es decir que sólo
se aleja de él por un tiempo, sólo pasa temporariamente de la posesión de su
propietario a la del capitalista actuante, es decir que no se lo emplea como
pago ni se lo vende, sino que sólo se lo presta; que solo se enajena con la condición de que
transcurrido un lapso determinado, debe retornar, en primer lugar, a su punto
de partida, y en segundo término, que debe hacerlo como capital realizado, de
modo que haya realizado su valor de uso, el de producir plusvalor.”
Esto Marx lo vio como una posibilidad de movimiento interno
dentro del proceso capitalista pero no llegó
a imaginarlo ni él ni los que estuvieron
frente a una bancarización mucho más
desarrollada como Hilferding y Lenin
como la forma paradigmática de la acumulación capitalista. No lograron
imaginar al préstamo como el conductor del proceso del capital como un
todo. No podían imaginarse un momento de tanta irracionalidad de tanto desborde no pudieron ver al capital suicidándose en un juego de
“ruleta rusa” e intentando arrastrar con ello a toda la humanidad como es la situación en la que nos encontramos
ahora. Les pareció algo accesorio
secundario o de apoyatura de los
movimientos clásicos de producción y circulación de las mercancías Nunca
pensaron en una época en que lo que se
iba a producir y circular principalmente
era el capital en sí mismo en
multiplicidad de veces antes de llegar a ser invertido en un proceso de
valorización real. Y la verdad es que era muy difícil imaginar hasta incluso a mediados del siglo XX semejante grado de alienación generalizada
del comportamiento económico del sistema como un todo.
Los fundamentos sistémicos de la acumulación contemporánea
de capital prestable como dinero´ como
un proceso distinto (apropiación de la acumulación financiera) descansan en los
mecanismos institucionales que eran todavía incipientes en los tiempos de Marx,
pero que son hoy extremadamente poderosos (los esquemas de ahorro de retiro de los obreros dependen del mercado financiero y de la
globalización financiera)… El resultado es una plétora de capital global que
expresa nada menos que las barreras a la producción capitalista en una escala
que Marx de ninguna manera podría haber anticipado[17]
Así como Marx no pudo prever
con las determinaciones que lo hizo Lenin el fenómeno del imperialismo , el capitalismo
monopolista de estado y el fenómeno de
la dependencia con su contracara las luchas por la liberación nacional Lenin tampoco pudo ( ni quiso) imaginar
una etapa posterior al
imperialismo que el consideraba la
superior y última del capital.
No podían imaginar en su
despliegue que el derrumbe del sistema se iba a producir en
una tercera y esta vez si última etapa
de características tan
irracionales aun para los que la estamos viviendo. La etapa del desmadre del
fetichismo donde papeles sin valor de respaldo generan otros papeles
con menos valor de respaldo y a todo eso
se lo considera valor.
Es evidente que en un momento histórico de estas
características de crisis
permanente e interminable la estrategia de lucha de la clase obrera se trastoca también en términos profundos dentro de su ideario
comunista inalienable. En ese sentido un gran bloque continental
que sostiene lo realmente productivo
es decir la creación de valor real
aun en términos de economía mixta
y con formas capitalistas propias del siglo XX empieza a jugar el papel inverso que jugaba el capitalismo monopolista de estado y se transforma en si y para si en el garante de que el desmadre del sistema no arrastre consigo a
toda la humanidad y en el punto de partida para un replanteamiento radicalmente distinto a la competencia a muerte
por la dominación económico política mundial.
No es contrario al marxismo ni al materialismo histórico que
China desarrolle hoy su economía con muchos recursos del capitalismo clásico y
que se relacione con otros países en estos términos e impulse
el comercio mundial con formas comerciales, productivas e incluso financieras
propias del capitalismo ( y que esto dé lugar a la existencia de procesos de
enriquecimientos individuales y corrupción
en una escala significativa por la dimensión del proceso económico de
que estamos hablando, hay incluso “millonarios” dentro de los integrantes de la
dirección del Partido Comunista y del gobierno ) Sería irreal tratar de
impulsar una política de cambio profundo del poder nacional y mundial sin
ninguno de estos instrumentos y formas de acción que son hoy por hoy las únicas
formas básicas económicas existentes para un real desarrollo rápido y gigantesco
de las fuerzas productivas en escala gigantesca. Pero no son estas
relaciones ni la defensa de riquezas individuales o la
trama mafiosa corrupta la que dirige o
hegemoniza al partido ni al
gobierno ni a la estrategia política y
económicas nacional e internacional
chinas , como siempre lo fue y los sigue
siendo en los países verdaderamente capitalistas e imperialistas o para ser más precisos hoy en los grupos
financieros dominantes a nivel mundial del rumbo capitalista que intenta persistir. Las verdaderas relaciones de dominación en
las que expresa hoy su esencia el capitalismo en su forma paradigmáticamente financiera no
tienen ninguna influencia directa ni indirecta
en este desarrollo de China ni en
la magnífica red comercial productiva y financiera que está estableciendo con cientos de países en todo el mundo. Por
el contrario ambas estrategias se
contraponen como la contradicción principal del momento histórico.
Es claro que esas formas de desarrollo acelerado de las
fuerzas productivas en China y en muchos
otros países del tercer mundo producen
plusvalía, ganancia empresaria y en
última instancia reproducen
desigualdades y formas de alienación ya descritas y criticadas permanentemente
por el marxismo Y que son correctos los
reclamos de los sectores que
padecen esas formas de
explotación en la medida que sepan
relacionar sus reclamos particulares con la nueva forma en que se expresa
la lucha de clases a nivel internacional.
Pero lo que debe quedar claro, sobre todo para entender esa nueva forma que
ha adquirido la lucha de clases a nivel internacional, es que el capitalismo en su fase final como sistema que pretende mantener el poder mundial ha
tenido llegado a través de sus contradicciones internas al último recurso propio que le quedaba para seguir concentrando ganancia eliminando competencia y controlando
el poder económico mundial que es la constitución de grupos
financieros globales ( hoy en brutal
competencia entre ellos ). Esta última forma de poder mundial del
capitalismo propiamente dicho implica
considerar a los territorios e
inevitablemente a los estados nacionales
como elementos secundarios utilizables o desechables según la dinámica que vaya
adquiriendo la disputa interna del capital financiero y según
la estrategia que vaya
predominando en estos grupos. El hecho es que
esa mecánica de poder mundial se
ha terminado casi por autonomizar de la
racionalidad productiva comercial y está generando acciones gravísimas
descontroladas contradictorias y sobre todo suicidas para el planeta en su
totalidad sea por el jugueteo con la guerra nuclear o por el aceleramiento de
la debacle ecológica. Estas acciones que
ya ni merecen el nombre de estrategias por su falta absoluta de proyecto real
posible sustentable y que se parecen más a manotazos de ahogados (un ahogado con una fortaleza física capaz
de hundir con él al que pretenda salvarlo)
son pergeñadas en círculos políticos cerrados sectas
político económica que atraviesan
lo nacional y sectores de la llamada
“comunidad de inteligencia” principalmente norteamericanos y británicos pero no exclusivamente y no en
su totalidad. Por todo ello sería erróneo intentar localizarlos geográficamente
en uno más países particulares como
si se podía hacer cuando el capitalismo dominante tenía la forma de
capitalismo monopolista de estado y los
estados en forma orgánica estaban
comprometidos con las estrategias
imperialistas de los monopolios
industriales y comerciales de sus países
como EEUU y varios países de Europa Occidental en el siglo XX.
A todo ello se opone
en términos de contradicción insalvable la estrategia comercial
productivista de China Rusia los
principios de cooperación el grupo de Cooperación de Shangai y los
Brics y particularmente ahora la Nueva Ruta de la Seda. Y es por eso que tanto
China como Rusia sufren los embates que
sufren permanentemente sin que muchas veces se entienda claramente cuál sería el motivo
realmente existente para que sean
propiciatorios de embargos acusaciones expulsiones
y sanciones. La verdad es que hoy la lucha de clases a nivel
internacional la lucha entre le mundo del trabaja para el desarrollo de la
humanidad y un mundo distinto contra el
capital suicida y dispuesto a llevarnos a la desaparición antes de entregarse
pasa por allí. El desarrollo de la ruta de la seda y la comunidad de naciones en
entendimiento y paz o la carrera financiera especulativa
frenética de las “cities” globales en red. De que triunfe una u otra estrategia
dependerá de que se pueda avanzar hacia el socialismo y el comunismo, ahora si
a nivel mundial, como inevitablemente siempre debió haber sido por la
naturaleza propia de ese tipo de sistema, o de que desaparezcamos del sistema solar (barbarie extintiva)
Es en este escenario
internacional en el que adquieren
visos de posibilidad las miles de luchas de clase (populares sindicales
de movimientos sociales de
genero antidiscriminatorias y
antiineoliberales) locales que ahora también
se diferencian de las anteriores por tener
una tendencia a la regionalización y la universalización y que deben encontrar
las formas de coordinarse y articularse con la estrategia central mundial. En
ello ha de serse muy creativo porque no
son pocas ni simples las contradicciones.
El “marxismo chino”
Más allá de que en los congresos del Partido Comunista Chino se invoca persistentemente de entrada la fidelidad del pensamiento del partido y del gobierno a los principios del marxismo leninismo y del
materialismo histórico y de que desde
Deng hay una introducción de conceptos
tales como “socialismo con características chinas” y otros principios complementarios que no son propios
de la jerga marxista clásica (ni siquiera de la maoísta).
En su libro “Como el marxismo ha transformado el mundo” Gu
Hailiang Jefe del Partido Comunista Chino en la Universidad de Wuhan con el rango de viceministro del 2202 al 2008 y presidente de dicha
universidad del 2008 al 2010, encargado además de organizar el segundo encuentro mundial de
expertos en marxismo en mayo de este año
(2018) ha escrito.
“Enfocarse en la concreción de la transformación del mundo capitalista.
La influencia que tiene un cuerpo de pensamientos en su profundidad y
amplitud, tiene su contraste con la verdad que abarca. A medida que el tiempo
transcurre, ideas y reflexiones famosas dejaron de serlo, pero la ideología
marxista va avanzando, y demostrando día a día, la luz de su verdad. Desde que
fue enterrado en el cementerio Highgate, pasaron 100 años, su ideología cruzó
los limítes de Europa y su atractivo teórico llegó a todo el mundo. Al mismo
tiempo, desde que nació la ideología marxista, hasta la actualidad, todos las
fuerzas en contra del movimiento y del pensamiento no han cesado en su “caza”.
Anunciaron su “muerte” en cada oportunidad, pero tuvieron que “acecharlo” una y
otra vez. Esto demuestra que la ideología marxista, tiene profundos efectos
sobre la actualidad y nunca han desaparecido, siguen tenido un efecto abrumador
sobre el pensamiento y la ideología de la actualidad.
Un pensador francés, Derrida, expresó en “Espectros de Marx” las diez
plagas que occidente no pudo resolver. Cree que ante estas diez plagas, solo se
podrá alcanzar la salvación pidiendo ayuda a la ideología marxista. 19 de Julio
del 2012, en el diaria de Japón, el Profesor Marcelo Musto de la universidad de
Canadá, dio un discurso sobre política con el título “Marx: el regreso del
gigante”, señalando:
“Relegar a Marx al estatus de clásico embalsamado, indicado sólo para
la investigación académica especializada sería un error de la misma envergadura
que convertirlo en la fuente doctrinaria del “socialismo real”. Ya que, en
realidad, sus análisis nunca han gozado de mayor vigencia. (...) tras el
colapso de la Unión Soviética y su expansión a nuevas regiones del planeta (sobre
todo a China), el capitalismo se ha convertido en un sistema global que invade
y configura todos los aspectos (no solo los económicos) de la existencia
humana. En estas circunstancias, las ideas de Marx están demostrando ser más
fértiles de lo que lo fueron en su época.(...) Si la eterna juventud de un
autor radica en su capacidad de seguir estimulando nuevas ideas, entonces
podemos decir sin lugar a dudas que Karl Marx sigue siendo joven.”[18]
No importa por qué circunstancias a pasado la historia de la humanidad,
la ideología marxista es un campo magnético difícil de eludir.
Ante las crisis del mundo capitalista, la humanidad volvió a despertar
el interés sobre la ideología marxista, especialmente los jóvenes de occidente.
Después de la Gran recesión del 2008 en Estados Unidos, luego de discutir todo
el sistema luego del suceso, las personas se dieron cuenta que los pensamientos
de Marx servían. A pesar de la época de los 80 en el siglo XX, la ideología
marxista sigue siendo una de las teorías más discutidas. Aunque en vida, su
obra sobre “El Capital” tuvo pocos lectores, obtuvo gran audiencia desde su
muerte, sirvió como guía para muchas ideologías comunistas y socialistas (como
por ejemplo el socialismo popular alemán, bolchevique, etc).
10 de diciembre del 2008, en el 75 aniversario de la biblioteca fundada
en su memoria, el profesor David McLellan de la Universidad Goldsmiths en
ciencias políticas, manifestó:
“Luego de la finalización de la guerra fría, las personas tienen un
interés más elevado con respecto a la economía y al entorno, y la visión sobre
la ideología marxista y el mismo Marx son más objetivas ya. Se ha podido
visualizar con claridad, que la ideología marxista tradicional, realizó un
profundo análisis sobre el capitalismo.”
Tal como menciona el historiador Lucien Fevre:
“Cualquier historiador, aunque no haya leído ninguna obra de Marx, o
cree que salvo el campo de la ciencia todo es de alguna manera una posición
antimarxista, no podrá evitar usar la metodología de reflexión de la ideología
marxista para comprender la realidad y probarla. Los pensamientos expresados
por Marx ya se conviertieron tempranamente en nuestro tesoro, herencia en
común.”
Ante las transformaciones confusas que sufre la globalización, y el
desarrollo de la sociedad del hombre, dentro del proceso de conocer un nuevo
mundo y transformarlo, el hombre aún así, puede sentir el atractivo de la
ideología marxista y su valor en la aplicación social.
“Mientras la humanidad indaga infinitamente en búsquedas y
reflexiones para ´cambiar el mundo´ es el marxismo el que brindó una
orientación teórica para conocer el mundo
y en función de tal conocimiento transformarlo”…“El Marxismo se destaca
por su calidad de teoría que evoluciona con
el tiempo”…“ya transformó el mundo y la humanidad y las crisis
financieras en la comunidad internacional demuestran nuevamente que para analizar el capitalismo y su crisis
hoy el marxismo es insustituible”[19]
Estos son textos de uno de los últimos trabajos de uno de los miembros más destacados en los estudios de marxismo
del Partido Comunista Chino.
Es decir que las
alusiones al marxismo , al leninismo o
al materialismo histórico que integran innumerablemente los documentos más importantes del Partido Comunista
Chino y del gobierno no son en absoluto formales u ornamentales sino que hay una fundamentación ideológica desde el análisis profundo de la teoría
marxista, de la estrategia general político económica del partido y el gobierno,
tanto en las políticas internas como en
el marco geopolítico de la República Popular China.
Conclusión
Así con lo visto
hemos intentado mostrar como categoría esenciales del marxismo y el materialismo
histórico como el desarrollo de las
Fuerzas Productivas, las etapas históricas que ello determina, aun dentro del lapso de una misma unidad histórica como la modernidad
capitalista, y los cambios que estas transformaciones en los modos de acumulación, impactan en la superficie de la lucha política tanto a nivel nacional como internacional, llevando al sujeto histórico
que representa el mundo del trabajo a conformaciones superiores que dan la
batalla a los nuevos retos del capital
No se trata de fracasos o equivocaciones sino de saltos de etapas
en el mejor sentido dialéctico. El
marxismo que no es dogma se desarrolla y
produce nuevas categorías sin abandonar la esencia de las anteriores. Tal vez
el símbolo más trascendental de ello es que el país más poderoso
económicamente y geopolíticamente del
planeta esta conducido por el Partido Comunista
y se proclama marxista leninista y consecuente con los principios del
materialismo histórico. Acá es donde se vislumbra que el aporte de racionalidad al proceso
histórico que vino realizando el sujeto histórico revolucionario desde las luchas
campesinas de los siglos XIV a XVII y las de la clase obrera y sus grandes construcciones históricas como los países socialistas los movimiento de liberación los partidos
los sindicatos y los movimientos populares revolucionarios a encarnado
hoy entre otras cosas en un proceso
nacional chino de explosión de fuerzas productivas con proyección mundial pero no comandado
por los gerentes del capital financiero mundial sino por un partido y un gobierno marxista, comunista que se mueve
estratégicamente en un delicado ajedrez mundial
sorteando los riesgos que
presenta la decadencia de un sistema
milenario de explotación y violencias
que ha dado en llamarse civilización y que se encuentra hoy en la última
sección de su último capítulo.
Simplificando tal vez
demasiado un complejo devenir histórico político del imparable proceso
de la revolución comunista mundial se
podría decir que la estrategia del sujeto revolucionario ha pasado por el
movimiento tríadico dialéctico también en el pensamiento estratégico político
de sus líderes más relevantes y en las
estrategias y tácticas políticas que efectivamente acometieron con éxito en perspectiva histórica en cada ocasión:
En lo político Marx y Engels
la Liga de los Comunistas y La primera internacional apostaron a una insurrección mundial de la clase obrera
que como reguero de pólvora se extendiera por todo el mundo . En ese tiempo el
mundo era Europa. Si Europa se volvía comunista
el resto del mundo se “comunistizaría”
en un tris. Tenían en su cabeza la imagen de las revoluciones
burguesas pasadas y sobre todo la última y mas reciente Francia 1789, impactando de uno en uno en todos los países europeos y barriendo con
los restos del feudalismo pero además dando
lugar a la expresión de sectores “jacobinos” extremistas que ya anunciaban desde la revolución inglesa
de 1648 la aparición de la “clase nueva” que quería ir más allá.. Este
pensamiento se refleja con claridad en una de las pocas obras específicamente
políticas de estos autores “La Guerra Civil en Francia” En el el prólogo a la edición de 1895 Engels dice
refiriéndose a 1848 “cuando el levantamiento
de París encontró su eco en las
insurrecciones victoriosas de Viena, Milán y Berlín; cuando toda Europa , hasta la frontera rusa, se vio arrastrada al
movimiento; cuando más tarde en Junio, se libró en París entre el proletariado y la burguesía, la
primera gran batalla por el poder; cuando hasta la victoria de su propia clase
sacudió a la burguesía de todos los países, de tal manera que se apresuró a echarse de nuevo en los brazos de la reacción monárquico-feudal
que acababa de ser abatida, no podía caber para nosotros ninguna duda , en las
circunstancias de entonces, de que había comenzado el gran combate decisivo y
de que éste combate había de llevarse a término en un solo período
revolucionario largo y lleno de vicisitudes”[20].
Lo de la extensión y complejidad del proceso
evidenciaba que ni Marx ni Engels eran ingenuos respecto de
la fuerza de la burguesía pero
evidentemente no alcanzaron a visualizar la dimensión histórico temporal de un
proceso que recién se estaba poniendo en marcha con cierto dinamismo si
consideramos que los sucesos de mediados y fines del siglo
XIX no eran más que la culminación de
una primera etapa de luchas populares que se iniciaron con las primeras
revueltas campesinas de los siglos XIII y XIV. Pero su imagen de la revolución mundial en términos más o menos coetáneos a la que llamaban los párrafos del más genial panfleto político de todos los
tiempos “El Manifiesto Comunista” era eso solo una imagen .Y no se dio. (¿Se le
podrá a alguien cruzar por la cabeza la idea de que por ello fracasaron?) .
El leninismo y la
Revolución de Octubre pueden
considerarse, en los términos dialécticos que estamos proponiendo aplicar de
este modo un tanto superficial, fueron en
realidad una negación de aquella estrategia soñada por los fundadores del
marxismo. Es cierto que hasta el momento
mismo del asalto al Palacio de Invierno y un
tiempo (demasiado) más seguía
revoloteando por las exaltadas cabezas
de los ejecutores del asalto histórico , y de todos los marxistas del mundo , de que
esa iba a ser la chispa del reguero de
pólvora que alcanzaría, en un tiempo prudencial, todo el mundo “civilizado” (
ahora se incorporaba a ese término incluso a los EEUU de América). Pero esta
creencia duró poco. Cuando Lenin lo obliga a Trotsky a ir a firmar la paz de
Brest con los alemanes ya se nota
en él cierta jerarquización de la
idea de una prioritaria consolidación de
la revolución en Rusia, frente a la
posibilidad ( que su perspicacia empieza a a ver como remota) de un avance triunfal de la revolución socialista por el
mundo, a punta de cañón y supuestos levantamiento populares e insubordinaciones de tropas enemigas. Luego de la fracasada aventura militar hacia Polonia y ya harto de esperar la revolución en Alemania se empieza a notar, claramente, en todas las decisiones de Lenin el
convencimiento de que lo que habían logrado hacer él y los suyos era una revolución socialista en un solo país o un grupo de países, bastante atrasados a lo que llamaron Unión Soviética, pero
que estaban ante un fenómeno nuevo, propio de un
mundo capitalista nuevo,
claramente definido por él mismo como “Capitalismo monopolista de estado” y que
ello significaba que iban a tener que aguantar desde ese solo país, y a la espera
de que en un tiempo incierto
otros se le sumen, toda la presión del
nuevo esquema del capital imperialista
mundial sobre sus hombros y así
aguantando y sumando ganar
finalmente la imposición del socialismo a nivel mundial. En términos de la
teoría política marxista haciendo un
análisis profundo con base en el materialismo histórico eso era imposible. Pero era lo que estaba pasando. Y así negando
la estrategia inicial postulada rudimentariamente por los padres
fundadores del marxismo de que la
revolución tenía que ser internacional , el leninismo, luego transformado en estalinismo , maoísmo y
castrismo (en Latinoamérica) logró la construcción más monumental de una
experiencia política y geopolítica
concreta que, no sólo aguantó la
embestida más brutal de toda la historia humana
que le propinó el imperialismo,
con un pico de destrucción masiva en la segunda guerra mundial, sino que mostró niveles de desarrollo inimaginables fuera del esquema de la avaricia competitiva
propio de la naturaleza del capital, neutralizó y condicionó al desarrollo capitalista y dejó instalada en el mundo
y particularmente en países como
Rusia, China, Cuba y Vietnam una conciencia de clase y un
orgullo por la verdadera soberanía
nacional irreversibles.
De todos modos la dialéctica es implacable y la
contradicción de tal experimento con lo que indican los principios
fundamentales de una teoría como el materialismo histórico, que
por algo es llamada científica, estaba en el seno de todo este proceso y por
eso la posibilidad de que se fueran dando sistemáticamente revoluciones socialistas una por una , en cada país, hasta completar
los ciento y pico que conforman el concierto mundial de
naciones y hacer esto en la cara al poder capitalista mundial que estaba
demostrando tener resto para el
desarrollo de las fuerzas productivas, fracasó finalmente y esta segunda etapa que había sido la negación
dialéctica de la primera
terminó en parálisis, degradación
y caída en los últimos años del milenio.
Precisamente cuando el capitalismo volvía a cambiar de estrategia de acumulación
por la imparable caída de la tasa de
ganancia, aprovechando el desarrollo de las fuerzas productivas , especialmente
la tecnología de transportes y comunicaciones.
Pero en la dialéctica toda negación tiene una negación de la
negación En este nuevo y final movimiento
que tiene como consecuencia el cierre y la superación de la unidad dialéctica
del proceso, es decir la finalización definitiva del capitalismo, surgen para
nosotros dos nombres que sintetizan el
nuevo cambio de estrategia del sujeto revolucionario mundial, estrategia que en forma espiralada se acerca como retrocediendo al momento inicial pero en
un nivel superior definitivo. Este movimiento constituye la estrategia de
llegar a la construcción del socialismo en forma articulada e integral y cuasi simultánea a nivel mundial ( como lo
pensaban Marx y Engles) pero a partir de un desarrollo monumental de las
fuerzas productivas que ponen a los países continentales herederos de la
elevación de la conciencia de clase
generada en medio de la paradoja revolucionaria
del siglo XX como guías, ordenadores y
contenedores del complejísimo proceso que supone nada más ni nada menos que la finalización de toda una era de
guerras enfrentamientos explotaciones marginaciones discriminaciones (incluida la más grande de todas ellas es decir la de género). Esos dos personajes
simbólicos son, al menos por el momento
por el momento Deng Xiao Ping y Fidel Castro.
Deng supo dar el
“timonazo” en el rumbo de China con una precisión y un sentido de la
oportunidad histórica que solo una visión verdaderamente marxista puede
hacer. Porque que nadie se
engañe Todo lo que hicieron Deng y sus
camaradas en China y que se continúa
hasta hoy fue hecho desde una estrategia marxista y una comprensión cabalmente dialéctica de lo
que es materialismo histórico.
El profesor Liu Ji
teórico cercano a Jiang Zeming
legítimo heredero de la
línea de Deng en la política China expresó en 1997 “ Deng Xiaoping dijo que sino
se reforma el sistema político no se podrá profundizar en la reforma económica
e incluso se perderá el éxito de ésta Sin reforma política nos encontraremos en
un callejón sin salida. Según el marxismo, en efecto, la economía es la base, y
la política la superestructura. Cuando cambia aquella debe hacerlo esta. La
URSS reformó el sistema político sin hacer antes la reforma económica. Esto va
contra el marxismo. El resultado fue una ´revolución’ que hundió la base económica socialista Esto nos enseñó
mucho . Sin embargo cuando el sistema
económica cambia y no hay reforma política estamos contraviniendo también las
ideas básicas del marxismo…”[21].
Ya se ha remarcado anteriormente la vigencia del pensamiento de Marx y del
marxismo en general en el fundamento
ideológico político y económico de la República Popular China y sus
líderes y con renovados bríos a partir
de la nueva elección de Xi Jinping como autoridad máxima del gobierno y del
Partido. Es Marxismo y también Leninismo
y también maoísmo y también “deng xiaopinismo” , en una unidad de las negaciones dialécticas
que dan lugar al universal concreto.
Fidel que vivió igual que Deng el período anterior del imperialismo y los
socialismos país por país pero que alcanzó
igual que Deng a vivir el cambio de época pudo notar y hacer saber a la humanidad que estamos ante un cambio civilizatorio es decir no sólo ante la caída del capitalismo sino ante el fin
de una era histórica entera y también encontró un camino de transformación de la
estratégica cubana de supervivencia y
adecuación al nuevo contexto internacional ( que a la isla la golpeó en forma especialmente cruel)
iniciando estratégicamente el entramado
en articulación para la integración
regional latinoamericana en primer lugar
con la revolución bolivariana de Venezuela
pero también con gobiernos como los de LuLa, en Brasil Evo Morales en Bolivia Correa en ecuador y los Kirchner en
Argentina y con otros países de Latinoamérica
y el Caribe que no planteaban
necesariamente el socialismo como
objetivo político ni mucho menos el marxismo como su ideología de base. Ese
proyecto a pesar de los golpes ( en sentido político estricto) que ha sufrido por un
contraataque del imperialismo financiero no sólo no está acabado sino que está
en plena batalla por contra contraatacar
. avanzar en la integración verdadera de los pueblos y gobiernos regionales y
sumar ese proyecto continental a la ruta de la Seda u otras propuestas que
vengan con la intención de cooperación complementación e integración mundial.
Una vez que se termine de quebrar el espinazo del
capitalismo neoliberal financiero y sea definitivamente desplazado del poder
mundial y neutralizadas su posibles acciones depredadoras hasta derrotar su
estrategia conspiracionista
desestabilizadora, a través de sus maniobras de espionaje mentiras mediáticas y el acciona de grupos subversivos, y terroristas, como ya se ha logrado en Siria, se ganará la
paz, la estabilidad y se consolidarán
las alianzas y estructuras
internacionales que se están conformando
en torno a las propuestas racionales chinas
rusas y de un grupo casa vez más
numeroso de países que se suma a este
impulso, entre ellos varios países
latinoamericanos y del Caribe. Esto va a determinar a su vez a los propios gobiernos de los países capitalistas
desarrollados, en los que las
clases populares ya están en lucha
contra el neoliberalismo, a
reformar, reprogramar y a poco dar
virajes profundos a sus políticas y
unirse a una planificación y un programa económico político y social mundial enfocado
en el verdadero desarrollo ecológico sustentable de la humanidad sin
exclusiones de ninguna región, pueblo o
grupo humano en formas articuladas
complementarias y sinérgicas.
Se abrirán entonces las puertas para el avance de la
igualdad, la dignidad, la verdadera libertad y las realizaciones personales y
comunitarias e identitarias, que resisten hoy en lucha en todas las partes del
mundo.
Mariano Ciafardini
Doctor en Ciencias Políticas Universidad de Buenos Aires
Instituto Argentino de Estudios Geopolíticos (IADEG)
Mayo 2018
E mail mciafard@gmail.com
Dirección postal
Martin Coronado 336 Acassuso
Pcia. de Buenos Aires Argentina CP 1641
Te 54 911 44073137
[1] En
este sentido ver Jorge Beinstein
“Alertas rojas Señales de implosión en la economía global, Pagina del autor en
internet (4 febrero 2018)
[2]
Pérez Soto Carlos Clases en internet febrero 2018.
[3]
Hegel G.W F “Filosofía del Derecho” parágrafo 346 Ed Claridad 2009 Buenos Aires (pag 273). En otras
traducciones la palabra “momentos” a
sido traducida como “estadíos”.
[4]
Dri, Rubén “La Rosa en la Cruz” Ed. Biblos 2009 Buenos Aires (pag.220).
[5]
Taylor, Charles “Hegel” Ed Anthropos 2010 México (pag.337) El remarcado es
nuestro.
[6] Ciafardini
Mariano “Globalización tercera-y última- etapa del capitalismo” Ed Luxemburg
Buenos Aires 2011
[7]Ciafardini
Mariano “ El sujeto histórico en la globalización” Ediciones Centro Cultural de
la Cooperación” Buenos Aires 2016
[8]
Marx Karl “Elementos fundamentales para la crítica de la economía política.
Grundrisse 1857-1858” Ed Siglo XXI 2007
Buenos Aires (pag 4)
[9] Op
cit (pag 5)
[12]
Ver en este sentido “Globalización tercera y última…” Debe aclararse que si
bien Lenin siguiendo en esto particularmente a Hilferding hace en “El
Imperialismo ..” importante hincapié en ¨Los bancos y su nuevo papel” e
introduce términos como el de “oligarquía financiera”, lo que lo hace
considerar al imperialismo como una “fase particular “ del capitalismo que en cierto modo es la “antítesis” de la
anterior, es la “sustitución de la libre concurrencia por los monopolios
capitalistas”.
[13]
Ciafardini Op cit p148
[14]
Ciafardini op cit 172
[15]
Dirmoser Dietmar “La gran marcha china hacia el oeste” La Nueva Sociedad n°
270 Buenos Aires 2017 (pags 30 y
31) Los signos de interrogación son
nuestros.
[17]
´Chesnais Francois “Finance Capital Today”. Brill Boston 2016 (pag 71) La
traducción es nuestra
[18]
https://marxismocritico.com/2012/10/03/marx-el-regreso-del-gigante/
[19] Gu Hailiang “Cómo el Marxismo cambia el
mundo” párrafos extraídos de la
versión en idioma chino con traducción al español por encargo
nuestro.
[20]
Marx Karl “La lucha de Clases en Francia de 1848 a 1850” Espasa Calpe Madrid
1985 p 65
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