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domingo, 31 de mayo de 2015

EEUU PREOCUPADO POR EL “SOCCER”

La Fiscal de EEUU Loretta Lynch, declaró que el Departamento de Justicia Norteamericano está “decidido a acabar con la corrupción en el mundo del fútbol”.
 Más allá del incipiente incentivo que se le ha dado en ese país, en las últimas décadas a este deporte,  sin logros que se hayan traducido en calidad de juego, no sabíamos que Norteamérica estuviera hoy tan futbolera. Tanto más cuando ellos le llaman “foot ball americano”  a otro deporte que contará con un gran público en EEUU pero  no tiene, ni por asomo, la popularidad mundial del nuestro.
Lo que sí se sabe, es que los gobiernos de EEUU tienen una larga tradición en pervertir el sentido de las cosas, no solo en cuanto a denominar “balón pie”  a algo que  juegan mayormente con la mano, sino a usar causas válidas y nobles, como el combate contra delitos que repugnan a la humanidad, con un sentido artero de expansión de su dominio político internacional.
El caso de la lucha contra las drogas es un ejemplo claro y que ya todo el mundo está terminando por entender. Lejos  están de intentar realmente  bajar los impresionantes niveles de consumo de su población (se cree que el piso es una tonelada diaria). Si lo  lograran (junto con Europa Occidental) terminaría definitivamente con la cuestión  del narcotráfico y todos sus daños colaterales al nivel mundial, al desaparecer la posibilidad de las  ganancias monumentales que lo sostienen.
Claro que dentro de estas ganancias está la ganancia impresionante del sistema bancario internacional y particularmente el de EEUU, por donde circulan mayormente estos fondos  ilegales “lavados”. Además, si el problema del tráfico internacional de drogas desapareciera o pasara a segundo plano,  por convertirse en un ilícito de menor magnitud y poder, la DEA y todas sus delegaciones en casi todos los países del mundo, y la injerencia de los EEUU en la política interna de seguridad de casi todo el mundo, con la excusa de combatir el narcotráfico, se quedarían sin argumento sensibilizador.
¿Alguien, amante o no del fútbol, puede estar en contra de la lucha contra la corrupción y el enriquecimiento endemoniado de las trenzas y mafias del “negocio del fútbol”? En realidad le estamos llamando “escándalo” a algo que todos ya sabíamos. Maradona es el ejemplo paradigmático de este deseo que teníamos todos de que todo esto se denuncie y se persiga. Pero Diego no debería olvidar que la perversa preocupación de los EEUU por la transparencia en el fútbol ya lo tuvo a él como víctima principal en momentos en que, a la cabeza de nuestra selección en el mundial de 1994, estaba a punto de llenar de goles los arcos made in USA, ante la mirada de todo el mundo. “Casualmente”  le tocó a él el análisis antidoping, pese a que todos sabemos (como sabíamos de los negocios oscuros de la FIFA) que muchos deportistas profesionales pueden jugar con ciertos niveles de estimulantes o pueden tener residuos de estimulantes ingeridos  con fines no competitivos  pero que  a determinadas estrellas nunca le tocan esos análisis sobre todo   en eventos de esa naturaleza. Esto lo han reconocido públicamente por ejemplo el magnífico Andre Agassi.
 Es decir, como siempre que se trata del tipo de  imperio de la ley, característico del sistema de las “democracias” liberales actuales, se convive con una práctica cotidiana del delito y la corrupción a todos los niveles y conocida por todos, y se administra la represión  selectivamente, en   la oportunidad y contra los sujetos que al sistema le convenga.
Y hablando de la oportunidad y conveniencias para algunos, deben destacarse en el caso dos  o tres circunstancias. La primera es que este “escándalo” podría llevar a revisar la designación como sede del mundial 2018, que es Rusia, e incluso a iniciar investigaciones contra integrantes del gobierno ruso a partir de cualquier hecho  que se le ocurra a la fiscal americana tomar como indicio de ilegalidad, ya que varios de los delitos que se imputan como la “conspiracy” y el “money laundering” son de una tipicidad tan lábil  que  en el marco de la investigación se podría llegar hasta el mismísimo Papa por su afinidad con San Lorenzo de Almagro . La segunda es que precisamente en el congreso de la FIFA  n° 65 que acaba de inaugurarse uno de los puntos  a tratar  era  la expulsión de Israel  por racista  cosa que con todo este “escándalo” ha pasado a segundo plano. La tercera relacionada con la interna política norteamericana es  que al estar involucrados en el lavado de dinero en EEUU varios bancos de grupos financieros opuestos y en guerra financiera como el Citigoup, por un lado, y el JP Morgan y el Bank of America, por el otro, habría que ver cuál de ellos cae peor parado con todo esto  y cual se salva, por aquello de que: si quieres saber quién está detrás  del asunto fíjate a quien le sirve.
 Otra circunstancia de carácter más general es que EEUU no ha podido hasta ahora entrar en el control del negocio billonario que regentea la FIFA  en tanto que tiene tan solo un voto dentro de los más de doscientos  y, mal que les pese,  no han podido colonizar la organización como si lo han hecho con  las Naciones Unidas,  ni imponer ninguna condición a partir de lo deportivo,  debido al peso  insignificante de su selección nacional (por mas dólares que lleven gastados en el intento de mejorarla)
Si esto suena a interpretación demasiado conspirativa yo contestaría  con los dichos de un amigo: “El hecho de que yo sea paranoico  no es prueba suficiente de que no me estén persiguiendo”. Mucho menos si todo empieza por un llamativo esfuerzo extraterritorial de la justicia de  EEUU por  “terminar” con la corrupción en el mundo de un deporte que los norteamericanos ni siquiera pueden llamar por su nombre correcto.
Mariano Ciafardini
Profesor de Derecho Penal y Criminología UBA
Instituto Argentino de Geopolítica (IADEG)