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martes, 4 de julio de 2017

EL PROXIMO G 20 ¿Un punto de inflexión?


En un mundo atravesado por una partición binaria política que se podría esquematizar sociológicamente entre incluidos y excluidos pero que en realidad refleja la partición también binaria anunciada ya en 1848, entre el trabajo  y  el capital, todos los realineamientos políticos coyunturales por más complejos y diversos que parezcan terminan tendiendo hacia uno de los polos de esa binariedad.  .
Parece que a pesar de toda el agua que ha corrido bajo los puentes desde la época bipolar por excelencia de la guerra fría,  la tendencia a la polarización continua.  Y por qué no habría de ser así si la contradicción principal  “biopolítica” sigue sin resolverse.
Ya está quedando bastante claro que en el mundo no hay tres, cinco  o cientos de centros de poder paralelos de la misma intensidad a nivel global,  sino que son, nuevamente, solo dos.
Uno es el proyecto que nace a mediados de los 80 con el resurgimiento del neoliberalismo de un sesgo marcadamente financiero y que se confundió desde un principio con el término globalización (lo que no es exacto porque globalización implica un proceso mucho más complejo relacionado con el desarrollo de la fuerzas productivas y las formas de producción comercialización y acumulación del capital y grandes transformaciones en la estructuración del sujeto histórico del cambio).
Este es el proyecto financierista  que hace pivote en Wall Street y  la City de Londres corporizado en   grandes corporaciones bancarias como el “City Group”, toda la banca Rotschild,  EL BANCO Santander, el HSBC y algunas otras grandes entidades financieras, cuya estrategia es la de condicionar la producción a lo que convenga a un mayor y más rápido retorno de la renta financiera, aunque ello implique una producción irracional superflua, de consumo inducido por la propaganda, totalmente coyuntural,  sin planificación alguna  y que corre hacia delante sin saber (es más , sin que le interese saber) a donde lleva esta huida hacia el futuro, con alta dosis de apuesta y especulación.
Este “proyecto” apunta  a  una matriz geográfica de  grandes ciudades,  centros lujosísimos implantados a lo largo y ancho del globo, principalmente ciudades capitales, con importantes infraestructuras y tesoros artísticos invaluables, convertidas en plazas financieras, nodos de una red financiera global, habitadas por hiper-ricos  y clases medias acomodadas y, por supuesto, con necesarios  comandos de fuerzas de élites policiales y militares que garanticen la seguridad. Fuera de las murallas de estos  centros de la vida “a full”,  centros fabriles automatizados, rigurosamente controlados, en un primer cordón  de segmentariedad  de la especialización del trabajo. Y luego la gran llanura de “ilotas” supervivientes, excluidos incluso de un trabajo agrario  altamente tecnificado y  automatizado con poca  necesidad de mano de obra. Masas destinadas a un maltusianismo regulatorio demográfico a partir de la eliminación física para la que ya va preparando  las conciencias la usina ideológica de Hollywood con la moda de los “zombies” y los muertos vivos  Es decir personas que se pueden matar ( o dejar morir)  sin mayor remordimiento porque, en realidad, ya están muertos.
Frente a ese “proyecto”,  y a partir  de un fenómeno que se inició  como parte indispensable de  la estrategia neoliberal antes descripta,  de relocalización  y tercerización de la producción para lograr la  gran acumulación de capital nunca vista en la historia humana, se fue desarrollando otro proyecto. Primero subsidiariamente  pero luego fue adquiriendo     autonomía imparablemente  y, finalmente, a partir  del inicio del milenio, se constituyó  como eje alternativo contrapuesto al neoliberalismo financierista. Esto sucedió  en  países que fueron denominados “emergentes”, principalmente China, que, en efecto, emergieron en forma industrial tan velozmente que  pasaron los límites  de la subsidiariedad  que se suponía que no debían superar.
Es decir que el propio sistema capitalista, hoy neoliberal, a partir  de la inevitable contradicción que lo atraviesa ha creado su propia alternativa (¿no afirmaba acaso esto Marx ya también en 1848)?  Esta alternativa  se ha desarrollado  en forma de  un proyecto  que, en términos clásicos  de los usados en los siglos XIX y gran parte del XX, se podría llamar también capitalista y de mercado, pero  puesto a funcionar en este momento histórico del capitalismo paradigmáticamente financiero,  se ha convertido en una traba, un escollo, algo que hace entrar en cortocircuito a la expresión real del capitalismo actual que es su expresión financiera pura y dura.
 Ensayando un punto de vista pretendidamente hegeliano podríamos decir que  no hay  nada más subversivo  para un sistema que se está desarrollando  en sus ritmos históricos,  que confrontarlo con sus formas del pasado, pues estas  ya nunca  son, ni pueden ser las mismas formas exactas del pasado en tanto que  adoptan, por necesidad dialéctica, un aspecto de síntesis entre elementos positivos del pasado  y lo sincretizan con una perspectiva futura que niega el sistema actualmente imperante. Estas perspectivas que se hallan presentes en esta nueva alternativa que ha surgido desde los “emergentes” contiene ni más ni menos que elementos nodales de   las prácticas  de la planificación, la industrialización y la cooperación internacional, enemigos jurados  de la esencia del capital financiero.
De hecho políticamente el mundo se ha configurado así: China , Rusia , la Organización de Cooperación de Shangai y los Brics por un lado  y los poderosso sectores del capital financiero ya mencionados  que manejan los servicios secretos y dominan poderosos sectores de la política y la FFAA de EEUU Europa Occidental y otros países del mundo.
 Los choque directos entre estas dos fuerzas mundiales se ven en Siria, en Ucrania, en el mar de la China, también en América Latina situaciones como las de Venezuela y Brasil revelan finalmente esta tensión bipolar pero, además, en el mundo “desarrollado” se sienten impactos que parecieran indicar que la que está avanzando realmente día a día,  en un complejo camino de idas y venidas, pero con saldos medibles, es la opción alternativa  de un programa industrialista  de construcción de una gran infraestructura de comunicación mundial  y de incentivación del comercio  en el marco de una planificación de complementariedades que aunque aún muy general e incompleta y con contradicciones promete irse desarrollando.
 Hoy por hoy eso recibe el nombre de Ruta de la Seda  e integración Euroasiática, y, en nuestro ámbito,  Integración Latinoamericana y del Caribe,  aunque la región esté atravesando un momento de convulsiones gravemente desestabilizantes del proyecto.
Los síntomas del impacto del impresionante desarrollo de este proyecto alternativo   en el “mundo desarrollado  son sin ir más lejos el hecho de que  Trump  haya ganado las elecciones en los EEUU y sea su presidente. Ello, más que cualquier otra cosa, representa la imposibilidad del grupo financiero globalizador de imponer su candidata  en el corazón mismo del gobierno de su proyecto. Trump destruyó el equilibrio  de las relaciones con la UE y especialmente con la Alemania de Merkel que constituía el eje político internacional del proyecto globalista financiero. Otro ejemplo es el “Brexit” que altera nada más y nada menos  que al segundo centro de la estrategia neoliberal financierista: la City de Londres y, por si fuera poco, los principales gobiernos aliados de la estrategia financierista global, es decir los países  usurarios de la Unión Europea: Alemania y Francia, se encuentran en una crisis crónica temiendo todos los días que no caiga en cadena el sistema bancario italiano, lo que haría que la crisis Griega pareciera un simple problema de caja.
Hecha esta descripción somera del panorama mundial reamente existente debe decirse que todos estos actores van a encontrarse cara a cara  en la ciudad alemana de Hamburgo el 7 y 8 de julio.  
La historia del G 20 es realmente significativa y sugestiva. En la década de 1970 los países capitalistas más poderoso para hacerse fuertes y limar las asperezas de la crisis del petróleo crean el G7 ( Alemania , Canadá, EEUU, Francia, Italia, Japón y Reino Unido). Cuando el avance del neoliberalismo atropellaba como locomotora se incluyó a una Rusia devastada, corrupta y entregada de pies y manos a los grupos financieros por el gobiernos de Yeltsin en 1999 y se forma el grupo de los 8 que tenía su antecedente en el grupo de los 7 + Rusia. Ese mismo 1999 se produce la primera advertencia seria sobre el rumbo de la tan triunfante hasta entonces globalización con la crisis de los “Tigres Asiáticos”, lo que llevó a un primer gesto de temor y prudencia que impulso a pensar en un grupo más ampliado que incluyera ya no sólo a Rusia sino a países emergentes que se estaban desarrollando a tasas mucho más elevadas que los “desarrollados” principalmente a China. Pasado ese primer susto  la cosa quedo en un cierto “stand by” hasta que la crisis del 2008  obligó al “stablishment” capitalista occidental  financierista  principalmente a EEUU y la UE a reconocer que no se podía seguir sin retomar sistemáticamente la reunión de los 20 que desplazó en importancia al G8 Y a un G8 ampliado que llegó a funcionar  en algún momento. Desde entonces la alianza chino-rusa (país este último que en el 2000 hizo un giro radical desde el entreguismo humillante de Yeltsin al nacionalismo en marcha de Putin), comenzó a tallar fuerte en el G 20 a punto tal que  hasta en el Foro de Davos  de enero de 2017,  donde están  todos los miembros del G 20 más muchos otros grupos e instituciones, fue el presidente Xi Jinping quien abrogó por el libre comercio mundial, criticó del proteccionismo y se convirtió en la voz cantante de la reunión.
Pero el precedente más indicativo de lo que va a ocurrir en el G 20 del 7 y 8 de julio en la cumbre de Hamburgo se puede rastrear en el relanzamiento de mayo de este año del proyecto de la Ruta de la Seda en el Centro Internacional de Convenciones de Beijin con la presencia de más de 100 mandatarios del todo el mundo  y una delegación de primera línea de los EEUU.
Ha habido algunas señales muy llamativas  en el gobierno de Trump a pesar de toda su gesticulación  belicista  y de ciertas acciones provocadoras que responden seguramente a la presión del complejo militar industrial que lo sostiene (hay que entender que Trump no pertenece al riñón de ninguno de los grupos financieros que se enfrentan en los EEUU  porque lo que su situación política es muy precaria. Estos hechos llamativos son por un lado que el 22 de junio  el funcionario de mayor jerarquía en la política exterior de China Yang Jiechi se reunió con el presidente Trump quien dijo que Estados Unidos está dispuesto a cooperar en proyectos relacionados  con la iniciativa de la Franja y la Ruta.
Los días 20 y 21 de junio se llevó a cabo en Pekín el “Noveno Diálogo Oficial Estados Unidos-China de Alto Nivel”, copatrocinado por la Cámara de Comercio de Estados Unidos y el Centro de China para el Intercambio Económico Internacional, y al final emitieron una Declaración Conjunta en la que señalan que “ambas partes coincidieron en que los dos países pueden participar en cooperación plena bajo la iniciativa de la ‘Franja y Ruta’ y a través de diversos otros medios”. Ambas partes acordaron realizar una conferencia conjunta sobre la Franja y la Ruta dentro de los próximos 12 meses.
Más de 200 funcionarios del gobierno chino y estadounidense se reunieron en San Francisco, California, junto con representantes de compañías de infraestructura, en el “Foro de Cooperación en Transporte EU-China 2017”, en donde el cónsul general de China dijo que “la cooperación entre China y Estados Unidos en el frente de la infraestructura está lista para convertirse en el nuevo hito en la participación comercial entre los dos países”.
En Detroit Michigan, más de 3000 participantes llenaron el Centro Cobo el pasado 20 y 21 de junio en la conferencia patrocinada por el presidente de la compañía china de comercio internacional Ali Baba, Jack Ma. El vicegobernador del estado de Michigan, Brian Calley, dijo durante su intervención en el acto que el comercio con China, “es la situación tradicional en la que todos ganan”. Por su parte, Ma le dijo a los asistentes: “Si se pierden China, pierden el futuro”.
Todos los informes indican que el Presidente Trump espera tener una reunión bilateral oficial con el Presidente Putin el 7 de julio durante la reunión del G20 en Hamburgo; no un mero “encuentro casual” al margen de la reunión, sino una verdadera cumbre, y también sostener una reunión similar con el Presidente de China, Xi Jinping, ahí mismo. La prensa británica como los diarios Independent y Telegraph de Londres, se muestran muy consternados ante esos informes (que comenzó a difundir inicialmente la agencia Associated Press), por el temor de que Trump y Putin puedan tomar decisiones sobre cooperación, como hicieron Trump y Xi en Mar-a-Lago.
Por su lado Merkel quien después del fracaso de Hillary y del Brexit inglés se ha transformado en la voz cantante del proyecto financiero mundial globalizador , recuperando un poco los alicaídos ánimos con el triunfo de Macron representante de la banca Rothschild está preparando una alianza entre todos sus adláteres europeos  para hacer frente a esta posibilidad de acuerdo  Trump- Putin- XI,  atacando fundamentalmente a Trump  y a Rusia . Todo ello indica un escenario de fuerte enfrentamiento del que puede salir a la realidad un escenario todavía medio oculto en el que se advierta ya más claramente que el proyecto Chino- Ruso- tercermundista es ya dominante en el juego de fuerzas globales.
MARIANO CIAFARDINI

OGEOC