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sábado, 28 de noviembre de 2015

CUI BONO


Cuando la investigación de un crimen se topa con una trama compleja de indicios y sospechas cruzadas que advierten que es un caso de difícil resolución los detectives e investigadores más avezados se preguntan: ¿a quién benefició el hecho cometido?
Tal vez sea la pregunta de la que deben partir  los esfuerzos por explicar  los acontecimientos violentos que se suscitan con cada vez más frecuencia en el ámbito internacional.
Esta pregunta arrojó por ejemplo mucha luz  sobre los atentados  a las torres gemelas frente a la pantomima mediática que vendió globalmente el cuento infantil de los buenos y los malos sin más aclaraciones.
 Los buenos y los malos existen pero no son exactamente los que el modelo hollywoodense nos muestra.
Aplicando esta lógica a los tremendos recientes  ataques terroristas en Paris, si  luego de la inevitable conmoción inmediata  uno resiste el impulso pavloviano  a cargar contra el chivo expiatorio y levanta la mirada para ver el todo,   puede advertir  claramente que lo novedoso en la escena política internacional de la región euroasiática, inmediatamente anterior  a los luctuosos hechos parisinos, fue la notable ascensión  del rol ruso  en el conflicto sirio al tomar la iniciativa clara de  asumir la vanguardia de la lucha contra el Estado Islámico con claridad y sin las ambigüedades que venían caracterizando la intervención de los países “occidentales”, Francia entre ellos, pero principalmente EEUU cuya política exterior en la zona va de los extremos de estar involucrado en la creación o el fortalecimiento  del Estado Islámico, hasta  la alianza con Rusia para bombardearlos.
Lo de Rusia fue, en términos de política internacional, casi paradigmático  ya que, por primera vez en la historia, quedó frente a la lucha contra el terrorismo un país que no  es EEUU y que ni siquiera es “occidental”. Y, para decirlo sin eufemismos, un país que representa un proyecto político internacional opuesto al esquema Washington-Londres- Paris y que en unión con China está generando un polo alternativo de poder  mundial que ya empieza a dar señales de reconstrucción de una nueva bipolaridad, incluso más allá de  las intenciones  reales de sus actores.
La consecuencia político internacional  inmediata de los atentados yihadistas en las calles de Paris fue catapultar a Francia hacia la iniciativa militar en Siria  y a partir de allí  lograr el apoyo y la inmiscusión directa de Alemania en la escalada guerrerista.
 Todo ello en simultáneo con el derribo de un avión de pasajeros Ruso  por una bomba supuestamente puesta por grupos terroristas (según la sospechosa información de la inteligencia británica que dio la primicia cuando el hecho acababa de cometerse) y el de un avión  bombardero ruso  perteneciente a la escuadrilla de ataque al EI,  alcanzado por el fuego oficial de Turquía (miembro de la OTAN) con el pretexto de que invadía el espacio aéreo nacional.
Esto último  debería haber llevado a todo el mundo a preguntarle a  Recep Erdogan, y a la OTAN,  qué es más importante para ellos, si la supuesta “violación” por 17 segundos del espacio aéreo nacional, que no causa ningún daño  en vidas ni en bienes y que es fácilmente aclarable en dialogo diplomático, o la lucha real contra el terrorismo del EI, del que dicen estar en contra  aunque se sospeche que los servicios de inteligencia turcos, así como los saudíes también han tenido algo que ver en la propia creación y fortalecimiento del engendro terrorista de moda  (y de que el hijo de Erdogan está haciendo jugosos negocios con él).
Los beneficiados son varios y la principal perjudicada es la estrategia geopolítica Ruso-Siria, de acabar  con la guerra y la desestabilización en la región. De todos modos lo sucedido hasta ahora no ha sido  suficiente como para desestructurar  el armado político militar ruso que sigue siendo el más consistente. Esperemos que ello desaliente estos intentos desesperados de ganar la iniciativa perdida  y el afán de utilizar recursos tan perversos en la disputa global.
Mariano Ciafardini

Instituto argentino de Estudios Geopolíticos (IADEG)

domingo, 31 de mayo de 2015

EEUU PREOCUPADO POR EL “SOCCER”

La Fiscal de EEUU Loretta Lynch, declaró que el Departamento de Justicia Norteamericano está “decidido a acabar con la corrupción en el mundo del fútbol”.
 Más allá del incipiente incentivo que se le ha dado en ese país, en las últimas décadas a este deporte,  sin logros que se hayan traducido en calidad de juego, no sabíamos que Norteamérica estuviera hoy tan futbolera. Tanto más cuando ellos le llaman “foot ball americano”  a otro deporte que contará con un gran público en EEUU pero  no tiene, ni por asomo, la popularidad mundial del nuestro.
Lo que sí se sabe, es que los gobiernos de EEUU tienen una larga tradición en pervertir el sentido de las cosas, no solo en cuanto a denominar “balón pie”  a algo que  juegan mayormente con la mano, sino a usar causas válidas y nobles, como el combate contra delitos que repugnan a la humanidad, con un sentido artero de expansión de su dominio político internacional.
El caso de la lucha contra las drogas es un ejemplo claro y que ya todo el mundo está terminando por entender. Lejos  están de intentar realmente  bajar los impresionantes niveles de consumo de su población (se cree que el piso es una tonelada diaria). Si lo  lograran (junto con Europa Occidental) terminaría definitivamente con la cuestión  del narcotráfico y todos sus daños colaterales al nivel mundial, al desaparecer la posibilidad de las  ganancias monumentales que lo sostienen.
Claro que dentro de estas ganancias está la ganancia impresionante del sistema bancario internacional y particularmente el de EEUU, por donde circulan mayormente estos fondos  ilegales “lavados”. Además, si el problema del tráfico internacional de drogas desapareciera o pasara a segundo plano,  por convertirse en un ilícito de menor magnitud y poder, la DEA y todas sus delegaciones en casi todos los países del mundo, y la injerencia de los EEUU en la política interna de seguridad de casi todo el mundo, con la excusa de combatir el narcotráfico, se quedarían sin argumento sensibilizador.
¿Alguien, amante o no del fútbol, puede estar en contra de la lucha contra la corrupción y el enriquecimiento endemoniado de las trenzas y mafias del “negocio del fútbol”? En realidad le estamos llamando “escándalo” a algo que todos ya sabíamos. Maradona es el ejemplo paradigmático de este deseo que teníamos todos de que todo esto se denuncie y se persiga. Pero Diego no debería olvidar que la perversa preocupación de los EEUU por la transparencia en el fútbol ya lo tuvo a él como víctima principal en momentos en que, a la cabeza de nuestra selección en el mundial de 1994, estaba a punto de llenar de goles los arcos made in USA, ante la mirada de todo el mundo. “Casualmente”  le tocó a él el análisis antidoping, pese a que todos sabemos (como sabíamos de los negocios oscuros de la FIFA) que muchos deportistas profesionales pueden jugar con ciertos niveles de estimulantes o pueden tener residuos de estimulantes ingeridos  con fines no competitivos  pero que  a determinadas estrellas nunca le tocan esos análisis sobre todo   en eventos de esa naturaleza. Esto lo han reconocido públicamente por ejemplo el magnífico Andre Agassi.
 Es decir, como siempre que se trata del tipo de  imperio de la ley, característico del sistema de las “democracias” liberales actuales, se convive con una práctica cotidiana del delito y la corrupción a todos los niveles y conocida por todos, y se administra la represión  selectivamente, en   la oportunidad y contra los sujetos que al sistema le convenga.
Y hablando de la oportunidad y conveniencias para algunos, deben destacarse en el caso dos  o tres circunstancias. La primera es que este “escándalo” podría llevar a revisar la designación como sede del mundial 2018, que es Rusia, e incluso a iniciar investigaciones contra integrantes del gobierno ruso a partir de cualquier hecho  que se le ocurra a la fiscal americana tomar como indicio de ilegalidad, ya que varios de los delitos que se imputan como la “conspiracy” y el “money laundering” son de una tipicidad tan lábil  que  en el marco de la investigación se podría llegar hasta el mismísimo Papa por su afinidad con San Lorenzo de Almagro . La segunda es que precisamente en el congreso de la FIFA  n° 65 que acaba de inaugurarse uno de los puntos  a tratar  era  la expulsión de Israel  por racista  cosa que con todo este “escándalo” ha pasado a segundo plano. La tercera relacionada con la interna política norteamericana es  que al estar involucrados en el lavado de dinero en EEUU varios bancos de grupos financieros opuestos y en guerra financiera como el Citigoup, por un lado, y el JP Morgan y el Bank of America, por el otro, habría que ver cuál de ellos cae peor parado con todo esto  y cual se salva, por aquello de que: si quieres saber quién está detrás  del asunto fíjate a quien le sirve.
 Otra circunstancia de carácter más general es que EEUU no ha podido hasta ahora entrar en el control del negocio billonario que regentea la FIFA  en tanto que tiene tan solo un voto dentro de los más de doscientos  y, mal que les pese,  no han podido colonizar la organización como si lo han hecho con  las Naciones Unidas,  ni imponer ninguna condición a partir de lo deportivo,  debido al peso  insignificante de su selección nacional (por mas dólares que lleven gastados en el intento de mejorarla)
Si esto suena a interpretación demasiado conspirativa yo contestaría  con los dichos de un amigo: “El hecho de que yo sea paranoico  no es prueba suficiente de que no me estén persiguiendo”. Mucho menos si todo empieza por un llamativo esfuerzo extraterritorial de la justicia de  EEUU por  “terminar” con la corrupción en el mundo de un deporte que los norteamericanos ni siquiera pueden llamar por su nombre correcto.
Mariano Ciafardini
Profesor de Derecho Penal y Criminología UBA
Instituto Argentino de Geopolítica (IADEG)


sábado, 21 de febrero de 2015

Tentativa inidónea

Así se llama en dogmática jurídico penal  a aquellos intentos de cometer delitos que no revisten posibilidad material alguna de lograr su objetivo  como por ejemplo querer matar a alguien  tirándole al pecho con una pistola de agua de juguete (aunque el autor, sea por las razones que fuera, quisiera matarlo realmente y sea, por las razones que fuera, hubiera elegido ese mecanismo).
Esto se estudia  entre el primer y segundo año de la carrera de Derecho  y el concepto se refuerza en los cursos de especialización en derecho penal.
En el caso del atentado a la AMIA el delito de encubrimiento que se podría cometer a esta altura de las circunstancias es el de impedir o ayudar a impedir  que  se determine quienes fueron sus autores y/o impedir y ayudar a impedir que los mismos sean condenados y cumplan su pena.
En la hipótesis de que los autores fueran los funcionarios iraníes que están imputados en la causa y que residen en Irán y se resisten a venir (que es una de las hipótesis de autoría), los únicos actos de encubrimiento posibles en grado de consumación o tentativa, mientras aquellos se encuentren en esta situación, son aquellos que vayan dirigidos a impedir que los mismos sean traídos a esta jurisdicción, muy indirectamente y estirando abusivamente la comprensión del tipo penal, el hacerles más fácil su incomparecencia, y/o  ,finalmente, el evitar o entorpecer el  aporte de  prueba a la causa que los incrimine, o destruir la prueba ya colectada en ese sentido .
Cualquier acto que no vaya concretamente en este preciso y directo  sentido no tiene nada que ver con el delito de encubrimiento, ni comienza su “iter criminis”, es decir  el proceso  inicial donde el acto ya es punible en grado de tentativa.
Aunque la mismísima Presidente de la Nación “confesara” mañana mismo,  que, efectivamente,  se llevaron a cabo negociaciones con el gobierno de Irán para levantar las ordenes de captura internacionales  que pesan sobre sus funcionarios, por el motivo que fuera, y que el memorándum de entendimiento fue parte de todo ello,  y que, además,  se enviaron agentes de todo tipo para concretarlo  y que todo lo que dicen los supuestos cables (firmados por nadie) y lo balbuceado en las conversaciones telefónicas, se refería a este tipo de negociación en este sentido, ello no constituiría delito alguno, ni de encubrimiento ni ningún otro, porque,  precisamente,  y particularmente en nuestro país, donde existe la división de poderes ,lo que acuerde el ejecutivo con cualquiera,  sea ente público o privado , nacional o extranjero, no tiene incidencia alguna sobre las decisiones del poder judicial, salvo que se trate de una ley de amnistía o un indulto presidencial en las condiciones previstas para su dictado. Y el juez argentino es el único que puede dar la orden de levantamiento de la captura internacional, o decidir si levanta su llamamiento a indagatoria,  o toma cualquier otra decisión que los desvincule de la causa, o que cierre la causa para ellos.
La única forma de cometer o empezar a cometer el delito de encubrimiento en un caso como éste, aun entendiendo en el sentido más laxo el tipo penal,  es con acciones concretas y directas (arts. 18 y 19 de la Constitución Nacional) dirigidas a alterar, restringir o impedir la voluntad libre del juez de la causa, la  de los integrantes de los tribunales superiores en recurso, o  la de los fiscales y querellantes, en sus intenciones de impulso de la acción penal contra estos imputados, o actuar contra la acción probatoria de la justicia como se dijo anteriormente. El juez no era parte del memorándum  ni lo podía ser.  Ni él ni ningún juez de la nación. Los jueces no quedan obligados por los acuerdos internacionales (ni por los nacionales). Es más, el memorándum, en sí, era pasible de revisión en todas las instancias judiciales existentes, si a alguien se le ocurría impugnarlo. Pero aun no impugnado,  y vigente, no podía obligar a juez nacional alguno a hacer nada. Es decir que llegado el caso aún   si el propio  memorándum  hubiera contenido términos de exigencia a la justicia argentina  en cuanto  a que se  levanten las órdenes de captura de los imputados iraníes  (que el memorándum no contenía), la justicia podría  o validar el memorándum, con lo cual mal podía configurar su redacción e implementación  delito alguno ya que la justicia no puede validar e invalidar un  acto al mismo tiempo, o declararlo invalido por inconstitucional, con lo que tampoco se habría cometido delito, ni tentativa idónea alguna al suscribirlo e impulsarlo, ya que la declaración de invalidez habríaimplicado que el mismo habría sido invalido desde su origen, por lo que sería entonces, desde su origen, un medio inidóneo para lograr el fin supuestamente deseado.
Nadie dice,  ni la propia denuncia original de Nismam, que se le esté imputando a la presidente ni a ninguno de los mencionados en la misma,  que haya alguno de ellos intentado siquiera  actuar sobre el juez u otros funcionarios judiciales  para levantar las órdenes de captura. Y la influencia que puede tener sobre los integrantes del Poder Judicial y del Ministerio público involucrados en la causa AMIA un memorándum de la naturaleza del que se  pretendía firmar es tan válido, como acto de presión sobre ellos, como lo sería firmar un memorándum de entendimiento con cualquier país para levantar la orden de captura de, por ejemplo, un militar involucrado en violación a los derechos humanos en la pasada dictadura, es decir un acto irrelevante desde el punto de vista de su potencialidad de causa efecto respecto de la voluntad judicial.  El problema que hubiera tenido el gobierno si se hubiera comprometido  con Irán a tal levantamiento de captura  y a su turno el poder judicial argentino negara esa posibilidad,  es harina de otro costal y hubiera generado no solo un conflicto internacional sino un conflicto de poderes interno. Pero todo ello además de no tener relevancia jurídico penal  es especulación pura ya que  todos conocemos el contenido del memorándum y ni siquiera se sugiere esa posibilidad.
¿Qué es lo que se está investigando en el caso del encubrimiento que iba a denunciar Nisman y que denuncia Pollicita, entonces? : nada jurídicamente  relevante.¿ Para qué puede querer un fiscal, o quien sea del poder judicial, investigar si  hubo o no cables, si son fidedignos, si hubo o no conversaciones, en fin, si está probado o no que la voluntad del gobierno era o no la de comprometerse a levantar las órdenes de captura internacional de los iraníes? Para nada que tenga implicancias jurídicas. Es decir se están gastando los recursos  del Poder Judicial de la Nación con fines  no propios de la función judicial.
Si el fiscal de turno  que lo hace, lo hace por ignorancia, o con premeditación y alevosía, o por miedo  a la presión de los medios y su público,  da lo mismo. Su accionar es claramente cuestionable teniendo en cuenta la gravedad institucional de su denuncia y solicitud de proseguir con la investigación de un hecho que aun de ser probado no constituiría delito alguno. Pero lo que tiene que quedar en claro  es que si Nissman se puso a  elaborar este tipo de disgresiones  e imputaciones, tan forzadas y retorcidas, “traídas de los pelos”, sin sustento no sólo probatorio sino jurídico, y sin necesidad alguna vinculada con las cuestiones que él debía investigar en serio en la causa AMIA,  es porque una mano negra muy siniestra está detrás de todo esto y no se extiende sólo desde el  ámbito nacional.
Mariano Ciafardini
Profesor de Derecho Penal
Procesal Penal y Criminología UBA
Presidente del ILSED


viernes, 13 de febrero de 2015

Ganó Rusia

El acuerdo firmado hoy jueves 12 en Minsk por todos los involucrados directa o indirectamente  en el conflicto ucraniano vuelve a mostrar, esta vez  mas contundentemente que otras,  hasta dónde ha llegado el desgranamiento de la unipolaridad norteamericana, en un novísimo escenario que abre una gran cantidad de interrogantes y, por qué no también, esperanzas.
No sólo no se discute ya, de ningún modo, la incorporación de Crimea directamente al territorio nacional ruso, hecho que la gran prensa a tratado de digerir lo más rápido posible atenta a la dimensión que adquiere la imagen del poderío ruso con la sola mención de este hecho inconcebible en la política internacional de hace apenas unos años atrás, sino que ha quedado establecida una nueva frontera en el punto exacto donde Putin la quería y, por supuesto, donde también la querían  los separatistas de Donetsk y Lugansk, las dos “óblasts”     ucranianas que están por la autonomía y son claramente partidarias geopolíticas de Rusia.
Para los fascistas y ultranacionalistas de Kiev, que asedian al presidente ucraniano Poroshenko con sus reclamos de una actitud bélicamente más agresiva,  ha de ser un trago difícil, y para Poroshenko mismo , una situación de tensión que tendrá que saber manejar (y reprimir llegado el caso). Pero ello es  el precio  que debe pagar por  haber cedido a esas presiones y no haber concurrido a la última cita anterior  en Minsk, que la gran prensa también oculta, ya que no fue la reiteradamente  mencionada  del primer acuerdo de septiembre de 2014, sino la que estaba prevista para el 18 de enero, día anterior al comienzo del alto el fuego acordado en noviembre. En lugar de ello, cediendo a las presiones fascistas y especulando con involucrar a EEUU en forma directa en el conflicto, Poroshenko ordenó un ataque masivo en toda la región del Donbass. Así le fue, el ataque fue repelido y los rebeldes alcanzaron ocupar un territorio más extendido que el que tenían, que es el  que queda ahora establecido   como punto de partida para la línea de seguridad  controlada por el consejo europeo en el acuerdo que se acaba de firmar.
Pero lo más impactante como noticia geopolítica es el desplazamiento hacia los márgenes del conflicto que sufrió EEUU. En el viaje da apuro que tuvieron que hacer Merkel y Hollande para ir a tocar, humillantemente, la puerta del Kremlin, desesperados por la profundización de la crisis europea,  que el conflicto y el “bloqueo” a Rusia no hace más que agravar, y con la mecha encendida por el resultado de las elecciones en Grecia, los dos grandes especuladores de la política europea “olvidaron” llevar o, al menos, avisar a Washington. A Obama y Kerry lo único que les quedó para intentar “salvar algo de ropa” fue emitir un tardío y desubicado ultimátum bellum aparentando una presión supuestamente destinada a intimidar a Rusia, cuando, en realidad, ya estaba todo acordado sin ellos. Después de todo, ¿qué tiene que hacer EEUU en Ucrania, no?
Mariano Ciafardini

IADEG (Instituto Argentino de Geopolítica)

domingo, 18 de enero de 2015

Charlie y la fábrica de disparates

El atentado en Francia ha tenido muchos efectos comunicacionales, aunque el principal de todos  parece ser la confusión general.
Por un lado millones de franceses, y de personas en otras partes del mundo,  se han expresado con su repudio liso y llano al hecho en sí  e  identificándose, además, personalmente, con la revista. Al decir “Je suis Charlie”  hay  una intensión de  expresar,  no sólo la solidaridad con las víctimas, sino también  con  la  práctica de caricaturizar a Mahoma, o a cualquiera, como símbolo de la libertad de expresión  y del arte-humor sin  barreras. Preciso es decir que estas manifestaciones  no han sido contra el Islam ni contra los musulmanes, sino contra todo el que realice actos criminales y terroristas.
Sin embargo,  hay circunstancias  que, más allá de lo explícito en estas marchas, también expresan algo. En primer lugar,  hacía pocos días, antes del hecho de “Charlie Hebdo”,  que  en un atentado terrorista  los Talibanes  había asesinado 132  niños y jóvenes en una escuela  en Pakistán,  y es conocida la inmensa cantidad de muertos  en atentados hechos en nombre del fundamentalismo islámico en países islámicos y con víctimas de confesión musulmana (niños, mujeres, ancianos, etc.), hechos todos estos  que ocupan poco espacio en la preocupación de los medios y la opinión pública, al menos la “occidental”. Todo  ello  no hace sino más que ratificar  que para muchos en el mundo no musulmán lo que  allí ocurra, aunque sea brutal, no ofende demasiado su sensibilidad. Es decir ratifica uno de los argumentos de la comunidad musulmana  (y de los grupos de fanáticos que cometen crímenes en su nombre) de que en el mundo hay ciudadanos de primera y ciudadanos de segunda.
Esto ya habla de una desproporción de mucho de lo que se  ha expresado en estos días en torno a los atentados en París. La desproporción de la manifestación masiva   en Francia se podría explicar diciendo que los franceses no están tan “acostumbrados” a estas masacres y, por lo tanto, reaccionaron especialmente en este caso en que les tocó a ellos. Eso no deja de evidenciar un cierto eurocentrismo y nacionalismo bastante egoísta. Pero, los medio de comunicación masiva, que no son centralmente franceses, le dieron una cobertura al asunto que, ni por asomo,  es equiparable  al que le dieron a los demás atentados,  aunque muchos de  estos  hayan tenido más víctimas  y hayan sido cometidos aún más horrorosamente. ¿Será porque afectó a la libertad de prensa? Pero ¿no es acaso  la vida (en Pakistán) tan importante como la libertad de prensa (en Paris)?
Además, los millones de franceses que marcharon lo hicieron  en una multitud encabezada por (entre otros) Netanyahu,  que justificó su presencia en una comunidad de líderes europeos por los asesinados de origen judío en el ataque al supermercado de comidas “kosher”. Pero   el líder del gobierno israelí  es sindicado, por muchos,  precisamente como el artífice de una política terrorista de Israel contra los palestinos. Precisamente Francia acababa de reconocer al Estado Palestino días antes del atentado.
Por otro lado, han aparecido las declamaciones de: “Je ne suis ( pas) Charlie”. Desde la derecha xenófoba, con Le Pen (padre)  y ciertos grupos neonazis a la cabeza, no pocos se han manifestado a favor  la exclusión de todo extranjero, especialmente semita, y particularmente, musulmán, en Europa, vinculándolo con la necesidad de una política antiinmigratoria  y exacerbando el nacionalismo y eurocentrismo con una pronunciada cadencia nonocentista (y de la década del 30 del siglo XX).  Le Pen por su parte manifestó que  ellos sin embargo  no se sumaban a la solidaridad con Charlie Hebdo porque lo consideran un  medio “anarco-trotskysta”. A la vez ni él ni su hija  fueron invitados a la marcha por ser fascistas.
Simultáneamente, desde algunos sectores de la izquierda, se ha denunciado el “Je suis Charlie” como una desnaturalización de la protesta, que tendría que haber sido sólo contra el terrorismo  y no  a partir de la identificación con  una revista, que no es una revista cualquiera, sino que ha tenido, según estos sectores, una cantidad de posiciones funcionales al neoliberalismo y al neocolonialismo,  entre ellas, precisamente, la agresión caricaturesca ilimitada al islam, pero  también otras como ciertas manifestaciones favorables a la agresión de la OTAN a Yugoslavia, el bombardeo a Libia,  el asesinato a Gadafi ,  el accionar de los terroristas en Siria y más.
Como si todo este “berenjenal” de ideas encontradas, fuera poco, el Papa  (nada menos que el Papa cristiano-católico) ha detonado él también una “bomba”, en este caso mediática, al afirmar,  como reflexión, en relación al atentado,  que no se puede insultar a las religiones  sin atenerse a las consecuencias  y que, si a él le insultaran a su madre, haría (en proporción) más o menos lo mismo que los hermanos Kouachi.
Hay que aclarar que, cuando se menciona a los hermanos Kouachi, estamos presuponiendo que estos han efectivamente sido los autores materiales del atentado ya que en los videos no se los reconoce y, como es casi de rigor en estos casos, fueron muertos en su intento de captura.
Precisamente con relación a esto queda, además, flotando en este ambiente crispado, y más allá de la identidad y afiliación religiosa de quienes hayan sido los autores instrumentales directos de estos crímenes, la terrible sospecha de que todo haya sido una puesta en escena de ciertos sectores de  la llamada “comunidad internacional de inteligencia”, sobre los  que, como todos saben, tiene gran influencia la CIA (o al menos algunos grupos dentro de ella, bien vinculados a los republicanos y al “Tea Party”). Esto sí que  no aparece, precisamente, como algo  disparatado, teniendo en cuenta la implicancia, confesa, de estas “agencias” en la estructuración y el mantenimiento de relaciones tanto con al Qaeda (cuyo tardío reconocimiento de la autoría mediata del atentado no puede más que llamar la atención en el sentido de la idea que describimos en este párrafo) y de ISIS, el otro grupo terrorista siniestramente de moda. Además está como antecedente el inmenso manto de sospechas, nunca aclarado,  con relación al derrumbe, en forma de demolición por implosión programada, de las Torres Gemelas newyorquinas y el estrellamiento de un avión,  que se habría desintegrado totalmente hasta la evaporación,  contra el Pentágono, el 11 de septiembre de 2001.
Si esta última versión es efectivamente cierta,  si hubo efectivamente un armado macabro (de los que la historia está llena y se llaman en la jerga de los servicios  “operaciones de bandera falsa”), y se intentó  generar  un 11 de septiembre bis, en escala europea, pareciera que ello no ha sido del todo posible, esta vez  debido a que, más allá de la confusión general, no se ha logrado enblocar a toda la opinión  pública mundial detrás de una única interpretación de los hechos, ni generar  una parálisis y una  aquiescencia  a los impulsos bélicos imperiales como  en aquella oportunidad. Al menos por ahora, aunque esta historia continua.

¿Será que la  profundización de la crisis del sistema capitalista hace cada vez más difícil y desesperadas las maniobras de rescate?