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sábado, 6 de mayo de 2023

China y las luchas de los pueblos desmienten a Byung –Chul Han. (A 70 años de la aparición de “El Asalto a la Razón” de Georg Lukács) China and the struggles of the peoples deny Byung-Chul Han. (70 years after the publication of "The Destruction of Reason (1953)" by Georg Lukács)

Alertado por la popularidad de Byung-Chul Han en los medios corporativos en estos días, decidí echar un vistazo a sus ideas. Como resultado escribí este artículo que fue publicado en el sitio web semanal "El Cohete a la Luna" (enlace) el 9 de abril.


 China y las luchas de los pueblos  desmienten a Byung –Chul Han.  (A 70 años de la aparición de “El Asalto a la Razón”  de Georg Lukács)

Hace 70 años Georg Lukács publicaba su “Asalto a la Razón”, una de las obras filosóficas más lúcidas y necesarias que se hayan escrito en el S XX, exponiendo con magistral claridad y síntesis todo el contenido irracional e inconducente (o conducente a los más retrógrados y reaccionarios puntos de vista que coadyuvaron  a conformar la base ideológica del nazismo hitleriano y de todo tipo de fascismo) de distintas y afamadas posturas teóricas desde Schelling ( 1775-1854) hasta  C. Schmitt ( 1888-1985). Una actitud valiente  la de Lukács ya que expuso críticamente desde su intransigente racionalismo,  que lo ubicaba a él  ineludiblemente  en las visiones marxistas y materialistas dialécticas, a pensadores respetados y, aún más, venerados, tanto en aquellos tiempos como inclusive  hoy en día,  en no pocos círculos del pensar filosófico,  como, por nombrar solo a dos de ellos, Nietzsche y Heidegger.

¿Cómo es posible entonces que, habiendo sido puesta en evidencia la irracionalidad y complicidad  con las más bajas y deshumanizadas prácticas ideológicas y políticas que ha conocido la humanidad de tales  contenidos teóricos, hace ya tanto tiempo,  tengamos que soportar todavía hoy  que émulos de aquellos filósofos criticados por Lukács,  como lo es  el surcoreano Byung-Chul Han, nos espeten en la cara  que ninguna revolución es ya posible porque hemos llegado al imperio del cuasi solipsista individualismo generalizado urbi et orbi y, por lo tanto, los que deberían rebelarse contra las injusticias del orden establecido se culpan a sí mismos por su fracasada posición social, lo que  los lleva a la resignación o en el mejor de los casos a hacer nuevos esfuerzos por mejorar su situación individual, es decir que “la lucha de clases se transforma en una lucha interior contra sí mismo”.¡ Del plano político revolucionario al plano sicológico individualista sin escalas!

No es que Han no exhiba ideas ocurrentes ingeniosas e incluso impactantes (que agradan, debe decirse, a aquellos que buscan en la filosofía no tanto  un mayor acercamiento a la verdad sino más una fuente de emociones y excitaciones existenciales que colmen su aburrido vacío interior) pero tales ideas , algunas de ellas acertadas y aceptables vienen mezcladas en un fárrago de contradicciones que ocultan el verdadero efecto desilusionante, desesperanzador ( y desesperante) y en última instancia desmovilizador  del sujeto político  cuya inexistencia, además, se proclama  insistentemente.

En “El Asalto a la Razón Lukács se refirió a: “La apologética indirecta fundada por Schopenhauer y Nietzsche, es decir  la defensa del sistema capitalista mediante el reconocimiento  y la acentuación de sus lados negativos, pero inflando estos hasta convertirlos  en contradicciones cósmicas…”

Pues bien  en uno de los capítulos de su ensayo “Capitalismo y pulsión de muerte” dedicado a la crítica de la “transparencia” y de la difusión de datos personales permitida por las nuevas tecnologías,  que termina siendo un elogio del ocultamiento y el secreto, Han, en el marco de lo que podría considerarse una justa denuncia  de la perversión capitalista del control a partir de la obtención multitudinaria de datos que permite el desarrollo tecnológico  actual  de la información y las comunicaciones  lleva este aspecto negativo de la cuestión a “una proporción cósmica” es decir  procede , como se diría coloquialmente a  “arrojar  al niño junto con el agua sucia”  ocultando el papel altamente positivo  que tal desarrollo tecnológico juega  en el conocimiento científico y en la prevención de grandes riesgos para la humanidad  (e incluso en la difusión de información necesaria acerca  de tales  perversiones  del sistema capitalista y de las posibilidades de cambio y transformación del mismo a partir de la lucha de clases).

 En China, por ejemplo,  el uso de los datos sobre la ubicación geográfica  de los habitantes y sus contactos físicos personales  permitió que una sociedad en la que, por su densidad poblacional,  el Covid 19 debería haber hecho estragos  como lo hizo en otras incluso no tan densamente pobladas, se lograra  una de las más bajas tasas mundiales de muertos por cantidad de habitantes e incluso en la cifra absoluta de muertes.

¿Cual fue la posición de Han  frente a los peligros de la pandemia?

En un artículo del 17/04/2020 del diario argentino Clarín.com Cultura Han  sentenció alertando a la humanidad de lo que él consideraba el verdadero peligro del momento: “vamos hacia un feudalismo digital y el modelo chino podría imponerse” y  “Es probable que la pandemia haga caer ese umbral de inhibición que venía impidiendo que la vigilancia se extendiera bio-políticamente al individuo. La pandemia nos lleva hacia un régimen de vigilancia biopolítica. No solo nuestras comunicaciones, también nuestro cuerpo, nuestro estado de salud, se está convirtiendo en objeto de vigilancia digital…Occidente llegará pronto a una conclusión fatal: que lo único capaz de evitar el cierre total es una biopolítica que permita tener acceso ilimitado al individuo. Occidente concluirá que la protegida esfera privada es justamente lo que ofrece refugio al virus. Pero reconocer esto significa el fin del liberalismo… El modelo asiático para combatir el virus no es compatible con el liberalismo occidental. La pandemia pone en evidencia la diferencia cultural entre Asia y Europa. En Asia sigue imperando una sociedad disciplinaria, un colectivismo con fuerte tendencia al disciplinamiento”.

¿Que pretendía Han con estas elucubraciones? ¿Qué China y algunos otros países asiáticos, “afectados por el colectivismo y la fuerte tendencia al disciplinamiento”  renunciaran frente a la pandemia al uso de la tecnología de la información y comunicaciones  para evitar “afectar la esfera privada” de las personas? ¿Hay alguna afectación más grave de la vida privada de alguien que la muerte? ¿Qué era mejor. Que en lugar de tener China 1.444 muertos cada 1000.000 de habitantes hubiera tenido  315.300 como EEUU o 460.000 como Alemania, es decir 300 o 400 veces más de lo que tuvo?  ¿En dónde estuvo más protegida la vida de los habitantes?  Y si de democracia se trata: ¿En dónde estuvieron puestos por delante de todo los intereses del pueblo, particularmente frente a los intereses privados de las corporaciones especialmente las farmacéuticas  en el “occidente liberal” o en el “oriente disciplinario”?

En Berlín, en 1953,  Lukács, explicando el papel de la denominada “filosofía de la vida” en  los orígenes del fascismo y el nazismo, afirmaba que: “…para que una ‘concepción del mundo’ tan precaria en sus fundamentos y tan poco coherente  y tan llena de un diletantismo tan tosco pudiera llegar a imponerse como la predominante necesitaba de una determinada atmósfera filosófica, de una corrosión de la confianza en la razón y el entendimiento, de la destrucción de la fe en el progreso , de una actitud crédula ante el irracionalismo, el mito y la mística”

Lo que hace Han mediante su heggerianismo antitecnológico en términos absolutos,  así como  todas las corrientes filosóficas del mal  llamado post-modernismo, es precisamente eso: “crear una determinada atmósfera” ideológica en la que los problemas  centrales de la humanidad no sean la lucha contra la pobreza y la exclusión social  las enfermedades y la falta de educación y la protección real del medio ambiente, sino el evitar que el estado maneje datos sobre mi persona dando a entender confusamente además que ello es propio de estados “orientales o asiáticos” cuando  el manejo del llamado “big data” es un elemento presente en todos los estados del mundo particularmente en los de los países más desarrollados industrialmente  y ha sido y es hoy más que nunca patrimonio de las grandes corporaciones comerciales y financieras  ( y políticas) que lo utilizan para la difusión “inteligente” de sus productos.

Dicho en términos un tanto esquemático pero no por ello menos verdaderos los datos puede ser utilizados por el estado y los gobiernos para bien o para mal pero el manejo por parte de las instituciones estatales de datos sobre la población, que comenzó desde los primeros censos demográficos en el S XIX,  no constituyen un mal en sí mismo. Eso va a depender de cuan verdaderamente democrático sea el estado o el gobierno de turno y de cuanto ponga por delante el interés de la gente y de los pueblos y de cómo se definan también democráticamente estos intereses. Pero ello depende a su vez, en última instancia, del grado de participación directa o indirecta que tenga la población en las decisiones de gobierno Y todos sabemos que el modelo de democracia liberal” que tanto quiere proteger Han es una mentira histórica. Que no es para nada “un mal modelo pero mejor que todos los otros”, como le gustaba decir desesperanzadamente a Churchill, sino un engaño que hace sentir que se es libre en términos políticos porque se puede votar una vez cada tanto mientras que, después de elegidos,  los gobiernos “liberales” no hacen otra cosa que seguir el mandato de las grandes corporaciones privadas o las instituciones de crédito internacionales que a ellas responden y poner estos  intereses por encima de todo cueste lo que le cueste al “demos”.

Con  una desesperanza más profunda que la de Churchill Han afirma que el manejo de datos por parte de los estados es, como la tecnología para Heidegger, un mal absoluto al que desgraciadamente estamos expuestos y que vivimos en una sociedad “disciplinaria” aludiendo al tan caro ejemplo para gran parte del postmodernismo del Panóptico de  Jeremy Bentham

Han recurre a Simmel para fundamentar lo  que éste denomina “derecho al secreto” diciendo  en su obra “Soziologie” que “El mero hecho del conocimiento absoluto…nos desilusiona…y paraliza la vitalidad de las relaciones”. Han debió haberse percatado de que ya Lukács  había dicho, entre muchas otras cosas,  respecto de la filosofía de Simmel que: “Este relativismo desintegrador  no es en rigor sino la autodefensa de la filosofía imperialista contra el materialismo dialéctico”.

Lukács cita además  un párrafo de la “Filosofía del dinero “ de  Simmel en la que éste se manifiesta más claramente aun,  diciendo que se trata “ de construir un piso debajo del materialismo histórico de tal modo que ….se reconozca en aquellas mismas formas económicas el resultado de valoraciones y corrientes más profundas y de premisas psicológicas y hasta metafísicas”. Contra ello arremete Lukács señalando que: “esta ‘profundización conduce a consecuencias muy diversas, aunque todas ellas convergentes. Lo más importante de todo es que con ellas se desvía la atención de las situación económica concreta, de las causas concretas del orden histórico social. Se dedican cierto es muchas páginas a hablar de economía y sociología pero éstas pierden su sustantividad y, mucho más aún, su prioridad; se las presenta más bien como algo superficial…”

En suma Han  aunque tenga pretensiones de originalidad y creatividad  resulta heredero del idealismo irracionalista de fines del siglo XIX y  principios  y mediados del XX en sus aspectos más reaccionarios, aunque su lenguaje pueda ser cautivante en ciertos momentos en los que logra aproximarse más a cuestiones reales.

Pero sobre todo   la resignada y sedicente heideggeriana postura de Han inspirada según el mismo lo confiesa en la cuasi inexistente resistencia de masas al poder económico en Corea del Sur (país de su nacionalidad) se ve desmentida ya no teóricamente sino en la praxis misma de lo social, económico  y político  y a nivel geopolítico global por la Revolución verdadera que está ocurriendo ante sus ojos y que este aspirante a ciudadano Alemán  no ve. La Revolución encarnada en un monumental proceso social económico y político como el de la República Popular China, gobernada por su Partido Comunista ininterrumpidamente desde la constitución de la República en 1949 una revolución que ha sacado a más de 800 millones de seres humanos de la pobreza y que ha generado un desarrollo económico y social tal que está provocando la reconfiguración de todo el balance geopolítico global  al determinar la caída del hegemonismo unipolar estadounidense de casi un siglo de existencia. Pero como dijimos la superación de la pobreza y la finalización del hegemonismo imperialista por parte de EEUU no es algo que lo preocupe a Han especialmente.

 No ve, tampoco,  Han el auge de los movimientos de masas en  la región de América Latina y el Caribe  en la que sigue brillando la invencible Revolución Cubana y que junto con la bolivariana Venezuela y la Sandinista Nicaragua  se han convertido no casualmente en aliados estratégicos del eje China –Rusia que le ha plantado cara  a las bravuconadas de la OTAN. No ve Han los avances de las fuerzas progresistas en muchos otros países de América Latina, África y Asia  que están haciendo renacer las posibilidades de integraciones regionales autónomas y soberanas que pongan definitivamente final a esa herencia del colonialismo que los ha convertido históricamente en patios traseros de EEUU y/o de Europa Occidental. En suma  Han no ve lo que realmente está pasando  en el mundo actual y su desilusionada (y desilusionante) argumentación filosófico política particularmente la de su reciente y ya mencionado “Capitalismo y Pulsión de Muerte” atrasa, por lo menos, 70 años.

Mariano Ciafardini

Doctor en Ciencias Políticas

Coordinador del Grupo de estudios sobre China del Centro de Estudios y Formación Marxista Héctor Agosti (CEFMA)

Marzo 2023

mciafard@gmail.com

http://marianociafardini.blogspot.com/

 

Autor de "Globalización - Tercera y última etapa del Capitalismo": "El sujeto histórico en la globalización" y "La continuidad de la historia - Una explicación Marxista del fenómeno Chino". Múltiples actividades en China como profesor invitado de la Universidad Renmin de Beij




Alerted to the popularity of Byung-Chul Han in the corporate media these days, I decided to take a look at his ideas. As a result I wrote this article that was published in the weekly website "El Cohete a la Luna" (link) on April 9.

 

 

China and the struggles of the peoples deny Byung-Chul Han.
(70 years after the publication of "The Destruction of Reason (1953)" by Georg Lukács)

 

70 years ago Georg Lukács published his "The Destruction of Reason", one of the most lucid and necessary philosophical works written in the 20th century, exposing with masterful clarity and synthesis all the irrational and irrelevant content (or content leading to the most retrograde and reactionary points of view that helped to conform the ideological basis of Nazism and all kinds of Fascism) of different and famous theoretical positions from Schelling (1775-1854) to C. Schmitt (1888-1985).  Lukács  attitude was courageous since he critically exposed with his staunch rationalism, which inevitably placed him in the Marxist and dialectical materialist context, those respected and even revered thinkers in quite a few circles of philosophical thought, such as Nietzsche and Heidegger and their followers both in those times and even today.

How is it possible then that, having so long ago been exposed, the complicity of such theoretical contents with the lowest and most dehumanized ideological and political practices that humans have known, we still have to endure today emulators of those philosophers criticized by Lukács, such as the South Korean Byung-Chul Han. He throws to our face the idea that no revolution is possible anymore because we have reached the imperium of quasi-solipsistic generalized individualism urbi et orbi and, therefore, those who should rebel against the injustices of the established order should blame themselves for their exploited condition, which leads them to resignation or, in the best of cases, to make new efforts to improve their individual situation. That is to say, that "the class struggle is transformed in an internal fight against himself”, non-stop from the revolutionary political level to the individualist psychological level!

It's not that Han doesn't exhibit attractive and even surprisingly witty ideas (which appeal, it must be said, to those who seek in philosophy not so much a closer approach to the truth, but rather a source of existential emotions and excitements to fill their inner emptiness). But such ideas, some of them accurate and acceptable are mixed in a mess of contradictions that hide true disappointment, hopelessness and despair and ultimately have a demobilizing effect on the political subject whose existence, moreover, is insistently denied.

In "The Destruction of Reason" Lukács referred to: "The indirect apology founded by Schopenhauer and Nietzsche, that is the defense of the capitalist system by recognizing and accentuating its negative sides, but inflating these until they become cosmic contradictions..."

Well, in one chapter of his essay "Capitalism and the death drive" dedicated to criticize "transparency" and the dissemination of personal data allowed by new technologies, which eventually ends up being a praise of concealment and secrecy, Han, within the framework of what could be considered a fair denunciation of the capitalist perverse control based on the massive collection of data that the current IT development of information and communications allows, brings this negative aspect of the issue to "a cosmic proportion”, that is to say he proceeds, as the colloquial say runs “to throw the child along with the dirty water” hiding the highly positive role that such technological development plays in scientific knowledge and the prevention of great risks for humanity (and even in the availability of necessary information about the perversions of the capitalist system and the possibility of change and transformation of the same from the class struggle).

In China, for example, the use of data on the geographical location of the inhabitants and their personal physical contacts allowed to avoid disaster in a society in which, due to its population density, Covid 19 should have wreaked havoc as it did in other countries even not so densely populated. China had one of the world's lowest death rates per number of inhabitants and even absolute number of deaths thanks to this policy.

What was Han's position on the dangers of the pandemic?

In an article dated 04/17/2020 in the Argentine newspaper Clarín.comCultura– Han argued, alerting humanity to what he considered the true danger of the moment: “we are moving towards digital feudalism and the Chinese model could prevail” and “It is likely that the pandemic will lower the threshold of inhibition that has been preventing biopolitical surveillance of the individual. The pandemic is leading us towards a regime of biopolitical surveillance. Not only our communications, but also our body, our state of health, are becoming the object of digital monitoring... The West will soon come to a fatal conclusion: that the only thing capable of avoiding total closure is a biopolitics that allows unlimited access to the individual . The West will conclude that the protected private sphere is precisely what offers refuge to the virus. But acknowledging this means the end of Liberalism… The Asian model for fighting the virus is not compatible with Western liberalism. The pandemic highlights the cultural difference between Asia and Europe. In Asia, a disciplinary society continues to prevail, a collectivism with a strong tendency to discipline”.

What was Han up to with these musings? That China and some other Asian countries, "affected by collectivism and the strong tendency to discipline" should have renounced the use of information and communication technology in the face of the pandemic to avoid "affecting the private sphere" of people? Is there any more serious affectation of someone's private life than death? What was better? That instead of China having 1,444 deaths per 100,000,000 inhabitants, it had had 315,300 like the US or 460,000 like Germany, that is, 300 or 400 times more than it actually had? Where was the life of the inhabitants more protected? And if it is about democracy: Where were the interests of the people put above all, particularly against the private interests of corporations, especially pharmaceutical companies in the "liberal West" or in the "disciplinary East"?

In Berlin, in 1953, Lukács, explaining the role of the so-called "Philosophy of Life" in the origins of Fascism and Nazism, stated that: "...for a 'world view' so precarious in its foundations, with so little coherence and so full of such crude dilettantism that it could come to prevail as the predominant one, a certain philosophical atmosphere was needed, together with a corrosion of confidence in reason and understanding, the destruction of faith in progress, and a naive stand towards irrationalism, myth and mysticism

What Han does through his anti-technological Heideggerianism in absolute terms, as do all the philosophical currents of the so-called Post-modernism, is precisely that: to create a certain ideological atmosphere in which the central problems of humanity are not the struggles against poverty and social exclusion, diseases and lack of education and the real protection of the environment, but preventing the state from handling data about me, confusingly implying that this is typical of "oriental or Asian" states when the management of the so-called big data is an element present in all the states of the world, particularly in those of the most industrially developed countries and has been and is, today more than ever, the legacy of the large commercial and financial (and political) corporations that use it for the “smart” promotion of their products.

 

Said in somewhat schematic terms but no less true, the data can be used by the state and governments for better or worse. The management by state institutions of data on the population, which began from the first demographic census in the 19th century do not constitute an evil in themselves. That will depend on how truly democratic the state or government in power is, and whether it puts the interests of the people first and how these interests are also defined democratically. But this depends, in turn, ultimately, on the degree of direct or indirect participation that the population has in government decisions. And we all know that the model of "liberal democracy” that Han wants to protect so much is a historical lie. That it is not at all “a bad model but better than all the others”, as Churchill was desperately fond of saying, but rather a delusion that makes one feel that one is free in political terms because one can vote once in a while. Once elected, the "liberal" governments do nothing but follow the mandate of the large private corporations or the international credit institutions that control them and put these interests above everything, whatever it costs to the "demos".

With a despair deeper than that of Churchill, Han affirms that the handling of data by states is, like technology for Heidegger, an absolute evil to which we are unfortunately exposed and that we live in a "disciplinary" society, alluding to the so cherished example –for much of the Post-moderns– of Jeremy Bentham's Panopticon.

Han turns to Simmel to support what he calls the "right to secrecy". Simmel says in his work "Soziologie" that "The mere fact of absolute knowledge (...) disillusions us (...) and paralyzes the vitality of relationships". Han must have realized that Lukács had already said, among many other things regarding Simmel's philosophy that: "This disintegrative relativism is strictly speaking nothing but the self-defense of imperialist philosophy against dialectical materialism."

Lukács also cites a paragraph from Simmel's "Philosophy of Money" in which this is even more clear when he says that it is "a question of building a floor under Historical Materialism in such a way that (...) it is recognized as the result of deeper evaluations and currents and of psychological and even metaphysical premises in those same economic forms”. Lukács contests this, pointing out that: “this deepening leads to very different consequences, although all of them converge. Most important of all, they divert attention from the concrete economic situation, from the concrete causes of the historical and social order. True, many pages are devoted to talking about Economics and Sociology, but they lose their substance and, moreover their priority; they are presented rather as something superficial…”

In short, Han, despite his pretensions to originality and creativity, is heir to the irrational idealism of the late 19th century and early and mid-20th century in its most reactionary facets, although his language can be captivating at certain times when he manages to get closer to real issues.

But above all, Han's resigned and self-styled Heideggerian stance, inspired, as he himself confesses, by the almost non-existent resistance of the masses to the economic power in South Korea (his country of origin) is denied, not theoretically, but in the very social, economic and political praxis.  This would-be German citizen does not see what is happening at a global geopolitical level in terms of a real Revolution before his very eyes. The Revolution embodied in a monumental social, economic and political process like that of the People's Republic of China, governed by its Communist Party uninterruptedly since the constitution of the Republic in 1949, a revolution that has lifted more than 800 million human beings out of poverty and that has generated an economic and social development such that it is causing the reconfiguration of the entire global geopolitical balance by determining the fall of the American unipolar hegemony almost a century old. But as we said, overcoming poverty and ending imperialist hegemony by the US is not something that worries Han especially.

Nor does Han see the rise of mass movements in the Latin American and Caribbean regions, where the invincible Cuban Revolution continues to shine and which, together with the Bolivarian Venezuela and the Sandinista Nicaragua, have become, not accidentally, strategic allies of the China-Russia axis that has stood up to NATO's bluster. Han does not see the advance of the progressive forces in many other countries of Latin America, Africa and Asia that are reviving the possibilities of autonomous and sovereign regional integration that will put an end to that legacy of colonialism that has historically turned them into backyards of the USA and/or Western Europe. In short, Han does not see what is really happening in today's world and his disillusioned (and disappointing) political-philosophical argument, particularly that of his recent and already mentioned "Capitalism and the Death Drive" is at least 70 years late.

March 2023

Mariano Ciafardini
PhD in Political Science
Coordinator of the Study Group on China at the Héctor Agosti Center for Marxist Studies and Training (CEFMA)

mciafard@gmail.com

http://marianociafardini.blogspot.com/

 

Author of "Globalization - Third and last stage of Capitalism": "The historical subject in globalization" and "The continuity of history - A Marxist explanation of the Chinese phenomenon". Multiple activities in China as visiting professor at Renmin Beijing University

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