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jueves, 15 de noviembre de 2018

Derechos Humanos Éxitos y Derrotas.




Se cumplen 70 años de la Declaración de los Derechos Humanos  de las Naciones Unidas que consagra explaya y explicita la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de la Asamblea francesa de 1789 convirtiéndola en un compromiso  multiestatal.
La burguesía europea tenía muy en cuenta esos principios  cuando luchaba contra la monarquía y la aristocracia, aunque después los  fue olvidando, arrepentida,  cuando las masas populares reclamaron por ellos.
EL surgimiento de los fascismos  y autoritarismos en Europa y Asia Oriental y los horrores de la guerra implicaron una violación tan profunda y rayana de  estos declarados derechos que la nueva institución internacional, surgida de las cenizas del genocidio, no podía menos que hacerlos pilar de su basamento legal.
De todos modos durante la llamada “guerra fría” las dictaduras militares y los gobiernos autoritarios de los países subdesarrollados  siguieron violando estos derechos y principios a ojos vista de la comunidad internacional, y apañados hipócritamente por grandes potencias cuyos intereses geoestratégicos esa dictaduras defendían. En las potencias capitalistas como EEUU Europa Occidental y Japón, el estado benefactor de las socialdemocracias  permitió cierta vigencia de una legalidad democrática que no fue más que la contracara de la sistemática violación de estos derechos por parte  las tropas de esos países en lugares como Vietnam, Argelia, Santo Domingo  y un largo etcétera. En los mismos EEUU, esos derechos proclamados al mundo le fueron negados a los afroamericanos por el color de su piel.
No obstante  la lucha por el respeto a los derechos humanos prosiguió   con tesón, con sacrificio,  con entrega, en cada rincón del planeta donde estos seguían siendo violados, a la sombra de la Carta.
Hoy se ha ganado una consciencia, una masa crítica global nunca antes  vista. Ayudada por el desarrollo imparable de la comunicación, la denuncia de la violación de los derechos humanos encuentra  un eco mundial casi inmediato, lo que  ayuda a detener las agresiones o al menos a reducir su marco de acción. Caen penas sobre los violadores como nunca antes se había imaginado. Argentina es un caso paradigmático en  ese sentido. Y está muy bien que así sea. Es un gran avance.
De todos modos sería ingenuo pensar que, en el marco de un sistema en el que impera la competencia feroz y, ergo, la ley del más fuerte,  la protección de los derechos elementales de la persona humana vayan a estar definitivamente  asegurados  y sobre todo universalmente asegurados. Hoy los golpes de estado, las dictaduras militares y los gobiernos autoritarios, que se mueven explícitamente al margen de la ley, no son  disimulables, ocultables,  ni justificables a los ojos de esa masa mundial reclamante que denuncia su violación y se moviliza por su protección. Ni siquiera el poder mediático puede hacerlos aceptables. Esas formas tienen demasiada “mala prensa”. Por eso el sistema nos regala hoy  una nueva forma de violación de derechos humanos 4.0 denominada (ya tiene su denominación)  “Law Fare”, que es una forma “legal “de violar los derechos humanos. Para ello el poder ya no recurre a las fuerzas armadas o a las policías,  demasiado manchadas por las terribles experiencias históricas anteriores, sino a los jueces, al Poder Judicial (significativamente el encargado institucional de proteger  los derechos humanos mediante la aplicación estricta de la ley a todos por igual y de acuerdo a la letra  de los códigos y la jurisprudencia).  Pues bien, hoy el poder financiero y económico mundial encuentra cientos de  integrantes de las magistraturas nacionales dispuestos a “aplicar la ley”  de maneras particulares y en sentidos determinados, por una buena tajada económica o simplemente por ascensos en su carrera o promociones a cargos de poder político. El caso más  desembozado es el de Juez Moro  encarcelador, sin pruebas, de Luis Inacio Da silva (Lula), y los demás magistrados que acompañaron, refrendando,  esas actuaciones judiciales insólitas, ilegales,  prevaricantes,  mentirosas, privadoras ilegales de la libertad y violatorias de los derechos humanos.
El “Law Fare” es la continuidad de las dictaduras por otros medios  y es claro que no son sólo los dirigentes políticos populares sus víctimas El “impeachment” a Dilma , la cárcel para Lula , la cárcel para dirigentes políticos y sociales argentinos ,la persecución a Rafael Correa y situaciones similares que  van más allá del continente americano,  son la punta del iceberg gigante de una masiva, sistemática y cotidiana violación de los derechos  humanos   en las cárceles, juzgados,  estaciones de policías  y en las calles y barriadas populares de nuestros países,  ejercicio puro y real de poder, sobre el que se sustenta el sistema más inequitativo  y depredador que ha conocido la humanidad.  
Mariano Ciafardini  Abogado. Doctor en Ciencias Políticas (UBA)

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