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jueves, 9 de junio de 2016

Malvinas y la Política exterior del macrismo.


La importancia  y el valor  del reclamo  de un pedazo de territorio nacional en este mundo, compuesto de naciones, se mide a partir de dos variables principales. Una es la de la justeza del reclamo. Cuanto más injusta, irracional  y ofensiva  es la pérdida de ese territorio, más afectada está la soberanía y la dignidad (el valor) del afectado como nación, en el concierto de naciones. Mayor es la responsabilidad del gobierno nacional en cuanto al reclamo en sí. Esto está relacionado con razones históricas y geográficas principalmente.
No caben dudas de que en el caso de las Malvinas esta cuestión se expresa brutalmente, ya que no estamos hablando de temas limítrofes  o disputas originarias sino de la ocupación colonial de un territorio que está a  más de 15000 kilómetros del país invasor  y a menos de 500 de la costa continental del invadido (y dentro de su plataforma submarina). Y la soberanía española heredada legítimamente por la nueva nación soberana, fue reconocida desde los primeros asentamientos en el 1700.
Pero hay otra variable que mide la importancia del reclamo territorial y es la que se determina por el valor que tiene su ocupación  (y particularmente su ocupación militar), hoy, en este mundo globalizado, para el resto de las naciones,  principalmente para las potencias mundiales. Esta es la importancia geopolítica. En  ese sentido queda claro que si los británicos no estuvieran ocupando hoy Malvinas y algunas otras islas de nuestra pertenencia   la Otan no tendría ningún asentamiento importante en todo el Atlántico Sur, lo que en un escenario de guerra de posiciones territoriales y marítimas internacionales, en tensión permanente, como lo es el actual, su desarrollo estratégico se debilitaría  enormemente. Si a esto le agregamos la certeza de que  hay  en el subsuelo de la costa malvinense reservas de petróleo que prometen una base de por lo menos 1.000.000.000 de barriles, esto completa la significación  política económica y moral que tiene el reclamo argentino de las islas.
A esto se le debe sumar  el hecho de que ya hoy la Argentina no está reclamando las Malvinas solo en nombre propio sino que, por las razones antes apuntadas, lo hace también a nombre de todo Latinoamérica, ya que la presencia anglo –norteamericana allí es una afrenta geopolítica para todo el continente. Tanto más hoy cuando la cuestión del acercamiento y la integración es vital para los intereses de todos los países de la región.
Aparece en toda su dimensión, entonces, la gravedad de  haber sacado de agenda en las relaciones con el Reino Unido la cuestión de Malvinas, como concesión alegre y gratuita para “amigarnos” y “volver al mundo”. Se podría hablar de, por  lo menos, una gran ignorancia en materia de política internacional, irresponsabilidad, ingenuidad, estupidez y “cholulismo”, para no recurrir a términos como traición a la patria (chica y grande), “cipayismo” y corrupción, lo que nos haría pasibles de ser acusados de conspirativistas o ideologistas.

Mariano Ciafardini

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