En casos como el de Ucrania hay que estar de algún lado. La neutralidad o el eclecticismo revela, en situaciones como esta, más una falta de claridad o comprensión de la situación que objetividad en el análisis.
Hay que admitir que la crisis ucraniana es de difícil lectura, y aun más en el marco de una crisis internacional cada vez más compleja. Pareciera, en principio, que se reproduce una situación de guerra fría. Pero ya no estamos en el contexto de aquella guerra sórdida entre las fuerzas del imperialismo estadounidense y europeo occidental contra la URSS (y contra los movimientos independentistas, socialistas y de liberación nacional en cualquier lugar del planeta). No es esa la situación ni la dinámica de la política internacional hoy.
Proponemos entonces algunos recursos –que servían a la izquierda verdadera y a los que luchaban por la liberación de sus países dependientes del imperialismo en aquellos tiempos– para facilitar un entendimiento, aunque sea inicial, de la compleja situación, como lo es hacerse la siguiente pregunta: ¿de qué modo la prensa del imperialismo actual y sus socios menores publican y "explican" la situación?
La desestabilización de Viktor Yanukovich, con acciones armadas e incluso francotiradores, aprovechando visiblemente el descontento de algunos sectores por la situación económica, terminó en algo que no puede calificarse más que como golpe de Estado, ya que muchos de sus líderes son de ideología fascista y difícilmente accederían al poder por elecciones si mostraran sus reales intenciones. Todo ello es, para el New York Times y los demás "star media" de EE UU, una "revolución popular". Mientras tanto, la autonomía y anexión de Crimea a Rusia, pedida en libre referéndum por casi el 100 por ciento de la población, es una "invasión de Rusia a Ucrania".
El País de España no deja pasar ninguna primera plana sin hacer notar la violencia de las fuerzas rusas combinando estas noticias, sutilmente, con la situación en Siria, y a veces incluso en Corea del Norte para, ya no tan sutilmente, hacer casi un paralelismo con la situación venezolana, donde pareciera augurar día a día otro "euromaidan".
De la exhibición obscena sobre la intervención de la embajada estadounidense en la organización del susodicho "euromaidan", ni una línea. Ni siquiera algo que sugiera la reflexión acerca de: qué tiene que hacer un país como EE UU, que está a casi 10 mil kilómetros de distancia y con un océano de por medio, en el conflicto interno de un país en el que no debería admitirse, por lo menos alegremente, que, ni siquiera los "interesados" de la Unión Europea, como Alemania o Francia, se inmiscuyeran. De todo eso nada, ni una palabra.
Dime cómo publican las noticias los diarios del poder global y te diré de qué lado hay que estar.
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