China
El Partido Comunista Chino y el Marxismo (intervención en el Seminario
“Resplendence and Mission: the
Centenary of the Communist Party of China and the World” Organizado por la
Universidad de Renmin el 11 de junio 2021)
El marxismo
es dialéctica, y la dialéctica implica
movimientos tríadicos de tesis,
anti-tesis y síntesis.
Así desde
una óptica marxista el capitalismo, en su devenir histórico dialéctico,
tiene tres fases o etapas: la primera desde 1300 hasta 1890 (circa) de carácter predominantemente mercantil; la segunda desde 1890 hasta 1980 (
circa) de carácter predominantemente
industrial (denominada por Lenin imperialismo) y, la tercera, que es la que estamos viviendo desde fines del S XX y ha dado en llamarse globalización, con
predominancia del factor financiero
aunque con gran desarrollo también en los otros dos aspectos.
Esta última etapa es una etapa de la
decadencia integral del capitalismo en
la que aparecen con más ímpetu y evidencia
lo parasitario y explotador del
sistema principalmente en su aspecto financiero El desanclaje
del sistema financiero de la realidad productiva mundial se ve por
ejemplo en el hecho de que mientras el producto mundial crece en torno al
2,5%, los papeles financieros pagan entre 7% y 9%,. Como los capitales se
dirigen hacia lo que más rinde aparece una
deformación sistémica, que saca recursos de las actividades productivas hacia
la especulación generalizada. Nuestro problema planetario no es económico: lo
que se produce de bienes y servicios en el mundo, el PIB mundial, 85 billones
de dólares, representa 3700 dólares por mes por familia de cuatro personas, lo
suficiente para que todos vivan de forma digna y confortable, con lo poco que
se reduzca la desigualdad. Nuestro problema es de organización política y
social.
La revolución socialista
Así como el capitalismo ha tenido tres etapas, la revolución socialista-comunista
contra el dominio del capital también se vino desarrollando en tres modos o
estrategias distintas, según cual fuera
la etapa del capitalismo en que
se desplegaba.
En la primer fase la revolución se expresó principalmente en
revueltas campesinas (jaqueries) o del
artesanado de las ciudades europeas, todas las que fracasaban en cuanto a la
toma del poder, en el último momento de
esta etapa es cuando aparece la teoría de la revolución y del comunismo con el marxismo y el materialismo histórico, que Marx y Engels desarrollaron profundamente
en forma científica. En este momento el marxismo impulsaba a la clase
obrera mundial (preferentemente europea) a unirse y a tomar el poder. No hubo intento más serio de ello que la Comuna
de Paris la que de todos modos fue derrotada en uno pocos días. Pero el
marxismo ya estaba creado.
La segunda
estrategia revolucionara desplegada
desde la base teórica del marxismo de los “padres fundadores”, pero
superándola, fue el leninismo, que desarrolló una práctica y una teoría para
la toma del poder en un país (territorio) determinado, cosa que logró en Rusia
en 1917 creándose la URSS y luego en China en 1949, creándose la
República Popular China y así también en
varios países más a lo largo del siglo XX. Fueron revoluciones que para lograr
subsistir frente al boicot, el aislamiento y la conspiración del capitalismo
industrial hiper-desarrollado tuvieron
que hacer esfuerzos enormes y grandes
sacrificios, lo que en el caso de la
URSS terminó por minar las bases del proceso revolucionario lo que culminó en
su desintegración en 1990 siendo
desplazado del poder el Partido Comunista
en Rusia y en la mayoría de las ex repúblicas soviéticas. En China
también se hicieron grandes sacrificios y existieron momentos de alteraciones del objetivo revolucionario real aunque
la República Popular logró sobrevivir
a todo esto, fundamentalmente a
partir de haber encontrado la forma revolucionaria propia del nuevo cambio de
etapa del imperialismo a la globalización capitalista. Esta nueva estrategia marxista, que
corresponde al tercer momento del capital es decir al enfrentamiento revolucionario de la
globalización capitalista financiera fue denominada por Den Xiao Pin como “Reforma
y Apertura”.
Tal reforma
y apertura de la economía china hacia el libre juego del mercado y la propiedad privada en amplios sectores de su funcionamiento y la admisión de la
inversión extranjera directa de ningún
modo fue un giro hacia el capitalismo
Como afirma con claridad Merino “El ‘aprovechamiento’
por parte de China de la deslocalización industrial y la transnacionalización
económica se hizo desde un proyecto de desarrollo nacional que implicó, entre
otras cuestiones, el establecimiento (obligatorio) de empresas conjuntas entre
el capital extranjero y sectores productivos nacionales, la protección
industrial nacional, y la exigencia de transferir tecnología y de reinvertir en
China las ganancias obtenidas. Además, China mantuvo el control de la economía
nacional mediante grandes conglomerados estatales que canalizan el excedente
hacia una enorme inversión para desarrollar las fuerzas productivas nacionales
(los cuales conquistaron el mercado mundial), cuyo modo de acumulación
no está centrado en la obtención de ganancias sino en otorgar empleo, alcanzar
mayores niveles tecnológicos, asegurar la provisión de recursos naturales o
conquistar mercados a nivel mundial”[1].
.
Por otro
lado el tipo de “oferta” que el
capitalismo conducido por los grupos reconcentrados del capital financiero
tiene para el mundo hoy es la rapiña y la extorsión ejemplo de ello fueron los
intentos de imponer los tratados transatlántico y transpacífico cuya letra
chica condicionaba totalmente a las naciones que la firmaran frente al poder de
los EEUU tanto en cuanto al régimen laboral
como a cuestiones de protección ambiental como en otros planos. Está claro entonces que las propuestas
de EEUU, cuyo gobierno sea del partido
que sea se halla totalmente cooptado por los intereses de tales grupos
financieros, son propuestas que buscan “ hacer grande de nuevo a EEUU”,
eufemismo con el que se confiesa que no hay en la intención de estas propuestas
ninguna finalidad de crecer en conjunto
o generar beneficios mutuos sino
beneficiar exclusivamente los intereses
de una sola de la partes a expensas de las otras lo que por otro lado ha
sido el denominador común de todas las
acciones del capitalismo tanto en su versión colonialista y
neocolonialista como en su versión
imperialista del siglo XX. Así la globalización financiera tiende a construir
un mundo de enclaves ultra ricos de “cities” ultramodernas en los que reine el hiperconsumo lujoso,
insertas en un mundo de pauperizados y
excluidos relegados a subsistir detrás de los muros y vallas de contención,
vigilados por las fuerzas represivas al servicio de ese mundo para pocos.
Por el
contrario la Iniciativa china de la Franja y la Ruta (en inglés: Belt and Road
Initiative, BRI), Nueva ruta de la Seda u OBOR (siglas del inglés One Belt, One
Road), nombres por los cuales se designa un proyecto impulsado por la República
Popular China, pretende formar un
conjunto de enlaces marítimos y ferroviarios entre China y Europa pasando por
Kazajistán, Rusia, Bielorrusia y Polonia para terminar en Alemania, Francia y
el Reino Unido. Estas inversiones crean infraestructura imprescindible para el
desarrollo de cada uno de los países en que se construyen La iniciativa fue
propuesta en 2013 por el Secretario general del Partido Comunista de China,
Presidente de China, Xi Jinping, quien lo vinculó a la antigua ruta comercial
euroasiática conocida como Ruta de la Seda
El proyecto
alcanza 60 países, el 75% de las reservas energéticas conocidas en el mundo, el
70% de la población mundial y generaría el 55% del PIB mundial y en ninguno de
sus documentos oficiales existe cláusula alguna que condicione o imponga obligación política o jurídica
alguna a las partes que se integren al proyecto, y es sabido que una de las prioridades de los países en
desarrollo para salir de la “trampa de
la pobreza” y de las “trampas de la deuda”
es el desarrollo de su infraestructura
para hacerlos competitivos en la oferta internacional de sus
productos o como vía de tránsito de
producto de otros países
De esta
manera se expresa el marxismo en su
desarrollo pleno en el tercer momento (negación
de la negación) . Haciendo pie en el extraordinario proyecto de desarrollo de
la s FFPP en China hay un proyecto mundial
de comunidad de naciones y
comunitarismo de los pueblos que viene a
realizar el ideario marxista en su plenitud . La unión del mundo del trabajo a
escala planetaria y su articulación virtuosa son hoy posibles
. A China no
le interesa imponer a ninguna nación del
mundo una relación económica desventajosa en beneficio propio sino que su
política es ayudar al desarrollo de otros países ya que ello les permitirá comprar más
productos chinos, China es hoy indiscutiblemente el taller mundial es decir que
es el corazón del “mundo del trabajo” lo que la convierte en una socia y aliada de cualquier nación del
mundo que busque desarrollarse a través del trabajo. La impronta
proletaria-productiva de China permea todas sus políticas tanto internas como
externas
El desafío
central es la creación de una nueva gobernanza que permita que los recursos de
la sociedad vuelvan a ser productivos: que nuestros ahorros generen crédito
barato para favorecer el consumo de las familias y la expansión de la demanda,
que el crédito de medio y largo plazo favorezca la inversión empresarial
El mundo
está claramente maduro para una gobernanza planetaria, para que se produzca de
nuevo un mínimo de coherencia entre los espacios de la economía y los espacios
de la política. Los fragmentos de gobernanza global que surgieron, como la
Organización de las Naciones Unidas (ONU), el Banco Mundial, el Fondo Monetario
Internacional (FMI), la Organización Mundial del Comercio (OCM) y otros
parecidos, como también las reuniones ad hoc de un G8, el G20 o los
BRICS, claramente apuntan hacia la necesidad de repensar la articulación de los
espacios y la creación de un sistema diferente de gobernanza.
China y su proyecto de la Franja y la Ruta son la
expresión más viva de ese desarrollo de la idea marxista hacia un nuevo mundo
socialista y comunista.
El Partido
Comunista de China
Tanto la
revolución socialista con la toma del poder en 1949 y la instauración del
socialismo en China y su permanencia y desarrollo frente a acechanzas externas
e internas de todo tipo, durante la segunda forma de capitalismo como la gran
actualización del socialismo y del marxismo
en la monumental Reforma y Apertura, frente al tercer y ultima forma de
capitalismo (globalizaión) fueron obra del Partido Comunista Chino y sus
líderes Mao Zedong , Deng Xiaoping y Xi Jinping solo pudieron ( y pueden)
llevar adelante este proyecto gracias a que tenían ( y tienen) a este partido
para apoyarse en él.
Es por
eso que los cien años del Partido
Comunista Chino que hoy celebramos con alegría y orgullo tienen una
significación única no solo para
China o para los marxistas sino, como hemos visto, para toda la humanidad.
Mariano
Ciafardini
Dr. en
Ciencias Políticas Coordinador del Grupo China del Centro de Estudios y Formación
Marxista Héctor P Agosti (CEFMA)
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