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jueves, 17 de junio de 2021

China El Partido Comunista Chino y el Marxismo (intervención en el Seminario “Resplendence and Mission: the Centenary of the Communist Party of China and the World” Organizado por la Universidad de Renmin el 11 de junio 2021)

 

China  El Partido Comunista Chino y el Marxismo (intervención en el Seminario “Resplendence and Mission: the Centenary of the Communist Party of China and the World” Organizado por la Universidad de Renmin el 11 de junio 2021)

 

El marxismo es dialéctica,  y la dialéctica implica movimientos tríadicos  de tesis, anti-tesis y síntesis.

Así desde una óptica marxista el capitalismo, en su devenir histórico  dialéctico,  tiene tres fases o etapas: la primera desde  1300 hasta 1890 (circa)  de carácter predominantemente mercantil;  la segunda desde 1890 hasta 1980 ( circa)  de carácter predominantemente industrial (denominada por Lenin imperialismo) y, la tercera, que  es la que estamos viviendo  desde fines del S XX  y ha dado en llamarse globalización, con predominancia del factor financiero  aunque con gran desarrollo también en los otros dos aspectos.

 Esta última etapa es una etapa de la decadencia integral del capitalismo   en la que aparecen con más ímpetu y evidencia  lo parasitario  y explotador del sistema  principalmente  en su aspecto financiero   El desanclaje del sistema financiero de la realidad productiva mundial se  ve  por ejemplo en el hecho de que mientras el producto mundial crece en tor­no al 2,5%, los papeles financieros pagan entre 7% y 9%,. Como los capitales se dirigen  hacia lo que más rinde aparece una deformación sistémica, que saca recursos de las actividades productivas hacia la especulación generalizada. Nuestro problema planetario no es económico: lo que se produce de bienes y servicios en el mundo, el PIB mundial, 85 billones de dólares, representa 3700 dólares por mes por familia de cuatro personas, lo suficiente para que todos vivan de forma digna y confortable, con lo poco que se reduzca la desigualdad. Nuestro problema es de organización política y social.

 

La  revolución socialista

 Así como el capitalismo ha tenido tres etapas, la revolución socialista-comunista contra  el dominio del capital  también se vino desarrollando en tres modos o estrategias distintas, según cual fuera  la etapa del capitalismo  en que se desplegaba.

 En la primer fase  la revolución se expresó principalmente en revueltas campesinas (jaqueries)  o del artesanado de las ciudades europeas, todas las que fracasaban en cuanto a la toma del poder,  en el último momento de esta etapa  es cuando aparece la  teoría de la revolución y del comunismo  con el marxismo y el materialismo histórico,  que Marx y Engels desarrollaron  profundamente  en forma científica. En este momento el marxismo impulsaba a la clase obrera mundial (preferentemente europea) a unirse  y a tomar el poder.  No hubo intento más serio de ello que la Comuna de Paris la que de todos modos fue derrotada en uno pocos días. Pero el marxismo ya estaba creado.

La segunda estrategia revolucionara  desplegada desde la base teórica del marxismo de los “padres fundadores”, pero superándola,  fue el leninismo,  que desarrolló una práctica y una teoría para la toma del poder en un país (territorio) determinado, cosa que logró en  Rusia  en 1917 creándose la URSS y luego en China en 1949, creándose la República Popular China  y así también en varios países más a lo largo del siglo XX. Fueron revoluciones que para lograr subsistir frente al boicot, el aislamiento y la conspiración del capitalismo industrial hiper-desarrollado  tuvieron que hacer esfuerzos enormes y  grandes sacrificios,  lo que en el caso de la URSS terminó por minar las bases del proceso revolucionario lo que culminó en su desintegración en   1990  siendo desplazado del poder el Partido Comunista  en Rusia y en la mayoría de las ex repúblicas soviéticas. En China también se hicieron grandes sacrificios y existieron momentos de alteraciones   del objetivo revolucionario real  aunque  la República Popular logró sobrevivir  a todo esto,  fundamentalmente a partir de haber encontrado la forma revolucionaria propia del nuevo cambio de etapa del imperialismo a la globalización capitalista.  Esta nueva estrategia marxista, que corresponde al tercer momento del capital es decir  al enfrentamiento revolucionario de la globalización capitalista financiera fue denominada por Den Xiao Pin como “Reforma y Apertura”.

 

 

Tal reforma y apertura de la economía china hacia el libre juego del mercado  y la propiedad privada en amplios sectores  de su funcionamiento y la admisión de la inversión extranjera directa  de ningún modo fue un giro hacia el capitalismo

 Como afirma con claridad Merino “El ‘aprovechamiento’ por parte de China de la deslocalización industrial y la transnacionalización económica se hizo desde un proyecto de desarrollo nacional que implicó, entre otras cuestiones, el establecimiento (obligatorio) de empresas conjuntas entre el capital extranjero y sectores productivos nacionales, la protección industrial nacional, y la exigencia de transferir tecnología y de reinvertir en China las ganancias obtenidas. Además, China mantuvo el control de la economía nacional mediante grandes conglomerados estatales que canalizan el excedente hacia una enorme inversión para desarrollar las fuerzas productivas nacionales (los cuales conquistaron el mercado mundial), cuyo modo de acumulación no está centrado en la obtención de ganancias sino en otorgar empleo, alcanzar mayores niveles tecnológicos, asegurar la provisión de recursos naturales o conquistar mercados a nivel mundial”[1].

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Por otro lado  el tipo de “oferta” que el capitalismo conducido por los grupos reconcentrados del capital financiero tiene para el mundo hoy es la rapiña y la extorsión ejemplo de ello fueron los intentos de imponer los tratados transatlántico y transpacífico cuya letra chica condicionaba totalmente a las naciones que la firmaran frente al poder de los EEUU tanto  en cuanto al régimen laboral como a cuestiones de protección ambiental como en otros planos.  Está claro entonces que las propuestas de  EEUU, cuyo gobierno sea del partido que sea se halla totalmente cooptado por los intereses de tales grupos financieros,  son propuestas  que buscan “ hacer grande de nuevo a EEUU”, eufemismo con el que se confiesa que no hay en la intención de estas propuestas ninguna finalidad de crecer en conjunto  o generar beneficios mutuos  sino beneficiar exclusivamente los intereses  de una sola de la partes a expensas de las otras lo que por otro lado ha sido  el denominador común de todas las acciones del capitalismo tanto en su versión colonialista y neocolonialista  como en su versión imperialista del siglo XX. Así la globalización financiera tiende a construir un mundo de enclaves ultra ricos de “cities” ultramodernas  en los que reine el hiperconsumo lujoso, insertas  en un mundo de pauperizados y excluidos relegados a subsistir detrás de los muros y vallas de contención, vigilados por las fuerzas represivas al servicio de ese mundo para pocos.

 

Por el contrario la Iniciativa china de la Franja y la Ruta (en inglés: Belt and Road Initiative, BRI), Nueva ruta de la Seda u OBOR (siglas del inglés One Belt, One Road), nombres por los cuales se designa un proyecto impulsado por la República Popular China,  pretende formar un conjunto de enlaces marítimos y ferroviarios entre China y Europa pasando por Kazajistán, Rusia, Bielorrusia y Polonia para terminar en Alemania, Francia y el Reino Unido.  Estas inversiones  crean infraestructura imprescindible para el desarrollo de cada uno de los países en que se construyen La iniciativa fue propuesta en 2013 por el Secretario general del Partido Comunista de China, Presidente de China, Xi Jinping, quien lo vinculó a la antigua ruta comercial euroasiática conocida como Ruta de la Seda

El proyecto alcanza 60 países, el 75% de las reservas energéticas conocidas en el mundo, el 70% de la población mundial y generaría el 55% del PIB mundial y en ninguno de sus documentos oficiales existe cláusula alguna que condicione  o imponga obligación política o jurídica alguna a las partes que se integren al proyecto, y es sabido que  una de las prioridades de los países en desarrollo para  salir de la “trampa de la pobreza”  y de las “trampas  de la deuda”  es el desarrollo de su infraestructura  para  hacerlos competitivos  en la oferta internacional de sus productos  o como vía de tránsito de producto de otros países

De esta manera se expresa  el marxismo en su desarrollo pleno  en el tercer momento (negación de la negación) . Haciendo pie en el extraordinario proyecto de desarrollo de la s FFPP en China hay un proyecto mundial  de comunidad de naciones  y comunitarismo de los pueblos  que viene a realizar el ideario marxista en su plenitud . La unión del mundo del trabajo a escala planetaria y su articulación virtuosa son hoy posibles

 

 

. A China no le interesa imponer  a ninguna nación del mundo una relación económica desventajosa en beneficio propio sino que su política es ayudar al desarrollo de otros países  ya que ello les permitirá comprar más productos chinos, China es hoy indiscutiblemente el taller mundial es decir que es el corazón del “mundo del trabajo” lo que la convierte  en una socia y aliada de cualquier nación del mundo que busque desarrollarse a través del trabajo. La impronta proletaria-productiva de China permea todas sus políticas tanto internas como externas

 

El desafío central es la creación de una nueva gobernanza que permita que los recursos de la sociedad vuelvan a ser productivos: que nuestros ahorros generen crédito barato para favorecer el consumo de las familias y la expansión de la demanda, que el crédito de medio y largo plazo favorezca la inversión empresarial

El mundo está claramente maduro para una gobernanza planetaria, para que se produzca de nuevo un mínimo de coherencia entre los espacios de la economía y los espacios de la política. Los fragmentos de gobernanza global que surgieron, como la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional (FMI), la Organización Mundial del Comercio (OCM) y otros parecidos, como también las reuniones ad hoc de un G8, el G20 o los BRICS, claramente apuntan hacia la necesidad de repensar la articulación de los espacios y la creación de un sistema diferente de gobernanza.

China  y su proyecto de la Franja y la Ruta son la expresión más viva de ese desarrollo de la idea marxista hacia un nuevo mundo socialista y comunista.

 

El Partido Comunista de China

Tanto la revolución socialista con la toma del poder en 1949 y la instauración del socialismo en China y su permanencia y desarrollo frente a acechanzas externas e internas de todo tipo, durante la segunda forma de capitalismo como la gran actualización del socialismo y del marxismo  en la monumental Reforma y Apertura, frente al tercer y ultima forma de capitalismo (globalizaión) fueron obra del Partido Comunista Chino y sus líderes Mao Zedong , Deng Xiaoping y Xi Jinping solo pudieron ( y pueden) llevar adelante este proyecto gracias a que tenían ( y tienen) a este partido para apoyarse en él.

Es por eso  que los cien años del Partido Comunista Chino que hoy celebramos con alegría y orgullo tienen una significación única  no solo para China  o para los marxistas  sino, como hemos visto,  para toda la humanidad.

Mariano Ciafardini

Dr. en Ciencias Políticas Coordinador del Grupo China del Centro de Estudios y Formación Marxista Héctor P Agosti (CEFMA)



[1] Merino Gabriel http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/library

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