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jueves, 17 de junio de 2021

China, el Partido Comunista Chino y el Marxismo

 

China, el Partido Comunista Chino  y el Marxismo

 

I Introducción

La tesis que vamos a sustentar en este trabajo es la de que el marxismo, como movimiento revolucionario,  ha seguido y sigue, en la acción de su aparición y despliegue, en su carácter de fenómeno real que se opone al capitalismo,  un curso también[1] dialéctico, en sí mismo,  y que, por ello,   ha atravesado  por tres momentos dialécticos, finalizando su autorrealización integral hoy,  en su tercer momento.[2] Este tercer momento de la manifestación revolucionaria del marxismo,  que transcurre actualmente,   tiene a China,  al Partido Comunista Chino  y al pueblo chino como  escenarios y  actores determinantes de este acontecimiento epocal.  

Los dos primeros  momentos del marxismo, en esta, su autorrealización  fueron:

1)      el de su propio ponerse, o momento  afirmativo, identitario, ( en si) que tuvo dos aspectos  a) uno teórico cual es  el de la redacción por parte de Marx y Engels de las obras fundamentales  que le dan sustento teórico  ideas que sintetizan (y superan) toda una tradición teórica moderna (economía clásica, socialismo utópico y filosofía moderno-romántica y b) uno práctico, que es  el de las luchas de los comunistas en la época de Marx y Engels y sus propias militancia  en estos movimiento,  del que se destaca la fundación de la Primera Internacional. Estas luchas  son a su vez la síntesis de todo un movimiento libertario  e igualitarista, que empezó  en las luchas comuneras y campesina del siglo XIII y culminó en la “Comuna de París” de 1871. En este primer momento  no imperaba todavía la centralidad del esfuerzo en la estrategia para la toma del poder en un estado nación particular.  El esfuerzo revolucionario se asumía,  aunque, inevitablemente, en formas de levantamientos locales,  con una impronta permanentemente internacionalista, como teniendo en mira, podría decirse,  la asunción de la clase obrera al poder universal en un solo acto o proceso mundial. La consigna “proletarios del mundo uníos”,  del Manifiesto Comunista, sintetizaba esta forma de ser, política, del marxismo en su primera fase.

2) Un segundo momento,  que niega dialécticamente al primero, es el  constituido por el “leninismo”, que supera  la  primera visión hecha por Marx y Engels desde la perspectiva de la Europa decimonónica con una clase obrera no del todo desarrollada  y una burguesía que todavía se mantenía en el plano de la empresa personal o familiar en franca (salvaje) competencia con las otras empresas nacionales,  característica del primer momento del capitalismo. En este segundo movimiento dialéctico revolucionario, el foco está puesto  en el esfuerzo teórico y práctico en torno a  la estrategia para la toma del poder, en un Estado Nación (o varios)  determinado. Para ello se elabora la teoría del Partido Revolucionario  y se lo construye, efectivamente,  como tal, en Rusia a fines del siglo XIX y principios del XX. Luego, ya habiendo obtenido el poder  y consolidado la estructura política de la URSS, se extiende  bajo la misma concepción a China, hasta la toma del poder, también allí bajo la forma de la República Popular China en 1949. De esta misma forma se realizarán, en otros lugares del planeta, distintas revoluciones, o tomas del poder, por los comunistas, toda en el marco de los límites de un estado-nación determinado. El  desarrollo del marxismo consistirá entonces en estas dos cuestiones fundamentales, el Partido Revolucionario  y la Toma ( y consolidación) del Poder, país por país y el intento del desarrollo de las fuerzas productiva  en el marco de estos procesos revolucionarios,  compitiendo (o intentando competir) con el desarrollo de las fuerzas productivas de los países capitalistas desarrollados.

Finalmente, hoy  la humanidad es testigo y protagonista del inevitable  tercer momento, de síntesis ( y superación)  de los dos anteriores  ( en sí y para sí), en el que nos encontramos actualmente  y en el que  la concreción de las leyes del materialismo histórico se expresa  entre otras cosas  en  un hiper desarrollo de las fuerzas productivas  en un país  de características continentales, como es China.  En ello  se conserva, del segundo momento, (aufhebung) la realidad del Partido Comunista, como el determinante político  central. A  partir  de allí, dado  el volumen y  la escala del  desarrollo de la FFPP en China, se  produce  el impacto de esta economía en el resto del mundo. La planificación de este despliegue en forma de red  económica mundial, por sus características, va determinando la formación inevitable de esquemas políticos en el resto de los estados nación, que se espejan con la dinámica socialista comunista que está en el nodo central de la red. Este movimiento va determinando, a su vez, cada vez más, la necesidad de acuerdos internacionales amplios y las tendencias a la formación de una comunidad universal de naciones, en torno a cuestiones particulares,  como la ecológica, la sanitaria. La del mantenimiento de la paz,  etc.  Con ello vuelve a resonar el pathos internacionalista del primer momento pero asegurado por el poder político concreto en cada estado nación y por el  acuerdo coordinación y articulación  de los esfuerzos nacionales en una trama internacional.

 

  

 

II Marxismo

El marxismo  nace  de una tradición revolucionaria  de varios siglos atrás  desde las luchas de los comuneros  y los campesinos en la vieja Europa  durante la crisis del feudalismo y el despertar de  una incipiente burguesía en la ciudades europeas entre el 1200 y el 1300, aproximadamente, en un largo período de transición desde la antigüedad a la modernidad capitalista.[3] 

 Nace, asimismo,  con una impronta universalista  y esto se plasma en la creación de la Primera Internacional, en 1864,  en  la que juegan un papel muy activo   Marx y Engels.   Es decir  en términos dialécticos el marxismo inicialmente  se pone, se afirma, aparece, con ese “pathos”, esa tendencia  que le es propia y natural de ser una ideología para toda la humanidad. Esa tendencia  se plasma en el internacionalismo proletario que propone la unión de todos los trabajadores del mundo en  un  único esfuerzo revolucionario, como estrategia general. De este modo, como se afirma  en internet (Wikipedia) la Primera Internacional: “trató de unir a los trabajadores de los diferentes países. Agrupó inicialmente a los sindicalistas ingleses, anarquistas y socialistas franceses e italianos republicanos. Sus fines eran la organización política del proletariado en Europa y el resto del mundo, así como un foro para examinar problemas en común y proponer líneas de acción… La I Internacional no surgió de un momento para otro como algo acabado. Las tres organizaciones más importantes que dieron origen a la Internacional fueron: la Sociedad de Demócratas Fraternales, fundada en 1845 por Julián Hamey en Londres, que organizaba a los refugiados políticos de toda Europa. Esta fue la primera organización internacional de la clase obrera. La segunda fue La Liga Comunista que se creó (en 1848) basada en el trabajo de Marx y Engels, el Manifiesto Comunista, y que dio al movimiento obrero su primer programa científico y,… las bases teóricas correctas. La tercera fue El Comité Internacional organizado por Ernest Jones en Londres, quien con mítines y manifiestos mantuvo viva la tradición del internacionalismo durante los reaccionarios años 50”. (https://www.ecured.cu/Primera_Internacional)

La elaboración de la teoría del comunismo científico se realizó, en esta  época del capitalismo pre-monopolista, atendiendo a los  rasgos característicos a este: empobrecimiento relativo y absoluto de los trabajadores; transformación de los libres artesanos y campesinos en trabajadores “en alquiler” sin derechos; despiadada explotación (día laboral de 12-14 horas). Los geniales creadores de la teoría revolucionaria de lucha de clases con absoluta corrección y argumentación determinaron el rumbo y objetivo de transformación de la sociedad – socialización de los medios de producción en su máxima y superior forma – popular/nacional absoluta. Esta expresión se apoyaba en la esperanza de la victoria de revoluciones socialistas simultáneas en la mayoría de los países más desarrollados. La historia no confirmó esa esperanza y fue por caminos mucho más largos y complicados, lo cual no invalida de ningún modo la validez teórica y práctica del marxismo Por eso el principal esfuerzo y atención Marx y Engels lo dedicaron a la  crítica del sistema capitalista  y al estudio de sus antecedentes históricos  y en segundo lugar a la determinación, desarrollo y diseño de los rasgos principales del sistema comunista. Sin embargo, la importancia de inevitables etapas transitorias, no fue apreciada y desarrollada con la argumentación y pertinencia científica que les era característica.

El marxismo se elabora inicialmente y se difunde   principalmente en Europa, hacia fines del 1800,  que es, en ese momento, el lugar donde más se había desarrollado el capitalismo  y donde escribían y militaban políticamente Marx y Engels y sus seguidores más cercanos. En el resto del mundo estas ideas no eran conocidas  o se  limitaban a llegar a estrechos círculos intelectuales. Por otra parte,  ni Marx ni Engels supusieron, al menos en un principio , que el inicio de la revolución mundial se fuera a dar en Rusia y mucho menos en China, aunque estuvieron informados sobre la situación política y social en estos lejanos parajes y, en el caso de Rusia, incluso fueron consultados sobre las posibilidades concretas de la revolución

El socialismo fue identificado como la primera fase de la formación comunista y prácticamente se diferenciaba solo por el modo de distribución –“a cada uno por su trabajo, y de cada uno según  sus capacidad” Y, como afirma  Joaquín Rodríguez [4] , “desde luego, es absolutamente absurdo e improcedente criticar a los fundadores de la teoría revolucionaria social, ya que tenemos a la espalda más de 130 años de historia mundial (desde el trabajo de Marx ‘Critica al programa de Gotha’), y muy en especial, 74 años de construcción socialista”.

II Marxismo leninismo

Las ideas marxistas empiezan a llegar a la  Rusia zarista  en cuyas principales ciudades se había empezado  a desarrollar una industria capitalista considerable, a fines de 1800. Pero los campesinos,  que  componían la mayoría de su población, desconocían estas ideas  como cualquier otra ideología revolucionaria, más allá de reducidos grupos que estaban organizados por los “naródnikis”, una suerte de populismo o socialismo agrario.

China se encontraba todavía bajo la dinastía Qing que se había entregado  en forma humillante  a los intereses ingleses y de otras potencias, desde las guerras del Opio, y las ideas marxistas todavía no se conocían en su territorio. La emperatriz regente Cixi había empezado acciones tendientes a la modernización de China pero la decadencia de la dinastía era ya irreversible.

Sin embargo  va a ser en estos dos países  donde el marxismo va a dar el primer salto dialéctico  negando ( relativamente) la estrategia internacionalista,  en pos de la construcción del socialismo “país por país”[5]  Esta nueva  reformulación del marxismo  es la que está en el corazón de lo que fue, posteriormente, conocido como “leninismo”,  ya que su principal exponente, tanto teórico como en la dirigencia  práctica revolucionaria concreta fue Lenin y, si bien su teoría no nace  explícitamente marcando esta diferencia con el marxismo anterior,   ya en  los primeros trabajos de Lenin se advierte claramente que está hablando de una estrategia política para la conquista del poder en un país determinado  (Rusia) y poniendo en primer lugar la necesidad de la creación de un organismo  particular (el Partido Socialdemócrata Ruso),  aunque  en principio todo ello aparezca  como la intención de producir  una chispa (iskra ) que incendiaría la llanura, primero europea y, seguidamente, mundial  con la revolución marxista. Sin embargo esta  “esperanza” revolucionaria mundial  no es lo que ocupa la preocupación central del leninismo desde sus comienzos, sino la urgencia de la revolución en Rusia y la toma del poder por el Partido Socialdemócrata Ruso de cuya dirección era el mismo uno de  los agentes principales.

Es importante entender, entonces, que el leninismo fue en ese entonces, un cambio cualitativo en la teoría marxista, que planteó  la necesidad de una organización revolucionaria  de nuevo tipo, que aspiraba a tomar el poder en un país determinado  y a asumir las responsabilidades de gobierno del estado, en ese país, para cambiar desde el poder las relaciones de producción y de propiedad. Esto constituye una negación dialéctica  del primer momento del marxismo  y su impronta universalista inmediata. Es una negación dialéctica porque contiene aquella tendencia internacionalista,  pero la pone en un segundo plano,   como anexa a la misión principal que es, ahora, la toma del poder y su conservación en un país, en un territorio nacional, determinado.

Así se da la revolución en Rusia, en Octubre de 1917 y esta tendencia  de la revolución “en un solo país” es lo que se ira afirmando cada vez más como realidad con el estalinismo.

Es  con  esta impronta ya desarrollada, es decir como marxismo leninismo, que llegan las ideas marxistas a China. en los comienzos del 1900. Aunque  hubo conocimiento del marxismo en China con anterioridad a la Revolución socialista Rusa  incluso el “Manifiesto” se editó en chino  en fecha anterior a 1917, no existió un real desarrollo del pensamiento marxista  en China hasta que Li Dazhao,  a su regreso de estudios en  Japón,  y como bibliotecario de la Universidad de Beijin,  comenzó a publicar en la revista  “Nueva juventud”, de Chen Duxiu, artículos referidos al marxismo,  pero, particularmente, en referencia a la Revolución Rusa y a la instauración de la Unión de las Repúblicas Socialistas Soviéticas.

Tanto Li como Chen, en su juventud,  estudiaron algunos años  en Japón,  donde tuvieron contacto con las ideas occidentales,  especialmente las de la Ilustración, como contrario y superador de lo antiguo y atrasado de las estructuras feudales. Ello los convirtió  en pensadores modernos totalmente contrarios al imperio de la dinastía Qing y a la atrasada estructura feudal que la misma legó a China, como así también a la ideología tradicional, principalmente confusiana, que actuaba como conservadora y contenedora de los cambios que China necesitaba.

Li estudió economía política en la Universidad de Waseda, en Japón, entre 1913 y 1916. En mayo de 1916 regresó a China. En 1918 obtuvo una plaza como bibliotecario jefe en la biblioteca de la Universidad de  Beijin (Pekín). Allí tuvo a su cargo, como empleado, al joven Mao Zedong, futuro líder comunista chino, aunque, por lo que se sabe, no llegaron a entablar una relación personal estrecha.

Durante su etapa como bibliotecario en Beijin, Li fue uno de los primeros intelectuales chinos que se interesó por los acontecimientos que se desarrollaban en Rusia, donde los bolcheviques habían proclamado la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. Li Dazhao veía en el nuevo Estado soviético un modelo ejemplar de lo que debía ser una sociedad justa. Frente a quienes deseaban que China emulara el progreso económico de las potencias occidentales y de Japón, Li Dazhao vio en la Unión Soviética y en su ideología marxista el modelo político adecuado para China. En la Universidad de Beijin, Li fundó un grupo de estudio del marxismo junto a varios alumnos y profesores de la institución académica.

Las actividades políticas de Li Dazhao captaron la atención de Chen Duxiu, entonces decano de la Universidad de Beijin. Chen era uno de los más destacados intelectuales de la época, editor de la mencionada  revista reformista “Nueva Juventud”, en la que se publicaron artículos y obras literarias que ejercerían una profunda influencia sobre el pensamiento chino de principios del siglo XX.

Chen Duxiu invitó a Li Dazhao a editar un número especial de Nueva Juventud monográfico sobre el marxismo, que se publicó en el otoño de 1919. La publicación de este número de Nueva Juventud dedicado al marxismo, en un momento en que el movimiento de reforma política y cultural, conocido como Movimiento del Cuatro de Mayo,  estaba en plena eclosión, atrajo a muchos lectores de la influyente revista, incluido el propio Chen Duxiu, hacia el comunismo.

Así, Li Dazhao se convirtió en el introductor del marxismo en China. En colaboración con Chen Duxiu, comenzó a atraer a jóvenes interesados en el marxismo y el movimiento despertó la atención de la URSS, que, a través de la “Komintern”, intentaba propagar el comunismo en el mundo.

 Por orden de Lenin dos agentes de la Komintern, el ruso Grígori Voitinski y el chino de educación siberiana Yang Mingzhai, fueron enviados a China  para contactar con activistas marxistas. Al llegar a Pekín en 1920 se entrevistaron con Li Dazhao, quien les recomendó que hablaran también con Chen Duxiu, entonces establecido en Shanghái (https://es.wikipedia.org/wiki/Li_Dazhao)

Cheng había nacido en el distrito de Huaining, perteneciente a la ciudad de Anqing en la provincia central de Anhui, su padre murió cuando él era aún un niño y su educación corrió a cargo fundamentalmente de su abuelo, que lo instruyó en el canon tradicional de los exámenes imperiales, estudiando los cuatro libros y los cinco clásicos. En 1896 aprobó los exámenes imperiales de ámbito local, pero un año después suspendió el examen provincial. En 1900 se trasladó a Shanghái, y un año después, en 1901, a Japón.

En Japón, Chen Duxiu, como otros muchos estudiantes chinos, entraría en contacto con la cultura y el pensamiento occidental, y descubriría los movimientos ideológicos de oposición a la decadente dinastía Qing.

En 1903 volverá a China, donde participará en organizaciones políticas durante los años turbulentos que culminaron con la caída de la última dinastía en la Revolución de Xinhai entre 1911 y 1912. En 1913 se vio obligado a huir a Japón tras participar en actividades subversivas contra el entonces hombre fuerte de China, Yuan Shikai.

Cheng  fundó la revista Nueva Juventud, 1915, habiéndose establecido en Shanghái tras su regreso a China  El órgano  se convirtió en la voz de los movimientos reformistas chinos. En esa revista se publicarían escritos tan importantes como el histórico artículo de Hu Shih, en el que se abogaba por el uso de la lengua vernácula como lengua literaria, o como el relato "Diario de un loco" de Lu Xun, hito de la literatura china contemporánea. La revista publicó también numerosos artículos de Chen Duxiu, en los que criticaba la sociedad tradicional china y, muy en especial, el confucianismo, al que Chen culpaba de muchos de los males de la sociedad china de su tiempo.

En 1917 Chen obtuvo el puesto de decano de la Universidad de Pekín por recomendación de Cai Yuanpei, otro de los grandes intelectuales chinos de principios del siglo XX. Fue precisamente en la universidad pekinesa donde, como ya se adelantara, Chen conoció las ideas marxistas de Li Dazhao, que a la sazón era el bibliotecario jefe de la universidad. Chen, como dijéramos, invitó a Li a editar un número monográfico de Nueva Juventud dedicado íntegramente al marxismo. Inicialmente previsto para la primavera de 1919, el ejemplar sobre el marxismo acabaría publicándose en el otoño. Chen y Li se convirtieron en dos de los principales líderes ideológicos del Movimiento del Cuatro de Mayo, surgido a raíz de las protestas antijaponesas del 4 de mayo de 1919 en Pekín.

En ese año, Chen fue encarcelado durante tres meses por su activismo político durante las protestas del 4 de mayo. Expulsado de la universidad, tras salir de la cárcel se instaló de nuevo en Shanghái. A partir de ese momento Chen, que había vacilado entre diversas opciones ideológicas, se decantó plenamente por el comunismo. Nueva Juventud adoptaría una línea comunista y se convertiría en el principal órgano de expresión de las ideas de los aún escasos comunistas chinos. Su adhesión a la causa comunista lo distanciaría de algunos amigos y colaboradores, como Hu Shih quien terminaría siendo un feroz anticomunsita  de los círculos de Chang kai Sek  en Taiwan.

La misión de los  delegados, de la Komintern, el ruso Grígori Voitinski y el chino educado en Siberia Yang Mingzai, era contactar con activistas políticos para fundar un partido comunista con apoyo soviético. A través de un emigrado ruso en Pekín contactaron, como viéramos, con Li Dazhao, quien les recomendó que se entrevistaran también con Chen Duxiu.

Voitinski y Yang viajaron a Shanghái, donde ofrecieron a Chen el apoyo tanto económico como logístico de la Unión Soviética para fundar un partido comunista. Otro funcionario de la Komintern que vivió los primeros momentos del comunismo chino sería el neerlandés Henk Sneevliet, alias "Maring", quien había pasado gran parte de su vida en Indonesia.

Mao Zedong y el comunismo chino

La verdadera recepción marxista leninista del marxismo en China  se realiza ya desde  la fundación del Partido Comunista en 1921, por parte de aquel que va a ser el gran líder de la lucha  y la revolución socialista en China, Mao Zedong (Tse Tung  en aquel entonces). Después, ya a fines del siglo XX y, en los albores del XXI, habrá  una actualización y reformulación del marxismo en China (y desde allí a todo el mundo)  tanto teórica como prácticamente, siendo el principal artífice de este nuevo cambio cualitativo  Deng Xiaoping, quien también había participado de la gesta maoísta  como uno de sus principales dirigentes y ya hoy  Xi Jinping como líder dela Partido y de la Nación China.

Mao inició su derrotero político acercándose a las ideas  neoconfusianas (de las que posteriormente renegará) del pensador chino,  partidario de una monarquía constitucional, Kang Youwei y, más concretamente, comulgando  con los principios de Sun Yat Zen y su ideario de la China republicana. Su  rebeldía inicial se abonó con la admiración que le causaban las heroicidades de los campesinos pobres rebeldes que protagonizaron diversos levantamientos en China en el siglo XIX.  Y la diferencia con éstos fue precisamente el hecho de que Mao adoptara el marxismo leninismo, adaptándolo a las condiciones de China de la época.  Una de las ideas fuerza de Mao  que evidencian su leninismo, (y por ende su estalinismo), fue  la convicción de que si no se disponía de cuadros bien entrenados e incorruptibles  capaces de formar los escalones medios e inferiores del partido y de la administración pública  todos los elevados objetivos de la revolución  corrían un grave riesgo de perderse. El leninismo de Mao se advierte también con relación a la teoría  sobre el “eslabón más débil”, con el que Lenin justificó el estallido de la revolución en Rusia,  en lugar de en algún país capitalista desarrollado. Mao se apoyó en los campesinos pobres para sostener una guerra revolucionaria prolongada  a partir, también, del criterio de que esos eran los sectores  en los que el control del gobierno era más débil.

 Cuando se produce el levantamiento revolucionario republicano  de 1911, Mao se encuentra en Changsha, en donde concurría a la escuela normal, y se une inmediatamente como soldado raso al ejército provincial de Hunan, alineado con la impronta republicana. Todavía su pensamiento es premarxista antitradicionalista y anticonfusiano. Influido sin embargo por el profesor  Yang Changji empezó a mantener una correspondencia  con intelectuales como los ya referidos  Chen Duxiu y Li Dazhao.

Al trasladarse a Pekin en 1918 Mao toma contacto con Li Dazhao y Chen Duxiu A partir de ello toma contacto, por primera vez, con las ideas marxistas,  sobre todo  inspirado en dos artículos de Li  sobre la revolución rusa  “Victoria del pueblo sencillo” y “Triunfo del Bolchevismo”. Es decir que su contacto con el marxismo fue ya en forma directa con la versión leninista y con la práctica leninista  en el hacer  de la Revolución,   es decir, su contacto no es inicialmente con las obras clásicas del marxismo,   ni con el Manifiesto Comunista, ni con El Capital u otras obras clásicas del marxismo,  sino con la teoría y práctica de la revolución  que se estaba haciendo en Rusia bajo el liderazgo de Lenin.

Después del levantamiento del 4 de mayo de 1919, Mao comenzó a editar, en Changsha, el semanario “Río Hsiang”,  escribiendo, ya en sus primeros números,  párrafos como: “Las partes  que se enfrentan en una reforma o en una revuelta histórica…deben unirse fuertemente…ya que la victoria depende de la coherencia y de la resistencia de la unidad. El triunfo de la revolución de octubre fue el triunfo de la unidad del pueblo ruso...la organización es la clave de la unidad “[6] Luego, a comienzos de 1920, Mao empieza  sus lecturas del Manifiesto y  de la obra de Marx y Engels,  lo que completa su conversión al comunismo.

En agosto de 1920, Mao  terciando  en una disputa teórica entre dos amigos, sobre si  el camino de la revolución era el de Rusia  o una forma más evolutiva de socialismo, Mao toma partido a favor de uno de ellos,  Tsai Hosen,  quien afirmaba que: “El socialismo es ciertamente la solución de los problemas del mundo y también el medio más adecuado para la futura reconstrucción de China. Creo que lo primero que debemos hacer es organizar un partido- el partido comunista que será el promotor propagandista vanguardia y dirigente de la revolución “[7]

Ante las expresiones de Sun Yat Sen, que  expresaba públicamente su admiración por el modelo ruso de revolución, el gobierno de  la Rusia revolucionaria  inició una aproximación al republicanismo   chino,  ya en 1918,  expresando sus simpatías por  este movimiento  a partir de afirmaciones de Chicherin en el V Congreso de los Soviets. Aunque los soviéticos se pusieron, también, en contacto con algunos “señores de la guerra”, en  tanto que el poder en China  estaba realmente fragmentado y el gobierno soviético necesitaba imperiosamente mantener una buena relación diplomática con China frente al aislamiento que estaba sufriendo por parte de las potencias occidentales.

Otro de los contactos de los soviéticos fue, obviamente,  con intelectuales chinos como Chen Duxiu y Li Dazhao,  enviando agentes de la Tercera Internacional para discutir el problema de la fundación del partido comunista en china.

En octubre de 1919 Sun Yat Sen había fundado el Kuomingtang o partido nacionalista chino y el Partido Comunista Chino fue fundado el 23 de julio de 1921, en la  “Concesión” francesa de Shanghái, por Mao Zedong, Zhou Enlai, Chen Duxiu y  Li Dazhao.  La Unión Soviética fue la principal  artífice  de la decisión de formar un frente unido entre ambos partidos. Y en el segundo congreso de la Komintern, en 1919, Lenin  desarrolló sus tesis acerca de  la necesaria  alianza con la burguesía democrática en los países más atrasados,  proponiendo que:  “la internacional comunista debe concertar una alianza temporal con los demócratas burgueses en los países coloniales y atrasados, pero sin mezclarse con ellos, preservando incondicionalmente la independencia del movimiento proletario incluso en su forma más rudimentaria… es particularmente importante apoyar el movimiento campesino en los países atrasados”[8]

 Sin embargo la situación en China era un tanto más compleja  y  Sun  Yat Sen mismo,  en principio, rechazó tal alianza. Se llegó a un primer acuerdo  aceptando Sun  que los militantes del partido comunista se afiliaran también al Kuomingtang, a título personal, Li Dazhao fue el primero en hacerlo.

Tras el primer congreso del Kuomingtang  con los comunistas,  Mao regresó a Shangai,  en marzo de 1924, para hacerse cargo de su nuevo puesto de secretario  del departamento del organización del partido,  de la sección de Shangai. Hacia finales de 1924 cayó enfermo y regresó a convalecer a Hunan. Habiendo tenido que salir nuevamente de Hunan  volvió  en 1926.  Una vez allí, los nueve meses que Mao pasó  entre los campesinos de Hunan,  hasta mayo de 1927, fueron de gran importancia  no solo para Mao y China sino para el movimiento comunista internacional.  Mientras tanto  en el cuarto congreso de la Komintern, de 1922, se afirmaba que: “El movimiento  revolucionario de los países atrasados  de oriente solo puede llevarse a cabo  si se basa  en la acción de las grandes masas campesinas. En consecuencia los partidos revolucionarios de todas las naciones orientales deben formular un claro programa agrario ,,”[9]

Mao prosiguió desarrollando su labor  entre los campesinos de Hunan y es en este momento en que se terminó de configurar lo que, desde los claustros tan lejanos como los la Yale University de EEUU,  como “maoísmo” que   posteriormente el profesor Schwartz,  en 1951,   definió como: ”Esencialmente la estrategia maoísta  implica la imposición de un partido político organizado  de acuerdo con los principios leninistas y animado por la fe de ciertos dogmas marxistas leninistas básicos, a una base humana compuesta exclusivamente por campesinos”[10]

En este punto es necesario aclarar que, sobre todo  de parte de los dirigentes comunistas chinos que venían de estudiar en la Unión Soviética y desde el Partido Comunista de la Unión Soviética mismo  (es decir de Stalin), se insistían  en la idea de que el desarrollo de la revolución en China debía partir de los enclaves obreros de las ciudades, sin embargo al haber sido violentamente expulsado de las ciudades, por parte de Chiang Kai Sek,  el comunismo chino, de la mano de Mao, pasó a tomar la senda alternativa,  con una estrategia revolucionaria de raíz campesina. Se podría hablar de un “leninismo agrario” que es lo que le permitió finalmente la victoria.

Mao pudo establecer  una base guerrillera  en Ching Kang Shang,  en 1927, apoyándose, precisamente, en estratos semiproletarios y pequeño burgueses del campesinado,  aunque esta peculiaridad china de la revolución no será, como veremos más adelante, lo realmente importante del marxismo  en China,  sino la asimilación del leninismo  y del “lenin-stalinismo” soviéticos,  que es la forma en que el marxismo llegó verdaderamente  a China a través de Mao y de otros líderes revolucionarios.

En 1932, el primer congreso de los soviets de China,  que se celebró  en Juichin,  el 7 de noviembre, aprobó la Constitución de la República Soviética China, sus leyes agrarias y de trabajo  y eligió un gobierno provisional, presidido por Mao. Luego, ante el asedio de las tropas del Kuomingtang, ya vuelto un partido reaccionario, al mando de Chiang Kai Shek,  se inicia, el 16 de octubre de 1934, la larga marcha de los 100.000 hombres del “Ejército Rojo” que, hasta el 20 de octubre de 1935, recorrió  9600 kilómetros. En una de las primeras paradas de la marcha, en la localidad de Sunyi, se celebró una conferencia del politburó  en la que se consolidó el liderazgo definitivo de Mao, lo que además de significar un triunfo personal  constituyó una victoria de los soviets rurales chinos  sobre las direcciones urbanas del partido.   Fue la victoria de un hombre que había pasado su vida entre campesinos  sobre aquellos que conocían profundamente las teorías políticas y filosóficas  occidentales entre ellas el marxismo de los clásicos. En  este sentido  es  claro  el paralelismo entre Mao y Stalin,  también proveniente del ámbito interior de la Rusia  campesina y con una clara visión nacional y realista  de la revolución, frente a los devaneos intelectuales de otros dirigentes  provenientes de la vieja guardia del Partido Socialdemócrata Ruso.

Ya en marzo de 1949 Mao cambia  el enfoque político económico  y hace esta declaración histórico ”Desde 1927 hasta el momento presente  el centro de gravedad  de nuestro trabajo  ha residido  en las aldeas , hemos reclutado  nuestras fuerzas  en las aldeas  y las hemos utilizado para cercar  las ciudades  y ulteriormente tomarlas . El periodo caracterizado por esos métodos de trabajo ha terminado ya. El periodo [de la ciudad al campo] y de [la ciudad dirige las aldeas] ha empezado “[11].

Recapitulando lo dicho hasta aquí sobre el proceso de “llegada” del marxismo a China y particularmente el impacto que fue teniendo la ideología revolucionaria en aquel que habría de ser el líder de la Revolución china Mao Zedong, resulta interesante lo  afirmado por Raúl Ramírez Ruiz  en relación al nacimiento del Partido Comunista Chino: “En 1917 tuvo lugar la Revolución rusa y se estableció el primer estado socialista del mundo. La victoria de la Revolución de Octubre y la expansión de las ideas socialistas llamaron la atención de los intelectuales chinos más progresistas que encontraron en el marxismo un camino alternativo para salvar a China Lo que de verdad les intresaba, en principio, no eran tanto las teorías marxistas cuanto las enseñanzas de Lenin, su estrategia y táctica, la disciplina de un partido minoritario de revolucionarios profesionales al frente de una dictadura del proletariado. El socialismo surgía en China mezclando nacionalismo y comunismo”[12] .

 Como se dijera anteriormente en los enfrentamientos del PC con el Kuomingtang (KMT),  al desalojarlos este último con sus ejércitos profesionales  al mando de Chiang kai Shek, de la ciudades, surge la necesidad de formar el Ejército de Liberación Popular, que se va a constituir, precisamente por idea de Mao, en las regiones rurales. Todas estas cuestiones de tácticas y estrategias iban formando un acervo ideológico de lo que  se podría llamar, como ya afirmáramos, un “leninismo agrario” que se parecía mucho más a las cuestiones de la táctica y estrategia leninista original (con particularidades chinas)  que lo que se diferenciaba de este. Por supuesto todas estas cuestiones  no estaban  ni podrían haber estado previstas en los textos originales de los padres fundadores del marxismo. Todo ello pertenecía a este segundo momento “leninista-stalinista” (y ahora también maoísta) de expresión del marxismo y el materialismo histórico. Sin duda dentro de todo este leninismo con peculiaridades chinas  se inscribe la fundación de soviets en las zonas ocupadas por los comunistas y la fundación, en 1936, en Yan an, por parte de Mao de la República Soviética de China, en donde  se consolidaría un partido monolítico luego de varias campañas de “purificación” dentro  del mismo, al estilo de las practicadas por Stalin en el PCUS.

De la misma manera que en la Unión Soviética,  donde se consolidó el leninismo de la mano de Stalin, a partir del 1 de octubre de 1949, se estableció en China un sistema socialista en el que todo el poder de la República Popular China se apoyaba en el Partido Comunista. En cuanto a Mao,  como respecto de Stalin,  sus presencias  y roles se explicaban por la necesidad de liderazgos muy fuertes  en estas nuevas experiencias socio políticas, en tanto que tenían, en el frente externo,  a todo un mundo capitalistas  muy poderoso cuyo objetivo principal era hacer fracasar estos intentos socialistas  de la forma en fuera posible incluyendo, principalmente con el boicot y la subversión internas.

La gran similitud de ambos procesos revolucionarios, tributarios ambos  de esta segunda tendencia mundial del marxismo a su realización efectiva con la toma y el mantenimiento del poder por el Partido Comunista, en un país determinado, se advierte en este otro  párrafo de Ramírez Ruiz : “La orientación general  del programa político había sido elaborada por Mao  pocos meses antes en su ensayo Sobre la dictadura democrático popular y, fundamentalmente el  futuro de China en dos principios esenciales.  El primero, de orden interno, era la alianza del campesinado, la pequeña burguesía urbana y la burguesía nacional, bajo la dirección de la clase obrera. El segundo era el entorno internacional de la revolución alineando a China  con la Unión Soviética, el bloque socialista y el proletariado mundial”[13].

En cuanto a la forma de la dictadura del proletariado en la República Popular China la semejanza con las acciones del lenin-stalinismo en la URSS, fueron evidentes sobre a todo a partir de la militarización de la nación que se impuso, casi naturalmente, como consecuencia de la guerra de Corea.  A partir de allí los objetivos económicos centrales, al igual que en la URSS, fueron la industrialización y el aumento de la producción agrícola, objetivos ambos que convergieron en el primer plan quinquenal (también de formato soviético) de 1953 a 1957.

 Con respecto al campo,  y a pesar de la peculiaridad maoísta de afirmación inicial  en la zonas rurales  para llevar a cabo la revolución,  ya el comunismo en el poder, en 1955, se impulsó la colectivización del campo al más puro estilo estalinista, ello fue llevado al extremo en el “Gran Salto Adelante”  que,  en trágica similitud con las colectivizaciones  forzadas del campo soviético, por parte de Stalin, tuvo como consecuencias grandes hambrunas  con  millones de muertos. La diferencia en este caso fue  que la colectivización soviética del campo permitió un monumental desarrollo industrial en pocos años  mientras que  en China  este desarrollo se frustró  al menos teniendo en cuenta sus expectativas iniciales.

Si bien, en un principio, como se dijo, se toleraron  espacios de propiedad privada y cooperativas  con una cierta resemblanza de la NEP soviética,  para 1956 ya prácticamente todo el sistema estaba estatizado y colectivizado al igual que en la URSS.

Es cierto que algunas campañas impulsadas por Mao, como las de las “cien flores” y luego el ya mencionado  “Salto Adelante”  e, incluso, en algún sentido, con la “Revolución Cultural”  se daba en aquellos tiempos la idea de que se quería recorrer un camino distinto del  soviético, que, ya con Krushchev en el poder, empezaba a ser duramente  atacado por Mao y la dirigencia china, criticándose   el “burocratismo” y una estructura de funcionariado acrítica y funcional a ese mismo poder hipercentralizado. Sin embargo el resultado de todas estas campañas  tuvo exactamente  el mismo resultado  que las “purgas” estalinistas, es decir el de consolidar el liderazgo centralizado  y asegurar la cadena de mandos hacia abajo, desarrollando asimismo  un culto a la personalidad en cabeza de Mao.

Pero, lo cierto es  que, el verdadero  problema tanto para la URSS como para la China de la República Popular,  radicaba  en otras cuestiones  que, solo la perspectiva histórica nos permite ahora apreciar,  cuales eran , principalmente,  el hecho  de que ambos proyectos  se encontraban en el histórico  callejón sin salida  en el que, el desarrollo de las FFPP,  que era imprescindible para que se desplegaran todas las fuerzas del socialismo,  estaba limitado y condicionado por el entorno internacional de un mundo capitalista que,  como se vio después, todavía tenía vitalidad suficiente como para aislarlos  y competir ventajosamente contra ellos.  Este drama se desarrolló con grandes similitudes y ciertas diferencias en los dos gigantes del socialismo del S XX  y llegó, incluso, a hacerlos enfrentarse  duramente  en términos geopolíticos e incluso militarmente. Si en la URSS, después de la muerte de Stalin, comenzó una lento y disimulado declinar político del Partido (que implicó grandes criticas  al líder fallecido y permanentes represiones de alzamientos  populares, que se sucedían cada vez más,  en los países de la periferia del campo socialista europeo) en China, el “Gran Salto Adelante” y la “Revolución Cultural”  expresaron esa misma contradicción y la impotencia para revertirla. Es un equívoco pensar que todo ello haya sido producto de  “errores” personales de Stalin, Jruchev, Brezhnev o Mao y de sus gestiones políticas. O mejor dicho si hubo  “errores”  de gestión, ellos  fueron el corolario inevitable de hallarse, en ambos casos,  los viejos dirigentes revolucionarios, ante un contexto mundial que ataba de pies y manos a proyectos político-económicos que habían nacido para desarrollarse en forma cualitativamente superior al capitalismo, pero que en la práctica no podían hacerlo.  En suma todo ello fue producto de  la contradicción insalvable de haber  llevado a cabo, en  los marcos de  estados nación determinados,  rodeados y aislados por un mundo capitalista todavía resiliente,  revoluciones que tenían, en su “naturaleza”, un desarrollo ilimitado de las fuerzas productivas y un  pathos de despliegue internacional más o menos inmediato.

 Siguiendo la línea de pensamiento del, ya citado,  Joaquín Rodríguez,  podemos decir que la concepción del socialismo como un  comunismo que imperó “incompleto”,  durante varios decenios en la URSS, condujo al PCUS y a la dirección político-estatal a las negativas y frustradas tentativas de acercarse al comunismo  “arrastrándose desde  el socialismo”, forzando  el proceso artificialmente,  y tratando de introducir por vías voluntaristas sus elementos. Algo de ello también ocurrió en la “China de Mao”.

La industrialización en la URSS se realizó exclusivamente por fuentes propias interiores de acumulación de recursos, de los beneficios de las empresas nacionalizadas, transporte, y comercio exterior e interior, de la banca, del agro privado, inicialmente, y colectivizado posteriormente, y de los medios expropiados a las derrocadas clases explotadoras. Para la acumulación de recursos fueron necesarios una muy estricta economía en todos los sectores de industria y consumo, movilización de recursos de la población (empréstitos interiores, política de precios, sistema de impuestos y etcétera). En China a partir de 1949  se empezó a recibir ingente ayuda soviética sobre todo para el desarrollo de una base industrial  sin embargo  para fines de la década del 50 esa ayuda fue disminuyendo hasta desaparecer por completo, lo que también obligó al coloso oriental a abastecerse a si mismo.

 Como afirma  Rodríguez, la cardinal diferencia de principio de la industrialización capitalista fue que la industrialización socialista nunca recurrió como fuente de acumulación de recursos y capital al yugo colonial sobre otros pueblos. Ello es aplicable tanto a la URSS como a la República Popular China.

En el XVII congreso del Partido  Stalin intervino con el informe político al  CC con estas palabras : “…Nosotros debemos construir nuestra economía de tal modo que nuestro país no se convierta en un apéndice del sistema mundial capitalista, para que no sea incluido en el sistema global del desarrollo capitalista, como su empresa auxiliar, para que nuestra economía no se desarrolle como empresa auxiliar del capitalismo mundial, sino como una unidad económica independiente, que se apoya principalmente en el mercado interior.” (Rodríguez p 157)

Lenin, sin embargo, había sido quien diera el salto estratégico  desde el seguimiento literal de las recomendaciones de la “Critica del programa de Gota” hasta las ideas del NEP y  su “plan de cooperación”. Los fundadores del marxismo divisaban el carácter mercantil de la producción capitalista como uno de los factores que frenaba el desarrollo de las fuerzas productivas de la sociedad. La realización de una producción comunista en base a un desarrollo planificado les pareció una solución lógica y natural de los problemas de la economía. Marx y Engels llegaron a la conclusión de que en una producción planificada el producto fabricado dejaría de ser una mercancía, ya que en una sociedad basada en los principios de colectivismo los productores no cambiarían sus productos fabricados, y la función del mercado en un modo comunista de producción la ejercerían los organismos sociales especiales  Por ello Lenin  en su  “El Estado y la Revolución” se pronuncia claramente   contra el mercado en el socialismo. Esta impronta ideológica atravesó tanto a la economía de la URSS como a la de China socialista del período maoísta. En las decenas de tomos, trabajo de Marx y Engels solo unas pocas páginas están dedicadas  al problema de la producción y distribución socialista, principalmente en su trabajo “Crítica al programa de Gotha” (1875).

 

Sin embargo se  ha terminado de comprobar hoy  que las leyes del mercado y de la competencia sirven de mecanismo de articulación de los intereses del productor en la sociedad, pese a la diferenciación objetiva de los fines. De algún modo la “mano invisible” del sistema mercantil de la competencia obliga a conducir la actividad de los productores no sólo a garantizar sus propios intereses, sino también, y en forma restante, de la sociedad en general.  Los estímulos materiales y sociales para los vencedores de la “emulación  socialista” no podían suplantar en pleno valor los potentes estímulos de la competencia en condiciones del mercado. La emulación socialista fue una potente y efectiva herramienta solamente cuando estaba acompañada y apoyada por un entusiasmo de los trabajadores en determinados momentos, difíciles y decisivos como la toma del poder revolucionario o la guerra. Ningún recuento y control podían compararse por su efectividad con los mecanismos económicos objetivos, como el mercado y la competencia entre los productores, principalmente en tiempos de paz y “normalidad”.

La comparación y el contraste entre los procesos de producción  y distribución y sus resultados valorados por los distintos sectores de la población en su conjunto  son mecanismos irremplazables  por una planificación  y un sistema de controles estatales  La cuestión es de tal complejidad que solo  estos mecanismo mercantiles  logran  el dinamismo  y la precisión necesarias

La propiedad estatal históricamente existió y existe en una u otra forma en la mayoría de las sociedades de clase. En la actualidad en los países desarrollados capitalistas la cuota de la propiedad nacionalizada alcanza, en algunos de ellos, la tercera parte. Existe una consideración generalizada  de que esa proporción es la más óptima para el desarrollo de la economía. Se puede observar que los capitalistas no temen a la propiedad estatal, al contrario la utilizaron en sus intereses a diferencia de la propaganda ideológico-política soviética y la maoísta  que pelearon contra la “ajena ideológicamente” propiedad privada.

EL alejamiento de los trabajadores  de la conducción del sistema de producción y consumo  se podría haber  compensado con  una mejora permanente de las condiciones de vida del pueblo pero ni la URRS ni la China maoísta  pudieron  con la competencia frente a un sistema capitalista aun con resto y fuerzas. No se conseguían las divisas necesarias para el crecimiento y el beneficio de la población cuyo nivel de vida se estancó o aun por momentos  disminuyó. En la URSS sin embargo el alza del nivel de vida de la población en general fue notable  después de la guerra, pero con el tiempo todo tendió a estancarse , lo que  fue insoportable sobre todo para las nuevas generaciones  que comenzaron a  competir por la apropiación  y uso de los recursos  en el marco de “normas alternativas”  y finalmente directamente  criminales,  en el marco de una nueva “subcultura”.

En la URSS la economía de planificación centralizada cumplía la función de concentración de recursos en las direcciones de máxima prioridad del desarrollo. Merced a ello, en plazos muy-muy breves, fueron fundadas la industria pesada, nuclear, aeroespacial y otros sectores de la industria y un enorme potencial científico y cultural. Pero bastante menos efectivamente se manejaban las interrelaciones entre el productor y consumidor –los intereses del consumidor prácticamente no influían en la actividad del productor –. Además, con el crecimiento de las fuerzas productivas y la estructuración  de áreas de dirección y gobierno la eficacia al respecto  se fue reduciendo más y más. Como adelantamos,  la economía soviética gozaba de una capacidad única de conseguir la máxima efectividad en los periodos de crisis.  De hecho  los dirigentes y especialistas económicos de las potencias capitalistas más avanzados tomaron buena nota de la experiencia soviética. Pero por  lo contrario, y paradójicamente, en tiempos de relativo bienestar, la economía soviética sufría dificultades. En China, desde 1949 hasta 1976, el proceso fue más complejo aún pero, finalmente, los resultados fueron los mismos.

El sistema socialista del siglo XX no fue capaz ofrecer unos estímulos económicos equivalentes al papel movilizador de los ideales comunistas de los tiempos de la guerra civil, al entusiasmo de los primeros quinquenios, al patriotismo de los guerras vontra agresores externos. Paulatinamente con la pérdida o agotamiento de estas generaciones (sin contar los millones de caídos o inválidos de guerra) en la sociedad, particularmente en la URSS, se propagaba la actitud consumista hacia el estado y cuanto más subía el nivel de vida de los ciudadanos soviéticos, más se propagaba el consumismo (fenómeno socio-psicológico con el cual casi no contaron los grandes pensadores de la teoría revolucionaria de clases). 

Este  es el fenómeno-problema más complicado de todos los que componen la problemática de la construcción de una nueva formación social y de muy difícil estudio y análisis científico, dada la  imposibilidad absoluta de realizar en la practica el principio socialista “de cada uno según su capacidad, y a cada uno por su trabajo”, basándose  solo en una forma de propiedad popular absoluta sobre los medios de producción. Marx había señalado que  el  traspaso a un verdadero modo de producción comunista es posible sólo con un nivel de desarrollo muy alto de las fuerzas productivas junto con un altísimo nivel de la producción. Esta condición permite crear las premisas materiales para la terminar con la existencia  de clases, de la diferencia del trabajo físico y mental y  entre la ciudad y la aldea,  y para el desarrollo definitivo del trabajo  como actividad a la vez edificante en lo individual y beneficioso  en relación al interés de toda la sociedad es decir la realización del principio “de cada uno según su capacidad, a cada uno según su necesidad”.

 De todos modos la crítica por izquierda a los grandes errores o desviaciones de Stalin y de Mao principalmente a sus maniobras represivas,  es fácil ahora,  en la perspectiva histórica, pero  no debe descartarse que,  de hecho, realmente dichos procesos revolucionarios  en determinadas circunstancias no hayan estado ciertamente al borde de ser revertidos  o cooptado por fuerzas revisionistas y tornados de regreso al capitalismo ya en aquellos años,  y que estos temores para nada infundados  hayan dado razón  a los recelos, paranoias y temores que invadieron, respectivamente, a todos estos personajes  y  los impulsaron a realizar las acciones represivas que realizaron. De todos modos lo real y significativo en términos históricos fue que ambas experiencias,  junto con otras  en países de menor escala  cambiaron definitivamente la faz de la humanidad y sentaron las bases para el cambio definitivo y de fondo de la sociedad mundial en que hoy nos encontramos[14].

En el caso chino la cuestión del debilitamiento del poder de su líder Mao aparece con más evidencia en el episodio de lo que se llamó la conferencia de los  7.000 (11 de enero al 7 de febrero de 1962). Como consecuencia del fracaso del Gran Salto Adelante, esa reunión del Comité Central del partido ampliada a 7000 cuadros  dirigentes,  se transformó en un escenario en el que Liu Shaoqi realizó una fuerte crítica aquel proyecto  y a toda la política económica que Mao pretendía mantener todavía  en alguna forma. Esto fue sentido por Mao como un ataque personal de alguien que había sido siempre un leal número dos. A partir de dicha conferencia las figuras de Liu, y ,esto es lo más importante , la de Deng Xiaoping  adquirieron mayor relieve siendo   calificados como “pragmáticos”  que empezaban  a concentrar poder en torno de ellos,  precisamente a partir del apoyo de los 7000 cuadros citados a la reunión, cuadros   que compartían con ellos la visión negativa del rumbo económico. Y no solo eso,  en la práctica,  a partir de esta nueva gestión de Liu y Deng, la economía se comenzó a recuperar y el país comenzó a crecer de nuevo  a un ritmo del 7% anual.

Es difícil decir que habría pasado si Liu y Deng hubieran seguido concentrando poder en torno suyo  y hubieran seguido desarrollando  el rumbo económico en forma pragmática, lo que significaba dar lugar nuevamente a la desarticulación de las comunas campesinas y al avance nuevamente de la iniciativa privada. Hay que tener en cuenta que la situación internacional, en esos momentos, distaba mucho de la actual. El capitalismo tenía, como quedó demostrado posteriormente, una gran capacidad de expansión  todavía y el surgimiento de una burguesía campesina y/ o urbana  en un país socialista en aquellos momentos podría haber significado una cabeza de playa para la reversión de la revolución misma y el regreso al capitalismo del país, como un todo,  en forma gradual o a través de un golpe de estado.

No podemos saber que hubiera sucedido  en tanto que,  a través de lo que se llamó la “Revolución Cultural”, Mao retomó el poder en primer persona y desarticuló todo el proyecto de Liu,  Deng y sus seguidores,  los que terminaron presos y enviados al campo a realizar tareas reeducativas . De alguna forma esta situación  no deja de evocar la cancelación que hizo Stalin de la Nep,  a pesar del entusiasmo que sentía por ella Bujarin, quien finalmente terminó condenado a muerte por conspirador.

El pragmatismo regresaría nuevamente de la mano de Deng a fines de los años 70 y principios de los 80 pero entonces  ya el mundo era distinto.

El sentido similar de la construcción del socialismo en la URSS y en China se advierte en las palabras de un biógrafo de Mao que no es precisamente un admirador de su biografiado,  Michael Lynch: “Mientras advertía a sus camaradas  que no se dejaran apabullar por el modelo revolucionario soviético, Mao evitaba enfrentarse abiertamente a la URSS. En sus declaraciones públicas elogiaba a Stalin…en 1939 cuando Stalin cumplió  60 años, Mao escribió modo de homenaje que ‘sus actos son la materialización de sus palabras. Marx, Engels  y Lenin  no edificaron una sociedad socialista. Lo hizo Stalin Es un hecho sin precedentes en la historia de la humanidad’”[15]

Y en el mismo sentido “El marxismo  es una teoría internacionalista que promueve la unión de los obreros de todo el mundo para derrocar los gobiernos existentes como paso previo a la desaparición de los estados nación. No obstante en la práctica la historia del siglo XX muestra que el comunismo logró establecerse en aquellos países  donde se convirtió en representante de las aspiraciones nacionales. Stalin llevó a cabo metódica y deliberadamente la política de ‘socialismo en un solo país’, lo cual significaba aplazar el objetivo del comunismo internacional para asegurar la supervivencia de la Unión Soviética y luego su consolidación como potencia mundial. Mao Zedong estaba igualmente comprometido con la salvación  y el resurgimiento de China”[16]

Aún más  y en relación a la actitud de Mao  frente a las políticas de des-estalinización de Jrushchov  dice Lynch  que: “cuando habían transcurrido tres años  de la muerte de Stalin, Nikita Jrushchov –el nuevo jefe del estado soviético- había expuesto los ‘crímenes contra el partido’ que su antecesor había cometido mientras gobernó la Unión Soviética. Ante todo lo acusó de haber utilizado su poder para alentar el culto a la personalidad y así ponerse a la cabeza del Partido Comunista. Mao lo interpretó como un velado ataque a su manera de dirigir su partido y su país…Su deseo de distanciarse de la Unión Soviética aumentó a raíz de los hechos que siguieron a las palabras de Jrushchev. En los países de Europa Oriental se produjeron alzamientos nacionalistas en contra de los gobiernos comunistas dominados por la URSS. El más importante tuvo lugar en Hungría  en octubre de 1956. Aunque fue sofocado, Mao adjudicó lo sucedido a la actitud tolerante de las autoridades  con respecto a los contrarrevolucionarios”

Queda entonces claro el stalinismo de Mao, y de su gestión,  más allá de las distintas situaciones en que  ambos líderes tuvieran puntos de vistas distintos y aun opuestos.

 

 

 

 

 China y el desarrollo de la teoría y la práctica marxista.

Si la época de Mao fue la de la recepción del marxismo leninismo en China  en  formas comparables a su desarrollo e implementación  en la Unión Soviética, a fines de los años 70 con Deng Xiaoping se produce en la República Popular un fenómeno de naturaleza extraordinaria que va a implicar la emergencia de un proyecto económico político social y cultural que, desde el corazón de China, se ha de proyectar universalmente y que implica un desarrollo de la práctica y la teoría del marxismo superador de sus dos expresiones anteriores, la de la época clásica  del siglo XIX ( y las rebeliones “premarxistas”  de los siglos anteriores)  y la del marxismo-leninismo del S XX . Este acontecimiento, que se da a partir de las condiciones históricas particulares de la Revolución China, se configura como la síntesis dialéctica de aquellos dos anteriores y genera, como producto específico, una experiencia social nueva  que, combinando el centralismo democrático del Partido Comunista y la democracia socio-política real  de la “dictadura del proletariado”, con una disposición a la aceptación de la iniciativa privada y a la articulación con  inversiones privadas extranjeras dio como resultado la instauración de un sistema económico-político y social que ha generado el desarrollo  de las fuerzas productivas más grande,  en términos de tiempos históricos, de toda la historia de la humanidad. Y lo ha hecho implementando a la vez un  movimiento hacia la inclusión  social total y el establecimiento de una base socioeconómica que asegure la igualdad de oportunidades en una forma generalizada y sin ningún sector del pueblo chino que quede al margen. China se transformó, en 30 años,  de ser un país subdesarrollado con uno de los ingresos per cápita más bajos del mundo,  en la primera potencia económica mundial,  superó definitivamente la pobreza  y avanza hacia el aseguramiento general de condiciones equiparables a una clase media, medianamente acomodada, para toda la población del país que tiene aproximadamente 1.500.000 000 de habitantes. Es decir está construyendo un modelo socioeconómico nunca antes visto en la historia de la humanidad ni siquiera en  escalas poblacionales inferiores.

Semejante proceso no puede dejar e impactar  en toda la economía y la geopolítica mundial poniendo sobre la mesa la cuestión urgente acerca de cómo  se debe gobernar un mundo con 7.000.000.000 de habitantes, excluyendo a todos de la pobreza y brindando a todos igualdad de oportunidades y, a la vez, mantener los equilibrios ecológicos necesarios para hacer viable la sustentación y la reproducción de la vida, en un mundo de recursos inevitablemente limitados  y frente a una naturaleza  que necesita que se respeten sus hábitats y sus ciclos biológicos para mantenerse como el entorno necesario para a vida humana en el planeta.

 Este desarrollo gigantesco de China ha causado, a su vez, transformaciones en  las relaciones de producción tanto hacia el interior de China como hacia el resto del mundo, lo que ha llevado a una situación de crisis del capitalismo global y a peligrosas reacciones  que intentan detener  lo indetenible,  que es el formateo de un nuevo mundo al calor de una forma distinta del desarrollo de las FFPP  en el marco de una transformación también profunda de la RRPP, que puede, y debe, considerarse como una tendencia fuerte e irreversible hacia formas de encuentro, cooperación y solidaridad mundiales, nunca antes vistas, cuyos contornos se harán visibles claramente ni bien se disipe el humo causado por la irracional resistencia de un capitalismo terminal a aceptar la finalización de su tiempo histórico.

Este tercer momento del despliegue del marxismo  como teoría y práctica que va desarrollándose a si mismo desde su propio movimiento histórico, tuvo su génesis, entonces, como venimos diciendo, en China  y empezó a despuntar de la mano de Deng Xiaoping.  Pero veamos, entonces,  como fueron los pormenores de esta aparición del fenómeno.

Alexander Pantsov, biógrafo de Deng Xiaoping, enumera  en el último capítulo de su  completa biografía distintos motivos por los cuales  el desenlace  de los cambios impuestos por la presión globalizadora no habrían tenido   el mismo rumbo  (casi el rumbo   opuesto diríamos nosotros)  en la URSS que en la república Popular China. Vamos a reproducir aquí el tercero y el cuarto: “En la base del milagro chino ha estado la extraordinaria baratura de la mano de obra china. Incluso en el momento de la muerte de Deng, el salario promedio de un trabajador chino era un poco más del 2 por ciento o menos que en Estados Unidos y 5 por ciento en Taiwán. Los trabajadores soviéticos, incluso al comienzo de la reforma, se negaron a trabajar para en competencia con ellos”[17],  e: “Incluso los cuadros en China eran diferentes de los de los soviets. Hasta el final de sus días,  (China) mantuvo a los cuadros bajo control. Quizás  resulte extraño decirlo pero  la pesadilla que fue la revolución cultural al menos tuvo los efectos positivos de restringir el potencial de autocomplacencia de la élite gobernante china. El ‘ganbu’ chino bajo Mao no se corrompió en la misma medida en que lo fue la podrida nomenklatura soviética durante el gobierno de Brezhnev. Fue precisamente la nomenklatura la que destruyó la unión soviética, robando la riqueza nacional y haciéndose ellos mismos, y sólo ellos mismos, superricos”[18]

 Volveremos sobre esto pero antes queremos hacer  una semblanza del personaje central de este acontecimiento que es el de dar ese paso cualitativo del segundo nivel del marxismo al tercero.  Nada había en un principio que hiciera pensar que Deng fuera a transformarse en un dirigente  a cargo del liderazgo de tal epopeya histórica.

Desde  que se fuera a Francia  a estudiar, cosa que no pudo realmente hacer en tanto tuvo que trabajar para mantenerse  y dedicar tiempo a la militancia política, pasando luego por la Unión Soviética  a estudiar marxismo, cosa que allí si pudo hacer,   siendo finalmente el 12 de enero de 1927  enviado a China junto con un grupo más de miembros del PCC a colaborar con el general nacionalista Feng Yuxiang, Deng  no había dado muestras de aspiraciones a ningún tipo de liderazgo  sino más bien  su tendencia era la de ser un fiel cumplidor de las órdenes de sus superiores en el Partido.

Esta fue la actitud que mantuvo  desde su llegada a China  en adelante y de este modo se convirtió en un fiel maoísta, principalmente a partir de que  Mao  fijó su atención en él,  aproximadamente  a partir de la famosa conferencia  de Zunyi, en febrero de 1935, en la que el liderazgo y la ”línea” de Mao se consolidan definitivamente. Aunque Deng  había demostrado ya su tendencia personal  a cierto  pragmatismo y  realismo de las ideas revolucionarias, al apoyar determinadas posiciones de Mao que eran precisamente las más realistas frente al irracional entusiasmo izquierdista de  dirigentes chinos  que tenían el apoyo del Kommintern[19], granjeándose incluso reproches de la dirección del Partido por tal causa y  debiendo ser  respaldado  en varias circunstancias por Zhou Enlai , quien había adquirido simpatía por el pequeño pero enérgico cuadro partidario, a quien había conocido desde los tiempos del estudio en la URSS.

Pantsov explica magistralmente esta relación entre Mao y Deng: ” ¿Y por qué Mao no valoraría a Deng? Deng era un comisario eficiente y confiable, el corazón y el alma de cualquier campaña, un hombre que no se esforzaba por convertirse en un líder o participar en complejas teorizaciones. Se comportaba con modestia y  siempre demostró su devoción excepcional reconociendo abiertamente al presidente como el líder indiscutible”[20]

En el Partido  había siempre,  como en todos los partidos comunistas,  una línea más cauta  conservadora  que tendía más a las alianzas  con  otros partidos y sectores  y que, en materia de gobierno,  sobre todo en el gobierno de la cuestión agraria  en China  sostenía la concepción de que no había que colectivizar toda la tierra de un solo paso,  sino mantener  los derechos de propiedad de casi todos aquellos que no fueran los grandes terratenientes. En este sentido Mao estaba, en general, siempre a favor de esta línea de pensamiento  y, también  en ese sentido, se puede decir que Deng  coincidía con él,  no solo por su fidelidad sino porque este tipo de apreciaciones de las cuestiones de gobierno y poder  eran parte de su natural  acervo ideológico, más pragmático y realista que  audaz y utopista. En ello también  coincidía con Zhu Enlai y otros dirigentes  partidarios en  lo que ya, desde aquellos tiempos, empezó a llamarse “las cuatro modernizaciones” (en el ejército, en la industria, en el campo y en ciencia y tecnología). Es decir  veía la prioridad  en el desarrollo de las fuerzas productiva y la modernización de una nación atrasada y feudal, como condición previa, o al menos de ejecución paralela, a la estructuración de una institucionalidad socialista colectivista  en la que se derogara definitivamente la propiedad privada de los medios de producción.

Luego del “Gran Salto Adelante”, en el verano de 1960, China estaba en una severa crisis económica. Zhou informó a Mao que la agricultura estaba en ruinas. El mismo  Mao era consciente de que la situación era escandalosa, aunque no se sentía responsable por el fracaso del Gran Salto. En Marzo de 1961 mientras Mao repetía por donde fuera que la “epidemia de comunismo” había sido mala,  pero en cierta forma contradictoriamente, llamaba a una investigación sobre el comportamiento de los cuadros partidarios, presuponiendo entonces que  el error no había sido tanto de la línea (ultraizquierdista y voluntarista) como de la falta de entusiasmo de los cuadros  en su aplicación, Deng salió de recorrida por las áreas de los alrededores de Beijin. Quedó impresionado por lo que vio,  parecía zonas arrasadas por el enemigo en  una guerra. Pero la gente no atinaba aquejarse, los miembros de las comunas estaban confundidos  por los rápidos cambios y contradicciones en la línea partidaria.

El informe de Deng fue duro  sobre todo contra la posición forzosa de un igualitarismo que socavaba el interés  de los campesinos por aumentar la producción De todos modos Deng no recomendó liquidar las comunas sino volver a impulsar las cooperativas. Otros como Zhou  y Zhu De  proponían incluso terminar con la “olla comunal comunitaria”  y permitir a los campesinos regresar a  comer a sus propias casas con sus cocinas particulares.

El problema se empezó a investigar más profundamente y en la Conferencia de Mayo de 1961, Liu Shaoqi imprevistamente habló nuevamente en contra de Mao, aunque sin mencionarlo expresamente. Mao se sintió ofendido,  Zhou, siempre cauto, permaneció en silencio  pero, de pronto, algo realmente inesperable ocurrió, Deng tomó partido a favor de Liu. ¿A dónde había ido a parar el pragmatismo y el sentido de la oportunidad y la acostumbrada lealtad de Deng? Es posible que haya vuelto tan impresionado de la recorrida que  aunque no estuviera  dispuesto a alzarse en rebelión como Peng Dehuai y el mismo Liu,   ya  no podía  seguir tampoco ciegamente a Mao. Está claro que,  como cuadro experimentado que era no pudo pasársele por alto que estaba empezando a jugar con fuego.

El retorno al sistema de contrataciones en el campo no lo impuso Mao  ni ningún dirigente  sino que había espontáneamente empezado a surgir ya en 1960 en la oriental provincia de Anhui. De todos modos no había nada antisocialista en este retorno  el sistema de contratos ni siquiera iba tan lejos  como la NEP Bolchevique.

Mientras tanto en la cabeza de Mao las cosas discurrían por otro camino.  Así  el relato de Pantsov: ”Desde su espléndido aislamiento, Mao continuó viendo cómo funcionaba la economía con una insatisfacción cada vez mayor 'Las cosas se están complicando ahora', le dijo a su médico. Algunas personas están hablando de un sistema de contratos domésticos que en realidad no es más que un renacimiento del capitalismo. Hemos gobernado este país durante todos estos años, pero todavía podemos controlar sólo dos tercios de nuestra sociedad. Un tercio permanece en manos de nuestro enemigo o simpatizantes de nuestro enemigo. El enemigo puede comprar a la gente, por no hablar de todos esos camaradas que se han casado con las hijas de los terratenientes.

Mao no dijo a quién tenía en mente cuando se refirió a los "simpatizantes o nuestro enemigo", pero su interlocutor seguramente sabía que Wang Guangmai, la esposa de Liu Shaoqi, era la hija de un terrateniente rico que había tenido decisiones importantes en la administración militar de Beijin. en 1920. Y la esposa de Deng, Zhuo Lin, tampoco era de una familia pobre”[21]

En ese clima fue que Deng examinando un informe sobre el trabajo rural utilizó la famosa frase, ultra pragmática, que no era suya,  acerca de que: “ los camaradas de Anhui dicen que no importa si el gato es blanco o amarillo si puede agarrar ratones es un buen gato”

La situación se empezó a definir  en contra de los “pro capitalistas” Liu y Deng , en el verano de 1964, cuando a pedido de Mao se crea un grupo especial para la Revolución Cultural en el Comité Central del Partido. Mao estaba impresionado con los movimientos desestalinizadores de Krushchev y las leves medidas que se tomaron para controla el alzamiento húngaro Todo ello le parecían  concesiones al capitalismo,  a la burguesía y al avance del imperialismo  y estaba decidido a que la Revolución China no seguiría el mismo camino. 

De allí en más la cosa fue en dirección ininterrumpida hacia a la defenestración de Liu Shaoqi y el darle la espalda a Deng   La diferencia del trato  tenía su importancia,  Mao a Liu lo consideraba un traidor,  a  Deng  le tenía cierta simpatía,  pero no por ello iba a perdonarlo  aunque siempre dejó una puerta abierta para su retorno,  luego de detenciones domiciliarias, aislamiento de los hijos  ( uno de los cuales saltó o fue arrojado por guardia rojos desde un cuarto piso y quedó hemiipléjico)  y, finalmente, la comisión en un destino alejado, cosas que todas Deng las sufrió pero las soportó. Pero Liu murió de tuberculosis en prisión.

Como dijimos, ya  en 1975, Mao lo va rehabilitando a Deng  y a la muerte de Mao  el 9 de septiembre de 1976 y de Zhou  En Lai unos meses antes,  Deng queda ubicado en una posición predominante dentro del Partido y con grandes apoyos, principalmente  en el ejército, frente a un presidente  heredero  de Mao, Hua Guofeng, cuya figura se va desdibujando más y más y al tremendo desprestigio de la “banda de los cuatro“, grupo de gran actividad persecutoria de los camaradas de la vieja guardia durante la Revolución Cultural, que terminó directamente condenada penalmente y con sus miembros en prisión, incluida la viuda de Mao  que era su líder.

 

Deng seguía con su línea de pensamiento de siempre, cual era, básicamente, la de la necesidad de la modernización de China y el desarrollo de las fuerzas productivas para poder construir un socialismo real en el que la gente viviera mejor. ¿En qué radicaba entonces el poder de sus ideas,   ahora a fines de los 70 principios de los 80, cuando no hacía más que 10 años atrás había sido víctima de la purga política de Mao por defenderlas?  Uno se sentiría  tentando a pensar  que la diferencia radicaba en que ahora no estaba Mao  y que Deng iba concentrando más y más poder en sus  manos . Pero esto sería una lectura subjetivista y simplista del asunto. Lo importante que estaba sucediendo ahora es que, justo para la época del fallecimiento Mao, el mundo estaba entrando en un cambio estructural extraordinario  lo que ponía a China a en una situación internacional  diametralmente opuesta a aquella que había ocupado durante los años de la guerra civil, de la toma del poder  revolucionario en 1949, e, incluso, la de los años de la guerra fria de 50, 60 y gran parte de los 70 del pasado siglo XX.

Es decir, entonces, que no es que a Deng se le haya ocurrido algo novedoso  como parte de un  desarrollo del pensamiento marxista  o que haya encontrado la vía china al socialismo o el socialismo con peculiaridades chinas (slogan que resume su pensamiento de estos años)  en elucubraciones teóricas (a las que, por otra parte, no era particularmente aficionado) dentro de la lógica del marxismo o releyendo los textos de Marx, Engels, Lenin o, incluso, Stalin o Mao . No,  Deng no hacía más que seguir el impulso  pragmático  que buscaba soluciones concretas   a los problemas concretos que se presentaban y, sobre todo, buscaba  impulsar el desarrollo en las formas económicas que fueran,  en tanto y en cuanto esas formas sirvieran a la manutención y el mejoramiento de la vida de la mayoría de la población En los años del fervor revolucionario al calor de la  Revolución de Octubre , de la propia   Revolución China, de  la Revolución Cubana y de  la guerra antiimperialista de Vietnam, tal ideario pudo haberse tomado como ( o realmente implicar)  posiciones keynesianas, socialdemócratas y, en última instancia burguesas y pudo por lo tanto haber implicado  el riesgo de volver a empoderar a la clase burguesa o  a la de los terratenientes en la China atrasada de la guerra fría. Ello nunca lo sabremos  ya que Mao y su  Revolución Cultural impidieron la aplicación  de esas ideas y proyectos durante los diez  o doce años  en que la China posrevolucionaria intentaba su desarrollo (o al menos su subsistencia) partiendo de un profundo piso de subdesarrollo en  medio de la guerra fría  e incluso en circunstancias de enemistad con la propia URSS de Jrushchev. China al no aplicar las propuestas de Deng y otros miembros del partido en ese entonces no se desarrolló suficientemente (en comparación con el desarrollo posterior durante el liderazgo de Deng a partir de los 80) lo que le daría puntos a favor a Deng. Pero China tampoco desbarrancó en una implosión capitalista  ni se fue deslizando suavemente al capitalismo y persistió en el  socialismo  lo que le da puntos a favor de las opiniones y acciones de Mao motivadas por su temor al  fracaso de proceso revolucionario y al regreso al capitalismo.

De todos modos lo cierto es que  en un primer momento en 1975 y ya definitivamente en 1978  Deng no solo regresa a los niveles de dirigencia en PCC  chino sino que se convierte en un líder de toda la Nación casi  al nivel de Mao  (el pequeño timonel).

Y como era de esperarse  Deng vuelve con  su ideario de siempre  que se puede resumir en la cuatro modernizaciones (de Zhu Enlai)  Pero ahora  para llevar adelante las mismas tiene un escenario mundial dispuesto a acompañarlo sin ponerle demasiadas condiciones en relación a las formas políticas de gobierno de China e incluso dispuesto  a brindar  información y traspaso de tecnología  avanzada a China  sin pedir a cambio más que  la mano de obra más barata de China y cierto acceso al monumental mercado interno  chino.

Después del tercer plenario del II Comité Central, en 1978, Deng se afianza  en la conducción del Partido y, siguiendo el estilo de Mao,  a su vez tomado de Stalin, comienza a ubicar en los puesto claves del Partido y del gobierno a miembros de su confianza, consecuente con la máxima stalinista acerca de que “una vez que la línea política está determinada  los cuadros son el factor decisivo”.

Sin embargo  debe decirse que los cambios en China se originaron en realidad desde la base  y esto,  en 1977/ 78, significaba desde el campo, ya que en esos entonces la base del Partido era aún campesina. Nuevamente  los campesinos de la provincia de Anhui, particularmente en el condado de Guzhen, y Fenyang, que venían de las terribles experiencias  de las hambrunas  de los tiempos del Gran Salto, comenzaron a retomar  el sistema de contratos  y arriendo de parcelas. Legalmente ello no estaba permitido pero  las autoridades lo aprobaron al calor de los nuevos vientos que soplaban en la conducción  nacional del Partido. En seguida  se pudo apreciar que  el sistema de los contratos familiares  daba resultados muy superiores a los de las comunas confirmando la idea de Deng de avanzar en las “modernizaciones”. Esta tendencia a la privatización  (aunque fuera relativa, se extendió del campo a la ciudad  a donde migraban en esos tiempos miles y miles de jóvenes y se empezaron a aceptar las empresas familiares y privadas  aunque en un primer momento estas no podía tener más de 7 empleados. Paralelamente a estos cambios en los sistemas económicos internos  (Reforma ) se origina la otra acción determinante de este gran cambio  que se sucede en China de la mano de Deng  cual fue la de la admisión de inversores extranjeros, es decir la Apertura. Pero esta también se generó inicialmente de un modo casi espontaneo y natural  a partir de lo que era la comunidad china en el extranjeros. Los cambios  en el interior de China animaron a una gran cantidad de chinos residentes en  el extranjero, que habían tenido éxito en sus emprendimientos privados,   de un fervor nacionalista que los llevó a hacer inversiones en  su madre patria y se establecieron las primeras zonas especiales particularmente en los bordes de Hong Kong, Zhuhai,  (Macao)  Shanton y Xianmen. Ello fue el inicio de las  Zonas Especiales  que terminarían  difuminándose por toda la China costera inicialmente y luego incluso hacia el interior.

Ello  trajo aparejado en el terreno ideológico y teórico  el tremendo desafío de interpretar estas realidades  en el marco del ideario marxista leninista que, por otra parte, lejos de irse abandonando  se reafirmaba  teóricamente con más fuerza que  en tiempos anteriores . En el clima propio de este desafío dialéctico florecieron los estudios y se creó en el Academia China de Ciencias sociales  el “Instituto de Marxismo Leninismo y Pensamiento de Mao Zedong”, en 1979. Allí los estudiosos se empezaron a inclinar hacia investigaciones socio políticas de las experiencias de  Yugoslavia y Hungría  y sobre el eurocomunismo  pero, fundamentalmente, se inclinaron hacia el estudio de la NEP soviética y de los trabajos de Bukharin, tratándose de entender porque la NEP no fue aplicada a fondo en la URSS ( y porque sí era aplicable ahora en China) Aquí es importante detenerse ante  una reflexión de Pantsov que va al punto :”La única –aunque crucial- diferencia  entre las reformas de Bukharin y las chinas era la de que Bukharin , como Lenin y todos los otros bolcheviques, definía a la NEP como un período de transición hacia el socialismo mientras que Deng y Chen hablaban de combinar la economía planificada y la de mercado dentro de la condiciones del socialismo mismo”[22] y : “ El problema clave era por supuesto el que Mao había dejado planteado. El fantasma de Krushchev agobiaba a Deng. En agosto de 1980, de manera de que no quedar  duda alguna, en una entrevista con la famosa periodista italiana Oriana Fallaci, Deng dijo que él nunca iba a permitir la defenestración completa del Presidente Mao. Desde su perspectiva la total de-maoistización implicaba socavar las bases del orden socialista en la República Popular y echaría una sombra sobre todos los revolucionarios de la vieja generación incluido él mismo (Deng), desde que no solo Mao sino todos ellos habían cometido errores”[23].  Es en estos tiempos en que Deng va desarrollando sus posiciones teóricas  con admirable sentido dialéctico  y afirma el concepto del “socialismo con peculiaridades chinas”. En los años siguientes se va produciendo un paso firme en lo económico y un gran debate en lo político  en el que Deng hace gala de sus capacidades  de conductor  y de estratega  en un movimiento  que permanentemente tiende a inclinarse demasiado hacia uno u otro lado del espectro ideológico. La Reforma y la Apertura confundían a algunos que,  a partir de ello  proclamaban la necesidad e introducir también en lo político los “valores occidentales”. Por otro lado la firmeza de Deng (y de la vieja guardia) de sostener la dictadura del proletariado  y el centralismo democrático socialista  hacían pensar a otros que había que limitar  la Reforma y la Apertura. Deng mantuvo un equilibrio admirable en todo el proceso. De nuevo Pantsov: “El reafirmó la necesidad de luchar tanto contra las desviaciones de izquierda como las de derecha, acusando a aquellos que no lo hacían  de “debilidad y falta de firmeza” y  usando el término stalinista de “ingenieros del alma” para llamar a aquellos escritores e intelectuales a mantener en alto la bandera del marxismo y del socialismo.”[24]

Otro elemento que jugaba  entonces como marco real que favorecía el tipo de interpretaciones flexibles y complejas a la vez, sobre  un sistema mixto  en equilibrio  como socialismo de nuevo tipo, era el del desafío de lograr la unidad política de China  incluyendo  los territorios  perdidos durante el nefasto período de la coerción británica y europea  y, posteriormente, en la guerra civil contra el Kuomintang,  es decir los territorios de Hong Kong,  Macao y Taiwán. Tamaño desafío se asumió bajo  la consigna “un país dos sistemas”. En última instancia ello no era más que aplicar,  aunque en términos mucho más difusos y generales, la misma idea  que las de las Zonas Económica Especiales.

Sin embargo  en este camino del despegue de China no todo fueron flores. En los años 1985/86  algunos de los efectos indeseados  de la introducción del mercado en cada vez más amplios sectores empezó a causar inflación. También se empiezan a dar los primeros casos de especulación y de corrupción al calor  del recorrido de un terreno económico totalmente novedoso y en el que la dirigencia china no tenía más opción que la del ensayo y error. Montada sobre el descontento que causaban los altibajos económicos y, sobre todo, la suba de los precios, se empezaron a gestar movimientos “pro-occidentales” que atacaban el corazón del esquema político chino, sustentado en el centralismo democrático propio de la dictadura del proletariado. Destacó en ese entonces la figura del astrofísico Fang Lizhi,  quien emulaba a otro astrofísico, el soviético, Andrei Sakharov,  y a su campaña por la “democratización” de la URSS. Todo ello ejercía presión sobre el delfín  que Deng  había elegido  cono continuador de su tarea, Hu Yaobang que, ahora, lo estaba desilusionando  por su actitud  (o mejor dicho por su falta de  actitud ) frente a estos hechos. Nuevamente la figura de Deng aparece como indispensable para mantener el equilibrio del proceso acechado por “derecha”.  Al respecto Pantsov  nos dice:” Deng estaba enfurecido. Culpaba a la falta de coraje de Hu Yaobang. El 30 de diciembre, invitó a Hu, Zhao, Wan Li, HuQili, Li Peng y al vicepresidente de la Comisión de Educación del Estado, He Dongchang, a su casa y declaró: 'Deben tomarse medidas firmes ... Una perturbación ... es el resultado del fracaso durante varios años en la adopción de  una postura firme y clara contra la liberalización burguesa. Exigió la expulsión urgente de Fang Lizhi, Wang Ruoeang y Liu Binyan del partido, pero su principal sanción se dirigió contra Hu Yaobang. Prácticamente acusó a Hu de adoptar 'una actitud de laisse faire hacia la liberalización burguesa' ".[25]

En 1988 volvieron a aparecer problemas de desbalances económicos  en tanto que las políticas de reforma y apertura seguían implementándose casi ininterrumpidamente. Ahora el episodio de Fang Lizhi se reprodujo  pero la figura  a la que se pretendía emular era al mismo Gorvachev,  que iba a ir en visita oficial a China, y las protestas, básicamente estudiantiles, como en el caso anterior, fueron mayores y desembocaron en el episodio de la plaza de Tiananmen, precisamente uno de los días en que Gorvachev estaba en Beijin, el 4 de junio de 1989. Esta vez la culpas recayeron sobre el  otro delfín de Deng,  (quien buscaba  cuadros de la generación posterior a la suya para el reemplazo) Zhao Ziyang, quien inmediatamente fue desplazado de sus posiciones centrales en el poder del Partido, lugar que ocupó Jiang Zemin, quien sería  desde 1993 el nuevo  presidente de China ,  y nuevo líder político  a la muerte de Deng en 1997.

Si bien los hechos de Tiananmen fueron un costo político para Deng,  el enorme despegue de la economía  y transitivamente del bienestar del pueblo  chino, fueron dejando tales episodios atrás  y, cuando Deng, en 1992,  ya retirado de todos sus cargos (aunque  su voluntad  fuera respetada como última palabra en las grandes decisiones),  realiza su nueva gira por el sur del país, el fenómeno chino  tanto en lo económico como en lo político y en lo social despuntaba como un hecho irreversible  y sin precedentes en la historia de la humanidad.

 

Consolidación del tercer momento del desarrollo dialéctico del marxismo

En China se desarrolla un proyecto socialista totalmente novedoso no es la reproducción de ningún proyecto anterior  sino una síntesis y una superación de aquellos. Es un proceso  en el que se permiten,  e incluso se alientan, los emprendimientos privados y el funcionamiento del mercado,  tanto de nacionales como de extranjeros, en formas capitalistas,  con lo que se dispara un desarrollo fenomenal de las fuerzas productivas,  pero sin que dicho proceso  tenga espacio para generar una clase o grupo de poder político burgués  o de los sectores “ricos”, que  esa forma económica genera en otros contextos. Se cumple con la sentencia de Marx y Engels en el Manifiesto (y en muchos otros trabajos) acerca de la importancia del desarrollo de la fuerzas productivas  en el terreno de lo económico,  pero se sostiene el  leninismo  o el lenin-stalinismo  de la dictadura del proletariado, ejercida a partir de las estructuras del Partido que no responden a ninguna clase o sector social determinado, sino que gobiernan teniendo como objetivo el desarrollo integral del país. En China se crea, así, la tercera y definitiva forma de la revolución socialista, que, a partir del experimento en  territorio  chino, se proyecta internacionalmente  hacia  una nueva red productiva y comercial de soberanías asociadas en un proyecto mundial que, por sus características productivistas  e industrialistas,  requiere, cada vez más, de   estados fuertes con clara tendencia al desarrollo armónico e integral de  países y  regiones. Es decir, hablando sin tapujos, requiere de impulsos  hacia  la cooperación y el socialismo. La mano invisible del mercado  articulado desde la propiedad privada tiene, detrás suyo, un cuerpo y una inteligencia que, en última instancia, la dirige y maniobra con ella. No se puede decir que  este tipo de proyecto sea de base keynesiana o neokeynesiana o populista,  simplemente porque  en los procesos económico políticos keynesianos,  o también llamados de “estado de bienestar”,  el estado dirigía gran parte de la economía pero, a su vez, el estado, al menos en cuanto a la estructura y forma general de la economía, estaba conducido  o manipulado  por las grandes corporaciones privadas   nacionales y/o  internacionales. Es decir en el fondo de todo el proceso había un interés privado  o sectorial. En el fondo de este nuevo proceso, que se gesta en China hoy,  y se proyecta al resto del mundo sobre todo con propuestas como la del “La ruta y el cinturón de la seda”,  hay un interés comunitario  de defensa de los intereses  de las naciones y los pueblos  como un todo y, finalmente, de la humanidad como un conjunto de pueblos articulados globalmente.

El llamado a la unidad de los trabajadores de todo el mundo encuentra  en el proyecto chino  su mundialización a partir de la “Ruta y la Franja” y los gobiernos soberanos de las naciones que marchan a su encuentro para su realización definitiva. Es el mundo del trabajo y no el del capital el que se está realizando en este proyecto de desarrollo extraordinario de las fuerzas productivas mundiales, a partir del pivote chino y de  los impulsos libertarios de distintos proyectos nacionales de todo el resto del mundo. Se trata de un proyecto de desarrollo mundial que tiende, en último término, no hacia el interés de algún sujeto  particular o sectores sociales particulares, sino hacia la configuración del mapa de un mundo y de una sociedad mundial desarrollada equitativa e integralmente. Deng fue uno de los principales artífices de la constitución de este último tramo de la acción revolucionaria mundial,  aunque   no fuera exactamente del todo consciente del proceso en que se hallaba envuelto. Efectivamente,  a partir de todo lo expuesto se puede entrever que Deng, más allá de su extraordinaria capacidad de liderazgo y su gran habilidad estratégica para guiar a China  por el complejo camino de este nuevo impulso revolucionario definitivo  que se expresa principalmente en la Reforma y la Apertura,  bajo la conducción férrea del Partido, no podía  finalmente,  desde lo teórico,  advertir la perspectiva de todo el proceso. No podía ver al proyecto  que  estaba llevando a cabo con tanto éxito en la China del S XXI como parte de un  proceso revolucionario mayor, iniciado en los comienzos mismos de la modernidad y que había tenido como puntos nodales la creación del marxismo  por un lado y el lenin-estalinismo-maoísmo,  expresados en la URSS y en la Revolución china de 1949  por el otro.

Esto es posible verlo ahora, en  la perspectiva,  y, en el caso de la dirigencia del Partido Comunista y de la Nación China, el liderazgo que comprende esta visión del todo y actúa en su consecuencia es obviamente el de Xi jinping

Dos son las realizaciones del proyecto chino que demuestran esta autoconciencia de ser protagonistas  de la síntesis revolucionaria definitiva que se está gestando  en estos  años 20 del nuevo siglo

1)      Una  es la concreción real de los objetivos de eliminar la pobreza en el ámbito nacional. Y la expresión de esta tendencia marxista que en el ámbito de las relaciones económica  internacionales se visualizan en las forma de los acuerdos de China con el resto de los países del mundo particularmente el proyecto de la Franja y la Ruta. Todo ello atravesado por  la clara tendencia del gobierno chino a profundizar los cuidados ambientales y hacerse cargo de las necesarias transformaciones  que deberán hacerse en el esquema productivo mundial para que est e sea sustentable  y este en armonía con la naturaleza.

 

2)       Otra es la profundización de la democracia  popular en China  a partir de las reformas legislativas y el esfuerzo por el cumplimiento de la ley de consuno con el ejercicio del centralismo democrático en el Partido Comunista. Ello en el ámbito externo  se manifiesta como la voluntad de paz y entendimiento entre las naciones en términos de equidad e igualdad sin interferencia en los asuntos internos de los demás estados.

Es importante ver como a estas dos cuestiones  y a todos los objetivos que las componen se refirió Xi  ya, en su famoso informe al XIX Congreso del partido Comunista: “Con la entrada del socialismo con peculiaridades chinas en la nueva época, la contradicción principal de la sociedad de nuestro país ha pasado a ser la que existe entre la creciente demanda del pueblo de una vida mejor y el desarrollo desequilibrado e insuficiente. Habiendo resuelto de modo sólido el problema de vestir y alimentar a sus más de mil millones de habitantes, nuestro país ha alcanzado en general una vida modestamente acomodada y dentro de poco culminará la construcción integral de una sociedad modestamente acomodada; el pueblo plantea demandas cada día más amplias en su búsqueda de una vida mejor, formulando no solo exigencias más elevadas en lo referente a la vida material y cultural, sino también exigencias cada vez más numerosas en varios ámbitos, entre ellos los de la democracia, el imperio de la ley, la equidad, la justicia, la seguridad y el medio ambiente”[26]  Respecto de la cuestión ambiental : “ Hay que acelerar tanto el establecimiento de un sistema jurídico para la producción y el consumo ecológicos como la elaboración de las políticas orientadoras correspondientes, e implantar un sistema económico completo basado en un desarrollo ecológico, circular y bajo en carbono. Se establecerá un sistema innovador de tecnologías ecológicas orientado al mercado, se desarrollarán las finanzas ecológicas y se robustecerán las industrias de ahorro energético, protección medioambiental, producción limpia y energías limpias. Se promoverá la revolución de la producción y el consumo energéticos, y se constituirá un sistema de energía limpia, segura, eficiente y baja en carbono. Propulsaremos el ahorro general y el reciclaje de los recursos, llevaremos a cabo la acción estatal de ahorro de agua, reduciremos los insumos de energía y materiales, y realizaremos la interconexión circular de sistemas entre la producción y la vida. Debemos preconizar un estilo de vida sencillo, adecuado, ecológico y bajo en carbono, oponernos tanto a la ostentación y el derroche como al consumo irracional, y emprender diversas acciones, entre ellas las encaminadas a crear organismos economizadores y familias, comunidades y centros docentes ecológicos, así como la acción relativa a los medios de transporte ecológicos”

Y : “Centrándonos en la construcción de la Franja y la Ruta, persistiremos en atribuir la misma importancia a la introducción en el interior y a la salida al exterior, nos atendremos al principio de deliberación en común, construcción conjunta y codisfrute, y fortaleceremos la apertura y la cooperación en el desarrollo de la capacidad innovadora, al objeto de crear una configuración de la apertura caracterizada por la coactuación del desarrollo terrestre y el marítimo, y el del interior y el del exterior, y por la ayuda mutua entre el Este y el Oeste….. Hay que innovar las modalidades de inversión en el extranjero, promover la cooperación internacional en capacidad productiva, crear redes de comercio, inversión, financiación, producción y servicios orientadas al mundo, y acelerar la formación de nuevas ventajas en la cooperación y la competencia económicas internacionales”

 En cuanto a la segunda cuestión: “Perseverancia en la condición del pueblo como dueño del país. La persistencia en la integración orgánica de la dirección del Partido, la condición del pueblo como dueño del país y la gobernación de este según la ley constituye una exigencia ineludible del desarrollo de la política socialista….; mantener y perfeccionar el sistema de asambleas populares, el de cooperación multipartidaria y consulta política bajo la dirección del Partido Comunista de China,el de autonomía étnica territorial y el de autogobierno de las masas en los niveles de base; consolidar y desarrollar un frente único patriótico lo más amplio posible, desarrollar la democracia consultiva socialista,completar el sistema democrático, enriquecer las formas de la democracia y ensanchar los canales para su ejercicio, con miras a garantizar que en la vida política y social del país se materialice la condición del pueblo como dueño…Si surge algún problema, conviene recurrir a las consultas, y si el problema afecta a muchos, es necesario que todos participen en ellas: he aquí la verdadera esencia de la democracia popular. La democracia consultiva constituye una importante forma de materializar la dirección del Partido y la forma característica y la singular ventaja de la política democrática socialista de nuestro país. Es necesario impulsar un desarrollo de la democracia consultiva amplio, en múltiples niveles e institucionalizado, y promover coordinadamente las consultas de los partidos políticos, las de las asambleas populares, las gubernamentales, las de los comités de la CCPPCh, las de las organizaciones populares, las efectuadas en los niveles de base y las de las organizaciones sociales. …Perseverancia en la gobernación integral del país según la ley. La gobernación integral del país según la ley representa una exigencia esencial y una importante garantía para el socialismo con peculiaridades chinas. Hemos de aplicar efectivamente la dirección del Partido en todo el proceso y todos los aspectos de la gobernación del país según la ley; seguir firme e invariablemente el camino del imperio de la ley del socialismo con peculiaridades chinas; perfeccionar el sistema jurídico centrado en la Constitución propio de dicho socialismo;…;mantenernos firmes en construir como un todo único un Estado, un gobierno y una sociedad regidos por la ley; perseverar en combinar la gobernación del país según la ley con la ejercida conforme a la moral y en integrar orgánicamente la primera con la administración del Partido conforme a las normas; profundizar la reforma del régimen judicial; y mejorar las cualidades de toda la nación en lo que respecta al imperio de la ley y a la moral….Perseverancia en el impulso de la construcción de una comunidad de destino de la humanidad. El sueño del pueblo chino está íntimamente ligado al de los demás pueblos del mundo, por lo que en la materialización del sueño chino no podemos permitirnos prescindir de un entorno internacional pacífico y de un orden internacional estable. Debemos considerar tanto la situación nacional como la internacional con una visión de conjunto; seguir inalterablemente el camino del desarrollo pacífico y aplicar inmutablemente la estrategia de apertura basada en el beneficio mutuo y el ganar-ganar; insistir en la concepción correcta de la justicia y de los intereses; adoptar un nuevo concepto de seguridad común, integral, cooperativa y sostenible; perseguir una perspectiva de desarrollo definida por la apertura, la innovación, la inclusión y el beneficio mutuo; promover intercambios entre civilizaciones caracterizados por una armonía que no excluya las diferencias y por la asimilación indiscriminada de todo lo que de positivo tenga lo ajeno; y configurar un ecosistema que venere la naturaleza y se base en el desarrollo ecológico, actuando así en todo momento como constructores de la paz mundial, contribuidores al desarrollo global y defensores del orden internacional” Y finalmente: “China enarbolará la bandera de la paz, el desarrollo, la cooperación y el ganar-ganar, se atendrá escrupulosamente a una política exterior cuyo propósito es salvaguardar la paz mundial y fomentar el desarrollo en común, desarrollará firme e invariablemente la amistad y la cooperación con los demás países sobre la base de los Cinco Principios de Coexistencia Pacífica, e impulsará la construcción de un nuevo tipo de relaciones internacionales basadas en el respeto mutuo, la equidad y la justicia, y la cooperación y el ganar-ganar; se impulsará rápidamente la transformación tanto del sistema de la gobernanza global como del orden internacional; los vínculos y la interdependencia entre los países son cada vez más profundos; y en el plano internacional, la correlación entre las diversas fuerzas tiende a un mayor equilibrio, todo lo cual confiere un carácter irreversible a la tendencia general al desarrollo pacífico. Al mismo tiempo, la humanidad se enfrenta con numerosos desafíos, entre ellos la agudización de la inestabilidad y la incertidumbre que afronta el mundo, una economía mundial carente de la energía motriz necesaria para crecer, la ampliación cada día mayor de la brecha entre ricos y pobres, la aparición alternada de problemas regionales candentes y la extensión constante de las amenazas no convencionales a la seguridad, como el terrorismo, los ataques cibernéticos, las enfermedades contagiosas graves y el cambio climático.No hay ningún país capaz de hacer frente por sí solo a los desafíos que encara la humanidad, ni hay ningún país que pueda retirarse a una isla encerrada en sí misma. Exhortamos al pueblo de los diversos países a que, aunando nuestras voluntades y esfuerzos, construyamos una comunidad de destino de la humanidad, así como un mundo caracterizado por la paz duradera, la seguridad universal, la prosperidad de todos, la apertura y la inclusión, y la limpieza y la hermosura. Hay que respetarse mutuamente y efectuar consultas en pie de igualdad, repudiar resueltamente la mentalidad de la Guerra Fría y la política de fuerza, y seguir un nuevo camino en las relaciones interestatales, el camino del diálogo en vez del de la confrontación y el de la asociación en lugar del de la alianza. China aplica con firmeza una política exterior independiente y de paz, respeta el derecho de los demás pueblos a elegir soberanamente su vía de desarrollo, defiende la equidad y la justicia internacionales, y se opone a que un país imponga su voluntad a otro, intervenga en sus asuntos internos y abuse de su condición de poderoso para atropellar a los débiles. China de ninguna manera se desarrollará a costa de los intereses de otros países, pero tampoco renunciará a sus derechos e intereses legítimos, por lo que nadie debe ilusionarse con la posibilidad de que China trague el amargo fruto del menoscabo de sus intereses. Nuestro país aplica una política de defensa nacional de carácter defensivo. Su desarrollo no supone amenaza alguna para ningún país. Y China jamás aspirará a la hegemonía ni practicará la expansión, sea cual sea su grado de desarrollo”

 

 

 

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[1] Decimos también  ya que  anteriormente hemos estudiado las tres etapas del capitalismo unidas incluso por el giro dialéctico  en nuestro “Globalización tercera –y última- etapa del capitalismo “(Ed. Luxemburg  Buenos Aires 2011. ). También hemos analizado el triple giro dialectico hegeliano marxista del sujeto histórico  revolucionario en  nuestro  “El sujeto histórico en la globalización (Univ. De Qulmes – Centro Cultural de la Cooperación Buenos Aires 2015

 

[2] Con Edgard Morin y sus teorías de la complejidad podríamos hablar de: “el marxismo del marxismo” o la dialéctica interna del propio marxismo como movimiento socio político.

[3] Este proceso de nacimiento y desarrollo del capitalismo en etapas lo hemos abordado detenidamente tanto en su aspecto objetivo como subjetivo en Ciafardini, Mariano  “Globalización tercer – y última- etapa del capitalismo” Ed. Luxemburg  Buenos Aires 2011 y Ciafardini Mariano “El Sujeto histórico en la Globalización” Ed. Centro Cultural de la Cooperación – Universidad de Quilmes. Buenos Aires 2015.

[4] Rodríguez Joaquín  Sobre la lógica de la Historia de la URSS  reflexiones  de una veterano comunista español  Ed Templando el acero  web: www.librosml.blogspot.com 2018.

[5] Se dice en un solo país pero en realidad  no es que se piense que en otros países no se pueda dar la revolución simultánea o sucesivamente (como fue el caso) sino que  no es necesario (ni posible) que la revolución se de en todos los países a la vez partiendo de un solo impulso inicial.

[6] Chen Jerome; Mao y la revolución China Oikos Tau. Barcelona  1966 p 82

[7] Idem p 90

[8] Idem p 109

[9] Idem 1927

[10] Idem 135

[11] Idem 335

[12] Ramírez Ruiz, Raúl: “Historia de China contemporánea” Síntesis. Madrid. 2018 p138 ( Las bastardillas son nuestras)

[13] Idem p183

[14] En el caso de China  y particularmente de Mao esta cuestión del “callejón sin salida” histórico  que acechaba cada vez más a la revolución se refleja en su preocupación por dos cuestiones  estratégicas centrales que se materializaron en sendos trabajos teóricos  sobre “La Contradicción” y “La práctica”

[15] Lynch , Michael; “Mao” Vergara . Buenos Aires. 2009 p 169

[16] Idem p 180

[17] Pantsov Alexander V. ( with Steven I. Levine) “Deng Xiaoping A Revolutionary life” Oxford University Press New York 2015 P 431 (La traducción del Inglés  es nuestra)

[18] Idem P 432 (La traducción del Inglés  es nuestra)

[19] La creación de una Comisión Internacional de partidos comunistas  fue la institucionalización  de la revolución en un solo país ( o mejor dicho país por país como eventos independientes) ya que se constituía a partir de la aceptación del mantenimiento de un orden mundial  constituidos por naciones separadas  en cada una de las cuales habría un partido comunista  con su propia táctica y estrategia  pero respetando lo decidido en el Commintern debido a la necesidad de dar prioridad siempre a la protección de la Revolución Rusa  que era por aquellos tiempos el único territorio gobernado por un partido comunista. Con esta lógica que manejó el Commintern respecto de China. En China la situación se situaba en un punto medio. No estaba hecha la revolución pero se estaba haciendo de allí la permanente tensión  e incluso la desobediencia  por parte de sectores del PCC respecto de las instrucciones de los representantes del Commintern.

Deng llega a China  cuando está colapsando el Frente unido entre comunistas y nacionalistas del Kuomingtang. A poco de llegar ejerce el secretariado  del partido en Gaunxi. La situación era confusa ya que la autoridad máxima del partido  en China,  es decir su Secretario General, Li Lisan, estaba  en caída  debido a su  errónea  decisión de mandar a atacar a todos los ejércitos del Kuomingtang  cuando no estaba dada la correlación de fuerzas para ello y todavía había margen para una alianza o al menos un armisticio. Lo que confundía más las cosas muchas veces era que  el sector ultraizquierdista del partido  (en este caso Li Lisan) invocaban siempre el respaldo de la Commintern y esto no siempre era así.

[20] Pantov, Op Cit 105 ( la traducción del inglés es nuestra)

[21] Op cit  P 221 ( La traducción del inglés es nuestra)

[22]  Op cit p 373 ( La traducción del inglés es nuestra)

[23] Op cit p 374 (L traducción del inglés e s nuestra)

[24] Idem pg 387 ( La traducción del inglés es nuestra)

[25] Idem P401 (La traducción del inglés es nuestra)

[26] http://spanish.xinhuanet.com/2017-11/03/c_136726335.htm

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