China, el Partido
Comunista Chino y el Marxismo
I Introducción
La tesis que vamos a sustentar en este trabajo es la de que
el marxismo, como movimiento revolucionario, ha seguido y sigue, en la acción de su
aparición y despliegue, en su carácter de fenómeno real que se opone al
capitalismo, un curso también[1]
dialéctico, en sí mismo, y que, por ello, ha atravesado por tres momentos dialécticos, finalizando su
autorrealización integral hoy, en su
tercer momento.[2]
Este tercer momento de la manifestación revolucionaria del marxismo, que transcurre actualmente, tiene a
China, al Partido Comunista Chino y al pueblo chino como escenarios y actores determinantes de este acontecimiento
epocal.
Los dos primeros momentos del marxismo, en esta, su
autorrealización fueron:
1)
el de su propio ponerse, o momento afirmativo, identitario, ( en si) que tuvo dos
aspectos a) uno teórico cual es el de la redacción por parte de Marx y Engels
de las obras fundamentales que le dan
sustento teórico ideas que sintetizan (y
superan) toda una tradición teórica moderna (economía clásica, socialismo
utópico y filosofía moderno-romántica y b) uno práctico, que es el de las luchas de los comunistas en la
época de Marx y Engels y sus propias militancia
en estos movimiento, del que se
destaca la fundación de la Primera Internacional. Estas luchas son a su vez la síntesis de todo un movimiento
libertario e igualitarista, que
empezó en las luchas comuneras y
campesina del siglo XIII y culminó en la “Comuna de París” de 1871. En este primer
momento no imperaba todavía la
centralidad del esfuerzo en la estrategia para la toma del poder en un estado
nación particular. El esfuerzo revolucionario
se asumía, aunque, inevitablemente, en
formas de levantamientos locales, con
una impronta permanentemente internacionalista, como teniendo en mira, podría
decirse, la asunción de la clase obrera
al poder universal en un solo acto o proceso mundial. La consigna “proletarios
del mundo uníos”, del Manifiesto
Comunista, sintetizaba esta forma de ser, política, del marxismo en su primera
fase.
2) Un segundo momento,
que niega dialécticamente al primero, es el constituido por el “leninismo”, que supera la
primera visión hecha por Marx y Engels desde la perspectiva de la Europa
decimonónica con una clase obrera no del todo desarrollada y una burguesía que todavía se mantenía en el
plano de la empresa personal o familiar en franca (salvaje) competencia con las
otras empresas nacionales,
característica del primer momento del capitalismo. En este segundo
movimiento dialéctico revolucionario, el foco está puesto en el esfuerzo teórico y práctico en torno a la estrategia para la toma del poder, en un
Estado Nación (o varios) determinado.
Para ello se elabora la teoría del Partido Revolucionario y se lo construye, efectivamente, como tal, en Rusia a fines del siglo XIX y
principios del XX. Luego, ya habiendo obtenido el poder y consolidado la estructura política de la
URSS, se extiende bajo la misma concepción a China, hasta la toma del poder, también
allí bajo la forma de la República Popular China en 1949. De esta misma forma
se realizarán, en otros lugares del planeta, distintas revoluciones, o tomas
del poder, por los comunistas, toda en el marco de los límites de un
estado-nación determinado. El desarrollo
del marxismo consistirá entonces en estas dos cuestiones fundamentales, el
Partido Revolucionario y la Toma ( y
consolidación) del Poder, país por país
y el intento del desarrollo de las
fuerzas productiva en el marco de estos
procesos revolucionarios, compitiendo
(o intentando competir) con el desarrollo de las fuerzas productivas de los
países capitalistas desarrollados.
Finalmente, hoy la
humanidad es testigo y protagonista del inevitable tercer momento, de síntesis ( y superación) de los dos anteriores ( en sí y para sí), en el que nos encontramos
actualmente y en el que la concreción de las leyes del materialismo
histórico se expresa entre otras cosas en un hiper desarrollo de las fuerzas productivas en un país
de características continentales, como es China. En ello se conserva, del segundo momento, (aufhebung) la
realidad del Partido Comunista, como el determinante político central. A partir
de allí, dado el volumen y la escala del desarrollo de la FFPP en China, se produce el impacto de esta economía en el resto del
mundo. La planificación de este despliegue en forma de red económica mundial, por sus características,
va determinando la formación inevitable de esquemas políticos en el resto de
los estados nación, que se espejan con la dinámica socialista comunista que
está en el nodo central de la red. Este movimiento va determinando, a su vez,
cada vez más, la necesidad de acuerdos internacionales amplios y las tendencias
a la formación de una comunidad universal de naciones, en torno a cuestiones
particulares, como la ecológica, la
sanitaria. La del mantenimiento de la paz,
etc. Con ello vuelve a resonar el
pathos internacionalista del primer momento pero asegurado por el poder político
concreto en cada estado nación y por el acuerdo coordinación y articulación de los esfuerzos nacionales en una trama
internacional.
II Marxismo
El marxismo nace de una tradición revolucionaria de varios siglos atrás desde las luchas de los comuneros y los campesinos en la vieja Europa durante la crisis del feudalismo y el despertar
de una incipiente burguesía en la
ciudades europeas entre el 1200 y el 1300, aproximadamente, en un largo período
de transición desde la antigüedad a la modernidad capitalista.[3]
Nace, asimismo, con una impronta universalista y esto se plasma en la creación de la Primera
Internacional, en 1864, en la que juegan un papel muy activo Marx y
Engels. Es decir en términos dialécticos el marxismo
inicialmente se pone, se afirma, aparece,
con ese “pathos”, esa tendencia que le
es propia y natural de ser una ideología para toda la humanidad. Esa tendencia se plasma en el internacionalismo proletario
que propone la unión de todos los trabajadores del mundo en un
único esfuerzo revolucionario, como estrategia general. De este modo,
como se afirma en internet (Wikipedia)
la Primera Internacional: “trató de unir a los trabajadores de los diferentes
países. Agrupó inicialmente a los sindicalistas ingleses, anarquistas y
socialistas franceses e italianos republicanos. Sus fines eran la organización
política del proletariado en Europa y el resto del mundo, así como un foro para
examinar problemas en común y proponer líneas de acción… La I Internacional no
surgió de un momento para otro como algo acabado. Las tres organizaciones más
importantes que dieron origen a la Internacional fueron: la Sociedad de Demócratas Fraternales,
fundada en 1845 por Julián Hamey en Londres, que organizaba a los refugiados
políticos de toda Europa. Esta fue la primera organización internacional de la
clase obrera. La segunda fue La Liga
Comunista que se creó (en 1848) basada en el trabajo de Marx y Engels, el
Manifiesto Comunista, y que dio al movimiento obrero su primer programa
científico y,… las bases teóricas correctas. La tercera fue El Comité Internacional organizado por
Ernest Jones en Londres, quien con mítines y manifiestos mantuvo viva la
tradición del internacionalismo durante los reaccionarios años 50”. (https://www.ecured.cu/Primera_Internacional)
La elaboración de la teoría del comunismo científico se realizó,
en esta época del capitalismo pre-monopolista,
atendiendo a los rasgos característicos
a este: empobrecimiento relativo y absoluto de los trabajadores; transformación
de los libres artesanos y campesinos en trabajadores “en alquiler” sin
derechos; despiadada explotación (día laboral de 12-14 horas). Los geniales
creadores de la teoría revolucionaria de lucha de clases con absoluta
corrección y argumentación determinaron el rumbo y objetivo de transformación
de la sociedad – socialización de los medios de producción en su máxima y
superior forma – popular/nacional absoluta. Esta expresión se apoyaba en la
esperanza de la victoria de revoluciones socialistas simultáneas en la mayoría
de los países más desarrollados. La historia no confirmó esa esperanza y fue
por caminos mucho más largos y complicados, lo cual no invalida de ningún modo
la validez teórica y práctica del marxismo Por eso el principal esfuerzo y
atención Marx y Engels lo dedicaron a la crítica del sistema capitalista y al estudio de sus antecedentes
históricos y en segundo lugar a la determinación,
desarrollo y diseño de los rasgos principales del sistema comunista. Sin
embargo, la importancia de inevitables etapas transitorias, no fue apreciada y
desarrollada con la argumentación y pertinencia científica que les era
característica.
El marxismo se elabora inicialmente y se difunde principalmente en Europa, hacia fines del
1800, que es, en ese momento, el lugar
donde más se había desarrollado el capitalismo
y donde escribían y militaban políticamente Marx y Engels y sus
seguidores más cercanos. En el resto del mundo estas ideas no eran
conocidas o se limitaban a llegar a estrechos círculos
intelectuales. Por otra parte, ni Marx
ni Engels supusieron, al menos en un principio , que el inicio de la revolución
mundial se fuera a dar en Rusia y mucho menos en China, aunque estuvieron
informados sobre la situación política y social en estos lejanos parajes y, en
el caso de Rusia, incluso fueron consultados sobre las posibilidades concretas
de la revolución
El socialismo fue identificado como la primera fase de la
formación comunista y prácticamente se diferenciaba solo por el modo de
distribución –“a cada uno por su trabajo, y de cada uno según sus capacidad” Y, como afirma Joaquín Rodríguez [4]
, “desde luego, es absolutamente absurdo e improcedente criticar a los
fundadores de la teoría revolucionaria social, ya que tenemos a la espalda más
de 130 años de historia mundial (desde el trabajo de Marx ‘Critica al programa
de Gotha’), y muy en especial, 74 años de construcción socialista”.
II Marxismo leninismo
Las ideas marxistas empiezan a llegar a la Rusia zarista en cuyas principales ciudades se había empezado a desarrollar una industria capitalista
considerable, a fines de 1800. Pero los campesinos, que
componían la mayoría de su población, desconocían estas ideas como cualquier otra ideología revolucionaria,
más allá de reducidos grupos que estaban organizados por los “naródnikis”, una
suerte de populismo o socialismo agrario.
China se encontraba todavía bajo la dinastía Qing que se
había entregado en forma humillante a los intereses ingleses y de otras potencias,
desde las guerras del Opio, y las ideas marxistas todavía no se conocían en su
territorio. La emperatriz regente Cixi había empezado acciones tendientes a la
modernización de China pero la decadencia de la dinastía era ya irreversible.
Sin embargo va a ser
en estos dos países donde el marxismo va
a dar el primer salto dialéctico negando
( relativamente) la estrategia internacionalista, en pos de la construcción del socialismo
“país por país”[5] Esta nueva
reformulación del marxismo es la
que está en el corazón de lo que fue, posteriormente, conocido como “leninismo”, ya que su principal exponente, tanto teórico
como en la dirigencia práctica
revolucionaria concreta fue Lenin y, si bien su teoría no nace explícitamente marcando esta diferencia con
el marxismo anterior, ya en los primeros trabajos de Lenin se advierte
claramente que está hablando de una estrategia política para la conquista del
poder en un país determinado (Rusia) y
poniendo en primer lugar la necesidad de la creación de un organismo particular (el Partido Socialdemócrata Ruso), aunque
en principio todo ello aparezca como la intención de producir una chispa (iskra ) que incendiaría la
llanura, primero europea y, seguidamente, mundial con la revolución marxista. Sin embargo esta “esperanza” revolucionaria mundial no es lo que ocupa la preocupación central
del leninismo desde sus comienzos, sino la urgencia de la revolución en Rusia y
la toma del poder por el Partido Socialdemócrata Ruso de cuya dirección era el
mismo uno de los agentes principales.
Es importante entender, entonces, que el leninismo fue en
ese entonces, un cambio cualitativo en la teoría marxista, que planteó la necesidad de una organización revolucionaria de nuevo tipo, que aspiraba a tomar el poder
en un país determinado y a asumir las responsabilidades
de gobierno del estado, en ese país, para cambiar desde el poder las relaciones
de producción y de propiedad. Esto constituye una negación dialéctica del primer momento del marxismo y su impronta universalista inmediata. Es una
negación dialéctica porque contiene aquella tendencia internacionalista, pero la pone en un segundo plano, como anexa a la misión principal que es,
ahora, la toma del poder y su conservación en un país, en un territorio
nacional, determinado.
Así se da la revolución en Rusia, en Octubre de 1917 y esta
tendencia de la revolución “en un solo
país” es lo que se ira afirmando cada vez más como realidad con el estalinismo.
Es con esta impronta ya desarrollada, es decir como
marxismo leninismo, que llegan las ideas marxistas a China. en los comienzos
del 1900. Aunque hubo conocimiento del
marxismo en China con anterioridad a la Revolución socialista Rusa incluso el “Manifiesto” se editó en chino en fecha anterior a 1917, no existió un real
desarrollo del pensamiento marxista en
China hasta que Li Dazhao, a su regreso
de estudios en Japón, y como bibliotecario de la Universidad de Beijin,
comenzó a publicar en la revista “Nueva juventud”, de Chen Duxiu, artículos
referidos al marxismo, pero,
particularmente, en referencia a la Revolución Rusa y a la instauración de la Unión
de las Repúblicas Socialistas Soviéticas.
Tanto Li como Chen, en su juventud, estudiaron algunos años en Japón,
donde tuvieron contacto con las ideas occidentales, especialmente las de la Ilustración, como
contrario y superador de lo antiguo y atrasado de las estructuras feudales.
Ello los convirtió en pensadores
modernos totalmente contrarios al imperio de la dinastía Qing y a la atrasada
estructura feudal que la misma legó a China, como así también a la ideología
tradicional, principalmente confusiana, que actuaba como conservadora y
contenedora de los cambios que China necesitaba.
Li estudió economía política en la Universidad de Waseda, en
Japón, entre 1913 y 1916. En mayo de 1916 regresó a China. En 1918 obtuvo una
plaza como bibliotecario jefe en la biblioteca de la Universidad de Beijin (Pekín). Allí tuvo a su cargo, como
empleado, al joven Mao Zedong, futuro líder comunista chino, aunque, por lo que
se sabe, no llegaron a entablar una relación personal estrecha.
Durante su etapa como bibliotecario en Beijin, Li fue uno de
los primeros intelectuales chinos que se interesó por los acontecimientos que
se desarrollaban en Rusia, donde los bolcheviques habían proclamado la Unión de
Repúblicas Socialistas Soviéticas. Li Dazhao veía en el nuevo Estado soviético
un modelo ejemplar de lo que debía ser una sociedad justa. Frente a quienes
deseaban que China emulara el progreso económico de las potencias occidentales
y de Japón, Li Dazhao vio en la Unión Soviética y en su ideología marxista el
modelo político adecuado para China. En la Universidad de Beijin, Li fundó un
grupo de estudio del marxismo junto a varios alumnos y profesores de la
institución académica.
Las actividades políticas de Li Dazhao captaron la atención
de Chen Duxiu, entonces decano de la Universidad de Beijin. Chen era uno de los
más destacados intelectuales de la época, editor de la mencionada revista reformista “Nueva Juventud”, en la que
se publicaron artículos y obras literarias que ejercerían una profunda
influencia sobre el pensamiento chino de principios del siglo XX.
Chen Duxiu invitó a Li Dazhao a editar un número especial de
Nueva Juventud monográfico sobre el marxismo, que se publicó en el otoño de
1919. La publicación de este número de Nueva Juventud dedicado al marxismo, en
un momento en que el movimiento de reforma política y cultural, conocido como
Movimiento del Cuatro de Mayo, estaba en
plena eclosión, atrajo a muchos lectores de la influyente revista, incluido el
propio Chen Duxiu, hacia el comunismo.
Así, Li Dazhao se convirtió en el introductor del marxismo
en China. En colaboración con Chen Duxiu, comenzó a atraer a jóvenes
interesados en el marxismo y el movimiento despertó la atención de la URSS, que,
a través de la “Komintern”, intentaba propagar el comunismo en el mundo.
Por orden de Lenin dos
agentes de la Komintern, el ruso Grígori Voitinski y el chino de educación
siberiana Yang Mingzhai, fueron enviados a China para contactar con activistas marxistas. Al
llegar a Pekín en 1920 se entrevistaron con Li Dazhao, quien les recomendó que
hablaran también con Chen Duxiu, entonces establecido en Shanghái (https://es.wikipedia.org/wiki/Li_Dazhao)
Cheng había nacido en el distrito de Huaining, perteneciente
a la ciudad de Anqing en la provincia central de Anhui, su padre murió cuando
él era aún un niño y su educación corrió a cargo fundamentalmente de su abuelo,
que lo instruyó en el canon tradicional de los exámenes imperiales, estudiando
los cuatro libros y los cinco clásicos. En 1896 aprobó los exámenes imperiales
de ámbito local, pero un año después suspendió el examen provincial. En 1900 se
trasladó a Shanghái, y un año después, en 1901, a Japón.
En Japón, Chen Duxiu, como otros muchos estudiantes chinos,
entraría en contacto con la cultura y el pensamiento occidental, y descubriría
los movimientos ideológicos de oposición a la decadente dinastía Qing.
En 1903 volverá a China, donde participará en organizaciones
políticas durante los años turbulentos que culminaron con la caída de la última
dinastía en la Revolución de Xinhai entre 1911 y 1912. En 1913 se vio obligado
a huir a Japón tras participar en actividades subversivas contra el entonces
hombre fuerte de China, Yuan Shikai.
Cheng fundó la
revista Nueva Juventud, 1915, habiéndose establecido en Shanghái tras su
regreso a China El órgano se convirtió en la voz de los movimientos
reformistas chinos. En esa revista se publicarían escritos tan importantes como
el histórico artículo de Hu Shih, en el que se abogaba por el uso de la lengua
vernácula como lengua literaria, o como el relato "Diario de un loco"
de Lu Xun, hito de la literatura china contemporánea. La revista publicó
también numerosos artículos de Chen Duxiu, en los que criticaba la sociedad
tradicional china y, muy en especial, el confucianismo, al que Chen culpaba de
muchos de los males de la sociedad china de su tiempo.
En 1917 Chen obtuvo el puesto de decano de la Universidad de
Pekín por recomendación de Cai Yuanpei, otro de los grandes intelectuales
chinos de principios del siglo XX. Fue precisamente en la universidad pekinesa
donde, como ya se adelantara, Chen conoció las ideas marxistas de Li Dazhao, que
a la sazón era el bibliotecario jefe de la universidad. Chen, como dijéramos,
invitó a Li a editar un número monográfico de Nueva Juventud dedicado
íntegramente al marxismo. Inicialmente previsto para la primavera de 1919, el
ejemplar sobre el marxismo acabaría publicándose en el otoño. Chen y Li se
convirtieron en dos de los principales líderes ideológicos del Movimiento del
Cuatro de Mayo, surgido a raíz de las protestas antijaponesas del 4 de mayo de
1919 en Pekín.
En ese año, Chen fue encarcelado durante tres meses por su
activismo político durante las protestas del 4 de mayo. Expulsado de la
universidad, tras salir de la cárcel se instaló de nuevo en Shanghái. A partir
de ese momento Chen, que había vacilado entre diversas opciones ideológicas, se
decantó plenamente por el comunismo. Nueva Juventud adoptaría una línea
comunista y se convertiría en el principal órgano de expresión de las ideas de
los aún escasos comunistas chinos. Su adhesión a la causa comunista lo
distanciaría de algunos amigos y colaboradores, como Hu Shih quien terminaría
siendo un feroz anticomunsita de los
círculos de Chang kai Sek en Taiwan.
La misión de los delegados, de la Komintern, el ruso Grígori
Voitinski y el chino educado en Siberia Yang Mingzai, era contactar con activistas
políticos para fundar un partido comunista con apoyo soviético. A través de un
emigrado ruso en Pekín contactaron, como viéramos, con Li Dazhao, quien les
recomendó que se entrevistaran también con Chen Duxiu.
Voitinski y Yang viajaron a Shanghái, donde ofrecieron a
Chen el apoyo tanto económico como logístico de la Unión Soviética para fundar
un partido comunista. Otro funcionario de la Komintern que vivió los primeros
momentos del comunismo chino sería el neerlandés Henk Sneevliet, alias "Maring",
quien había pasado gran parte de su vida en Indonesia.
Mao Zedong y el comunismo chino
La verdadera recepción marxista leninista del marxismo en
China se realiza ya desde la fundación del Partido Comunista en 1921,
por parte de aquel que va a ser el gran líder de la lucha y la revolución socialista en China, Mao
Zedong (Tse Tung en aquel entonces). Después,
ya a fines del siglo XX y, en los albores del XXI, habrá una actualización y reformulación del
marxismo en China (y desde allí a todo el mundo) tanto teórica como prácticamente, siendo el
principal artífice de este nuevo cambio cualitativo Deng Xiaoping, quien también había participado
de la gesta maoísta como uno de sus
principales dirigentes y ya hoy Xi
Jinping como líder dela Partido y de la Nación China.
Mao inició su derrotero político acercándose a las ideas neoconfusianas (de las que posteriormente
renegará) del pensador chino, partidario
de una monarquía constitucional, Kang Youwei y, más concretamente, comulgando con los principios de Sun Yat Zen y su ideario
de la China republicana. Su rebeldía
inicial se abonó con la admiración que le causaban las heroicidades de los
campesinos pobres rebeldes que protagonizaron diversos levantamientos en China
en el siglo XIX. Y la diferencia con
éstos fue precisamente el hecho de que Mao adoptara el marxismo leninismo,
adaptándolo a las condiciones de China de la época. Una de las ideas fuerza de Mao que evidencian su leninismo, (y por ende su
estalinismo), fue la convicción de que
si no se disponía de cuadros bien entrenados e incorruptibles capaces de formar los escalones medios e
inferiores del partido y de la administración pública todos los elevados objetivos de la
revolución corrían un grave riesgo de
perderse. El leninismo de Mao se advierte también con relación a la teoría sobre el “eslabón más débil”, con el que
Lenin justificó el estallido de la revolución en Rusia, en lugar de en algún país capitalista
desarrollado. Mao se apoyó en los campesinos pobres para sostener una guerra
revolucionaria prolongada a partir,
también, del criterio de que esos eran los sectores en los que el control del gobierno era más débil.
Cuando se produce el
levantamiento revolucionario republicano
de 1911, Mao se encuentra en Changsha, en donde concurría a la escuela
normal, y se une inmediatamente como soldado raso al ejército provincial de
Hunan, alineado con la impronta republicana. Todavía su pensamiento es
premarxista antitradicionalista y anticonfusiano. Influido sin embargo por el
profesor Yang Changji empezó a mantener
una correspondencia con intelectuales
como los ya referidos Chen Duxiu y Li
Dazhao.
Al trasladarse a Pekin en 1918 Mao toma contacto con Li
Dazhao y Chen Duxiu A partir de ello toma contacto, por primera vez, con las
ideas marxistas, sobre todo inspirado en dos artículos de Li sobre la revolución rusa “Victoria del pueblo sencillo” y “Triunfo del
Bolchevismo”. Es decir que su contacto con el marxismo fue ya en forma directa
con la versión leninista y con la práctica leninista en el hacer
de la Revolución, es decir, su
contacto no es inicialmente con las obras clásicas del marxismo, ni con el Manifiesto Comunista, ni con El
Capital u otras obras clásicas del marxismo, sino con la teoría y práctica de la
revolución que se estaba haciendo en Rusia
bajo el liderazgo de Lenin.
Después del levantamiento del 4 de mayo de 1919, Mao comenzó
a editar, en Changsha, el semanario “Río Hsiang”, escribiendo, ya en sus primeros números, párrafos como: “Las partes que se enfrentan en una reforma o en una
revuelta histórica…deben unirse fuertemente…ya que la victoria depende de la
coherencia y de la resistencia de la unidad. El triunfo de la revolución de
octubre fue el triunfo de la unidad del pueblo ruso...la organización es la
clave de la unidad “[6]
Luego, a comienzos de 1920, Mao empieza sus lecturas del Manifiesto y de la obra de Marx y Engels, lo que completa su conversión al comunismo.
En agosto de 1920, Mao
terciando en una disputa teórica
entre dos amigos, sobre si el camino de
la revolución era el de Rusia o una
forma más evolutiva de socialismo, Mao toma partido a favor de uno de ellos, Tsai Hosen,
quien afirmaba que: “El socialismo es ciertamente la solución de los
problemas del mundo y también el medio más adecuado para la futura
reconstrucción de China. Creo que lo primero que debemos hacer es organizar un
partido- el partido comunista que será el promotor propagandista vanguardia y
dirigente de la revolución “[7]
Ante las expresiones de Sun Yat Sen, que expresaba públicamente su admiración por el
modelo ruso de revolución, el gobierno de la Rusia revolucionaria inició una aproximación al
republicanismo chino, ya en 1918,
expresando sus simpatías por este
movimiento a partir de afirmaciones de
Chicherin en el V Congreso de los Soviets. Aunque los soviéticos se pusieron,
también, en contacto con algunos “señores de la guerra”, en tanto que el poder en China estaba realmente fragmentado y el gobierno
soviético necesitaba imperiosamente mantener una buena relación diplomática con
China frente al aislamiento que estaba sufriendo por parte de las potencias
occidentales.
Otro de los contactos de los soviéticos fue, obviamente, con intelectuales chinos como Chen Duxiu y Li
Dazhao, enviando agentes de la Tercera
Internacional para discutir el problema de la fundación del partido comunista
en china.
En octubre de 1919 Sun Yat Sen había fundado el Kuomingtang
o partido nacionalista chino y el Partido Comunista Chino fue fundado el 23 de
julio de 1921, en la “Concesión”
francesa de Shanghái, por Mao Zedong, Zhou Enlai, Chen Duxiu y Li Dazhao.
La Unión Soviética fue la principal
artífice de la decisión de formar
un frente unido entre ambos partidos. Y en el segundo congreso de la Komintern,
en 1919, Lenin desarrolló sus tesis
acerca de la necesaria alianza con la burguesía democrática en los
países más atrasados, proponiendo que: “la internacional comunista debe concertar una
alianza temporal con los demócratas burgueses en los países coloniales y
atrasados, pero sin mezclarse con ellos, preservando incondicionalmente la
independencia del movimiento proletario incluso en su forma más rudimentaria…
es particularmente importante apoyar el movimiento campesino en los países
atrasados”[8]
Sin embargo la
situación en China era un tanto más compleja
y Sun Yat Sen mismo, en principio, rechazó tal alianza. Se llegó a
un primer acuerdo aceptando Sun que los militantes del partido comunista se afiliaran
también al Kuomingtang, a título personal, Li Dazhao fue el primero en hacerlo.
Tras el primer congreso del Kuomingtang con los comunistas, Mao regresó a Shangai, en marzo de 1924, para hacerse cargo de su
nuevo puesto de secretario del departamento
del organización del partido, de la
sección de Shangai. Hacia finales de 1924 cayó enfermo y regresó a convalecer a
Hunan. Habiendo tenido que salir nuevamente de Hunan volvió en 1926.
Una vez allí, los nueve meses que Mao pasó entre los campesinos de Hunan, hasta mayo de 1927, fueron de gran
importancia no solo para Mao y China
sino para el movimiento comunista internacional. Mientras tanto
en el cuarto congreso de la Komintern, de 1922, se afirmaba que: “El
movimiento revolucionario de los países
atrasados de oriente solo puede llevarse
a cabo si se basa en la acción de las grandes masas campesinas.
En consecuencia los partidos revolucionarios de todas las naciones orientales
deben formular un claro programa agrario ,,”[9]
Mao prosiguió desarrollando su labor entre los campesinos de Hunan y es en este
momento en que se terminó de configurar lo que, desde los claustros tan lejanos
como los la Yale University de EEUU,
como “maoísmo” que
posteriormente el profesor Schwartz,
en 1951, definió como: ”Esencialmente
la estrategia maoísta implica la
imposición de un partido político organizado
de acuerdo con los principios leninistas y animado por la fe de ciertos
dogmas marxistas leninistas básicos, a una base humana compuesta exclusivamente
por campesinos”[10]
En este punto es necesario aclarar que, sobre todo de parte de los dirigentes comunistas chinos
que venían de estudiar en la Unión Soviética y desde el Partido Comunista de la
Unión Soviética mismo (es decir de Stalin),
se insistían en la idea de que el desarrollo
de la revolución en China debía partir de los enclaves obreros de las ciudades,
sin embargo al haber sido violentamente expulsado de las ciudades, por parte de
Chiang Kai Sek, el comunismo chino, de
la mano de Mao, pasó a tomar la senda alternativa, con una estrategia revolucionaria de raíz
campesina. Se podría hablar de un “leninismo agrario” que es lo que le permitió
finalmente la victoria.
Mao pudo establecer una
base guerrillera en Ching Kang Shang, en 1927, apoyándose, precisamente, en
estratos semiproletarios y pequeño burgueses del campesinado, aunque esta peculiaridad china de la revolución
no será, como veremos más adelante, lo realmente importante del marxismo en China,
sino la asimilación del leninismo
y del “lenin-stalinismo” soviéticos,
que es la forma en que el marxismo llegó verdaderamente a China a través de Mao y de otros líderes
revolucionarios.
En 1932, el primer congreso de los soviets de China, que se celebró en Juichin,
el 7 de noviembre, aprobó la Constitución de la República Soviética
China, sus leyes agrarias y de trabajo y
eligió un gobierno provisional, presidido por Mao. Luego, ante el asedio de las
tropas del Kuomingtang, ya vuelto un partido reaccionario, al mando de Chiang Kai
Shek, se inicia, el 16 de octubre de
1934, la larga marcha de los 100.000 hombres del “Ejército Rojo” que, hasta el
20 de octubre de 1935, recorrió 9600
kilómetros. En una de las primeras paradas de la marcha, en la localidad de
Sunyi, se celebró una conferencia del politburó
en la que se consolidó el liderazgo definitivo de Mao, lo que además de
significar un triunfo personal
constituyó una victoria de los soviets rurales chinos sobre las direcciones urbanas del partido. Fue la
victoria de un hombre que había pasado su vida entre campesinos sobre aquellos que conocían profundamente las
teorías políticas y filosóficas occidentales entre ellas el marxismo de los
clásicos. En este sentido es claro el paralelismo entre Mao y Stalin, también proveniente del ámbito interior de la
Rusia campesina y con una clara visión
nacional y realista de la revolución,
frente a los devaneos intelectuales de otros dirigentes provenientes de la vieja guardia del Partido
Socialdemócrata Ruso.
Ya en marzo de 1949 Mao cambia el enfoque político económico y hace esta declaración histórico ”Desde 1927
hasta el momento presente el centro de
gravedad de nuestro trabajo ha residido
en las aldeas , hemos reclutado
nuestras fuerzas en las
aldeas y las hemos utilizado para cercar las ciudades
y ulteriormente tomarlas . El periodo caracterizado por esos métodos de
trabajo ha terminado ya. El periodo [de la ciudad al campo] y de [la ciudad
dirige las aldeas] ha empezado “[11].
Recapitulando lo dicho hasta aquí sobre el proceso de
“llegada” del marxismo a China y particularmente el impacto que fue teniendo la
ideología revolucionaria en aquel que habría de ser el líder de la Revolución
china Mao Zedong, resulta interesante lo
afirmado por Raúl Ramírez Ruiz en
relación al nacimiento del Partido Comunista Chino: “En 1917 tuvo lugar la Revolución
rusa y se estableció el primer estado socialista del mundo. La victoria de la
Revolución de Octubre y la expansión de las ideas socialistas llamaron la
atención de los intelectuales chinos más progresistas que encontraron en el
marxismo un camino alternativo para salvar a China Lo que de verdad les intresaba, en principio, no eran tanto las teorías
marxistas cuanto las enseñanzas de Lenin, su estrategia y táctica, la disciplina
de un partido minoritario de revolucionarios profesionales al frente de una
dictadura del proletariado. El socialismo surgía en China mezclando
nacionalismo y comunismo”[12]
.
Como se dijera
anteriormente en los enfrentamientos del PC con el Kuomingtang (KMT), al desalojarlos este último con sus ejércitos profesionales al mando de Chiang kai Shek, de la ciudades,
surge la necesidad de formar el Ejército de Liberación Popular, que se va a constituir,
precisamente por idea de Mao, en las regiones rurales. Todas estas cuestiones
de tácticas y estrategias iban formando un acervo ideológico de lo que se podría llamar, como ya afirmáramos, un
“leninismo agrario” que se parecía mucho más a las cuestiones de la táctica y
estrategia leninista original (con particularidades chinas) que lo que se diferenciaba de este. Por
supuesto todas estas cuestiones no
estaban ni podrían haber estado
previstas en los textos originales de los padres fundadores del marxismo. Todo
ello pertenecía a este segundo momento “leninista-stalinista” (y ahora también
maoísta) de expresión del marxismo y el materialismo histórico. Sin duda dentro
de todo este leninismo con peculiaridades chinas se inscribe la fundación de soviets en las
zonas ocupadas por los comunistas y la fundación, en 1936, en Yan an, por parte
de Mao de la República Soviética de China, en donde se consolidaría un partido monolítico luego
de varias campañas de “purificación” dentro del mismo, al estilo de las practicadas por
Stalin en el PCUS.
De la misma manera que en la Unión Soviética, donde se consolidó el leninismo de la mano de
Stalin, a partir del 1 de octubre de 1949, se estableció en China un sistema
socialista en el que todo el poder de la República Popular China se apoyaba en
el Partido Comunista. En cuanto a Mao,
como respecto de Stalin, sus
presencias y roles se explicaban por la
necesidad de liderazgos muy fuertes en
estas nuevas experiencias socio políticas, en tanto que tenían, en el frente externo,
a todo un mundo capitalistas muy poderoso cuyo objetivo principal era hacer
fracasar estos intentos socialistas de
la forma en fuera posible incluyendo, principalmente con el boicot y la
subversión internas.
La gran similitud de ambos procesos revolucionarios,
tributarios ambos de esta segunda
tendencia mundial del marxismo a su realización efectiva con la toma y el
mantenimiento del poder por el Partido Comunista, en un país determinado, se
advierte en este otro párrafo de Ramírez
Ruiz : “La orientación general del
programa político había sido elaborada por Mao
pocos meses antes en su ensayo Sobre
la dictadura democrático popular y, fundamentalmente el futuro de China en dos principios
esenciales. El primero, de orden
interno, era la alianza del campesinado, la pequeña burguesía urbana y la
burguesía nacional, bajo la dirección de la clase obrera. El segundo era el
entorno internacional de la revolución alineando a China con la Unión Soviética, el bloque socialista
y el proletariado mundial”[13].
En cuanto a la forma de la dictadura del proletariado en la
República Popular China la semejanza con las acciones del lenin-stalinismo en
la URSS, fueron evidentes sobre a todo a partir de la militarización de la
nación que se impuso, casi naturalmente, como consecuencia de la guerra de
Corea. A partir de allí los objetivos
económicos centrales, al igual que en la URSS, fueron la industrialización y el
aumento de la producción agrícola, objetivos ambos que convergieron en el
primer plan quinquenal (también de formato soviético) de 1953 a 1957.
Con respecto al campo, y a pesar de la peculiaridad maoísta de
afirmación inicial en la zonas
rurales para llevar a cabo la revolución, ya el comunismo en el poder, en 1955, se
impulsó la colectivización del campo al más puro estilo estalinista, ello fue
llevado al extremo en el “Gran Salto Adelante”
que, en trágica similitud con las
colectivizaciones forzadas del campo soviético,
por parte de Stalin, tuvo como consecuencias grandes hambrunas con
millones de muertos. La diferencia en este caso fue que la colectivización soviética del campo
permitió un monumental desarrollo industrial en pocos años mientras que
en China este desarrollo se
frustró al menos teniendo en cuenta sus
expectativas iniciales.
Si bien, en un principio, como se dijo, se toleraron espacios de propiedad privada y
cooperativas con una cierta resemblanza
de la NEP soviética, para 1956 ya
prácticamente todo el sistema estaba estatizado y colectivizado al igual que en
la URSS.
Es cierto que algunas campañas impulsadas por Mao, como las
de las “cien flores” y luego el ya mencionado
“Salto Adelante” e, incluso, en
algún sentido, con la “Revolución Cultural”
se daba en aquellos tiempos la idea de que se quería recorrer un camino
distinto del soviético, que, ya con
Krushchev en el poder, empezaba a ser duramente
atacado por Mao y la dirigencia china, criticándose el “burocratismo” y una estructura de
funcionariado acrítica y funcional a ese mismo poder hipercentralizado. Sin
embargo el resultado de todas estas campañas
tuvo exactamente el mismo
resultado que las “purgas” estalinistas,
es decir el de consolidar el liderazgo centralizado y asegurar la cadena de mandos hacia abajo,
desarrollando asimismo un culto a la
personalidad en cabeza de Mao.
Pero, lo cierto es
que, el verdadero problema tanto
para la URSS como para la China de la República Popular, radicaba
en otras cuestiones que, solo la
perspectiva histórica nos permite ahora apreciar, cuales eran , principalmente, el hecho de que ambos proyectos se encontraban en el histórico callejón sin salida en el que, el desarrollo de las FFPP, que era imprescindible para que se
desplegaran todas las fuerzas del socialismo,
estaba limitado y condicionado por el entorno internacional de un mundo
capitalista que, como se vio después,
todavía tenía vitalidad suficiente como para aislarlos y competir ventajosamente contra ellos. Este drama se desarrolló con grandes similitudes
y ciertas diferencias en los dos gigantes del socialismo del S XX y llegó, incluso, a hacerlos enfrentarse duramente
en términos geopolíticos e incluso militarmente. Si en la URSS, después
de la muerte de Stalin, comenzó una lento y disimulado declinar político del Partido
(que implicó grandes criticas al líder
fallecido y permanentes represiones de alzamientos populares, que se sucedían cada vez más, en los países de la periferia del campo
socialista europeo) en China, el “Gran Salto Adelante” y la “Revolución Cultural”
expresaron esa misma contradicción y la
impotencia para revertirla. Es un equívoco pensar que todo ello haya sido
producto de “errores” personales de Stalin,
Jruchev, Brezhnev o Mao y de sus gestiones políticas. O mejor dicho si hubo “errores”
de gestión, ellos fueron el
corolario inevitable de hallarse, en ambos casos, los viejos dirigentes revolucionarios, ante
un contexto mundial que ataba de pies y manos a proyectos político-económicos que
habían nacido para desarrollarse en forma cualitativamente superior al
capitalismo, pero que en la práctica no podían hacerlo. En suma todo ello fue producto de la contradicción insalvable de haber llevado a cabo, en los marcos de estados nación determinados, rodeados y aislados por un mundo capitalista
todavía resiliente, revoluciones que
tenían, en su “naturaleza”, un desarrollo ilimitado de las fuerzas productivas
y un pathos de despliegue internacional
más o menos inmediato.
Siguiendo la línea de
pensamiento del, ya citado, Joaquín
Rodríguez, podemos decir que la
concepción del socialismo como un
comunismo que imperó “incompleto”,
durante varios decenios en la URSS, condujo al PCUS y a la dirección
político-estatal a las negativas y frustradas tentativas de acercarse al
comunismo “arrastrándose desde el socialismo”, forzando el proceso artificialmente, y tratando de introducir por vías voluntaristas
sus elementos. Algo de ello también ocurrió en la “China de Mao”.
La industrialización en la URSS se realizó exclusivamente
por fuentes propias interiores de acumulación de recursos, de los beneficios de
las empresas nacionalizadas, transporte, y comercio exterior e interior, de la
banca, del agro privado, inicialmente, y colectivizado posteriormente, y de los
medios expropiados a las derrocadas clases explotadoras. Para la acumulación de
recursos fueron necesarios una muy estricta economía en todos los sectores de
industria y consumo, movilización de recursos de la población (empréstitos
interiores, política de precios, sistema de impuestos y etcétera). En China a
partir de 1949 se empezó a recibir
ingente ayuda soviética sobre todo para el desarrollo de una base
industrial sin embargo para fines de la década del 50 esa ayuda fue
disminuyendo hasta desaparecer por completo, lo que también obligó al coloso
oriental a abastecerse a si mismo.
Como afirma Rodríguez, la cardinal diferencia de
principio de la industrialización capitalista fue que la industrialización
socialista nunca recurrió como fuente de acumulación de recursos y capital al
yugo colonial sobre otros pueblos. Ello es aplicable tanto a la URSS como a la
República Popular China.
En el XVII congreso del Partido Stalin intervino con el informe político al CC con estas palabras : “…Nosotros debemos
construir nuestra economía de tal modo que nuestro país no se convierta en un
apéndice del sistema mundial capitalista, para que no sea incluido en el
sistema global del desarrollo capitalista, como su empresa auxiliar, para que
nuestra economía no se desarrolle como empresa auxiliar del capitalismo
mundial, sino como una unidad económica independiente, que se apoya
principalmente en el mercado interior.” (Rodríguez p 157)
Lenin, sin embargo, había sido quien diera el salto
estratégico desde el seguimiento literal
de las recomendaciones de la “Critica del programa de Gota” hasta las ideas del
NEP y su “plan de cooperación”. Los
fundadores del marxismo divisaban el carácter mercantil de la producción
capitalista como uno de los factores que frenaba el desarrollo de las fuerzas
productivas de la sociedad. La realización de una producción comunista en base
a un desarrollo planificado les pareció una solución lógica y natural de los
problemas de la economía. Marx y Engels llegaron a la conclusión de que en una
producción planificada el producto fabricado dejaría de ser una mercancía, ya
que en una sociedad basada en los principios de colectivismo los productores no
cambiarían sus productos fabricados, y la función del mercado en un modo
comunista de producción la ejercerían los organismos sociales especiales Por ello Lenin
en su “El Estado y la Revolución”
se pronuncia claramente contra el
mercado en el socialismo. Esta impronta ideológica atravesó tanto a la economía
de la URSS como a la de China socialista del período maoísta. En las decenas de
tomos, trabajo de Marx y Engels solo unas pocas páginas están dedicadas al problema de la producción y distribución
socialista, principalmente en su trabajo “Crítica al programa de Gotha” (1875).
Sin embargo se ha
terminado de comprobar hoy que las leyes
del mercado y de la competencia sirven de mecanismo de articulación de los
intereses del productor en la sociedad, pese a la diferenciación objetiva de
los fines. De algún modo la “mano invisible” del sistema mercantil de la
competencia obliga a conducir la actividad de los productores no sólo a
garantizar sus propios intereses, sino también, y en forma restante, de la
sociedad en general. Los estímulos
materiales y sociales para los vencedores de la “emulación socialista” no podían suplantar en pleno
valor los potentes estímulos de la competencia en condiciones del mercado. La
emulación socialista fue una potente y efectiva herramienta solamente cuando
estaba acompañada y apoyada por un entusiasmo de los trabajadores en
determinados momentos, difíciles y decisivos como la toma del poder
revolucionario o la guerra. Ningún recuento y control podían compararse por su
efectividad con los mecanismos económicos objetivos, como el mercado y la competencia
entre los productores, principalmente en tiempos de paz y “normalidad”.
La comparación y el contraste entre los procesos de
producción y distribución y sus
resultados valorados por los distintos sectores de la población en su
conjunto son mecanismos irremplazables por una planificación y un sistema de controles estatales La cuestión es de tal complejidad que solo estos mecanismo mercantiles logran
el dinamismo y la precisión
necesarias
La propiedad estatal históricamente existió y existe en una
u otra forma en la mayoría de las sociedades de clase. En la actualidad en los
países desarrollados capitalistas la cuota de la propiedad nacionalizada
alcanza, en algunos de ellos, la tercera parte. Existe una consideración
generalizada de que esa proporción es la
más óptima para el desarrollo de la economía. Se puede observar que los
capitalistas no temen a la propiedad estatal, al contrario la utilizaron en sus
intereses a diferencia de la propaganda ideológico-política soviética y la
maoísta que pelearon contra la “ajena
ideológicamente” propiedad privada.
EL alejamiento de los trabajadores de la conducción del sistema de producción y
consumo se podría haber compensado con una mejora permanente de las condiciones de
vida del pueblo pero ni la URRS ni la China maoísta pudieron con la competencia frente a un sistema
capitalista aun con resto y fuerzas. No se conseguían las divisas necesarias
para el crecimiento y el beneficio de la población cuyo nivel de vida se
estancó o aun por momentos disminuyó. En
la URSS sin embargo el alza del nivel de vida de la población en general fue
notable después de la guerra, pero con
el tiempo todo tendió a estancarse , lo que fue insoportable sobre todo para las nuevas
generaciones que comenzaron a competir por la apropiación y uso de los recursos en el marco de “normas alternativas” y finalmente directamente criminales,
en el marco de una nueva “subcultura”.
En la URSS la economía de planificación centralizada cumplía
la función de concentración de recursos en las direcciones de máxima prioridad
del desarrollo. Merced a ello, en plazos muy-muy breves, fueron fundadas la
industria pesada, nuclear, aeroespacial y otros sectores de la industria y un
enorme potencial científico y cultural. Pero bastante menos efectivamente se
manejaban las interrelaciones entre el productor y consumidor –los intereses
del consumidor prácticamente no influían en la actividad del productor –.
Además, con el crecimiento de las fuerzas productivas y la estructuración de áreas de dirección y gobierno la eficacia
al respecto se fue reduciendo más y más.
Como adelantamos, la economía soviética
gozaba de una capacidad única de conseguir la máxima efectividad en los
periodos de crisis. De hecho los dirigentes y especialistas económicos de
las potencias capitalistas más avanzados tomaron buena nota de la experiencia soviética.
Pero por lo contrario, y
paradójicamente, en tiempos de relativo bienestar, la economía soviética sufría
dificultades. En China, desde 1949 hasta 1976, el proceso fue más complejo aún
pero, finalmente, los resultados fueron los mismos.
El sistema socialista del siglo XX no fue capaz ofrecer unos
estímulos económicos equivalentes al papel movilizador de los ideales comunistas
de los tiempos de la guerra civil, al entusiasmo de los primeros quinquenios,
al patriotismo de los guerras vontra agresores externos. Paulatinamente con la
pérdida o agotamiento de estas generaciones (sin contar los millones de caídos
o inválidos de guerra) en la sociedad, particularmente en la URSS, se propagaba
la actitud consumista hacia el estado y cuanto más subía el nivel de vida de
los ciudadanos soviéticos, más se propagaba el consumismo (fenómeno
socio-psicológico con el cual casi no contaron los grandes pensadores de la
teoría revolucionaria de clases).
Este es el
fenómeno-problema más complicado de todos los que componen la problemática de
la construcción de una nueva formación social y de muy difícil estudio y
análisis científico, dada la
imposibilidad absoluta de realizar en la practica el principio
socialista “de cada uno según su capacidad, y a cada uno por su trabajo”,
basándose solo en una forma de propiedad
popular absoluta sobre los medios de producción. Marx había señalado que el
traspaso a un verdadero modo de producción comunista es posible sólo con
un nivel de desarrollo muy alto de las fuerzas productivas junto con un
altísimo nivel de la producción. Esta condición permite crear las premisas
materiales para la terminar con la existencia
de clases, de la diferencia del trabajo físico y mental y entre la ciudad y la aldea, y para el desarrollo definitivo del trabajo como actividad a la vez edificante en lo
individual y beneficioso en relación al
interés de toda la sociedad es decir la realización del principio “de cada uno
según su capacidad, a cada uno según su necesidad”.
De todos modos la crítica
por izquierda a los grandes errores o desviaciones de Stalin y de Mao
principalmente a sus maniobras represivas,
es fácil ahora, en la perspectiva
histórica, pero no debe descartarse que, de hecho, realmente dichos procesos
revolucionarios en determinadas
circunstancias no hayan estado ciertamente al borde de ser revertidos o cooptado por fuerzas revisionistas y tornados
de regreso al capitalismo ya en aquellos años,
y que estos temores para nada infundados
hayan dado razón a los recelos,
paranoias y temores que invadieron, respectivamente, a todos estos
personajes y los impulsaron a realizar las acciones represivas
que realizaron. De todos modos lo real y significativo en términos históricos
fue que ambas experiencias, junto con
otras en países de menor escala cambiaron definitivamente la faz de la
humanidad y sentaron las bases para el cambio definitivo y de fondo de la
sociedad mundial en que hoy nos encontramos[14].
En el caso chino la cuestión del debilitamiento del poder de
su líder Mao aparece con más evidencia en el episodio de lo que se llamó la
conferencia de los 7.000 (11 de enero al
7 de febrero de 1962). Como consecuencia del fracaso del Gran Salto Adelante,
esa reunión del Comité Central del partido ampliada a 7000 cuadros dirigentes, se transformó en un escenario en el que Liu
Shaoqi realizó una fuerte crítica aquel proyecto y a toda la política económica que Mao pretendía
mantener todavía en alguna forma. Esto
fue sentido por Mao como un ataque personal de alguien que había sido siempre
un leal número dos. A partir de dicha conferencia las figuras de Liu, y ,esto
es lo más importante , la de Deng Xiaoping
adquirieron mayor relieve siendo calificados como “pragmáticos” que empezaban a concentrar poder en torno de ellos, precisamente a partir del apoyo de los 7000
cuadros citados a la reunión, cuadros que compartían con ellos la visión negativa
del rumbo económico. Y no solo eso, en
la práctica, a partir de esta nueva
gestión de Liu y Deng, la economía se comenzó a recuperar y el país comenzó a
crecer de nuevo a un ritmo del 7% anual.
Es difícil decir que habría pasado si Liu y Deng hubieran
seguido concentrando poder en torno suyo
y hubieran seguido desarrollando el
rumbo económico en forma pragmática, lo que significaba dar lugar nuevamente a
la desarticulación de las comunas campesinas y al avance nuevamente de la
iniciativa privada. Hay que tener en cuenta que la situación internacional, en
esos momentos, distaba mucho de la actual. El capitalismo tenía, como quedó
demostrado posteriormente, una gran capacidad de expansión todavía y el surgimiento de una burguesía
campesina y/ o urbana en un país
socialista en aquellos momentos podría haber significado una cabeza de playa
para la reversión de la revolución misma y el regreso al capitalismo del país,
como un todo, en forma gradual o a
través de un golpe de estado.
No podemos saber que hubiera sucedido en tanto que,
a través de lo que se llamó la “Revolución Cultural”, Mao retomó el
poder en primer persona y desarticuló todo el proyecto de Liu, Deng y sus seguidores, los que terminaron presos y enviados al campo
a realizar tareas reeducativas . De alguna forma esta situación no deja de evocar la cancelación que hizo Stalin
de la Nep, a pesar del entusiasmo que
sentía por ella Bujarin, quien finalmente terminó condenado a muerte por
conspirador.
El pragmatismo regresaría nuevamente de la mano de Deng a
fines de los años 70 y principios de los 80 pero entonces ya el mundo era distinto.
El sentido similar de la construcción del socialismo en la
URSS y en China se advierte en las palabras de un biógrafo de Mao que no es
precisamente un admirador de su biografiado,
Michael Lynch: “Mientras advertía a sus camaradas que no se dejaran apabullar por el modelo
revolucionario soviético, Mao evitaba enfrentarse abiertamente a la URSS. En
sus declaraciones públicas elogiaba a Stalin…en 1939 cuando Stalin cumplió 60 años, Mao escribió modo de homenaje que ‘sus
actos son la materialización de sus palabras. Marx, Engels y Lenin
no edificaron una sociedad socialista. Lo hizo Stalin Es un hecho sin
precedentes en la historia de la humanidad’”[15]
Y en el mismo sentido “El marxismo es una teoría internacionalista que promueve
la unión de los obreros de todo el mundo para derrocar los gobiernos existentes
como paso previo a la desaparición de los estados nación. No obstante en la
práctica la historia del siglo XX muestra que el comunismo logró establecerse
en aquellos países donde se convirtió en
representante de las aspiraciones nacionales. Stalin llevó a cabo metódica y
deliberadamente la política de ‘socialismo en un solo país’, lo cual significaba
aplazar el objetivo del comunismo internacional para asegurar la supervivencia
de la Unión Soviética y luego su consolidación como potencia mundial. Mao
Zedong estaba igualmente comprometido con la salvación y el resurgimiento de China”[16]
Aún más y en relación
a la actitud de Mao frente a las
políticas de des-estalinización de Jrushchov
dice Lynch que: “cuando habían
transcurrido tres años de la muerte de
Stalin, Nikita Jrushchov –el nuevo jefe del estado soviético- había expuesto
los ‘crímenes contra el partido’ que su antecesor había cometido mientras
gobernó la Unión Soviética. Ante todo lo acusó de haber utilizado su poder para
alentar el culto a la personalidad y así ponerse a la cabeza del Partido
Comunista. Mao lo interpretó como un velado ataque a su manera de dirigir su
partido y su país…Su deseo de distanciarse de la Unión Soviética aumentó a raíz
de los hechos que siguieron a las palabras de Jrushchev. En los países de
Europa Oriental se produjeron alzamientos nacionalistas en contra de los
gobiernos comunistas dominados por la URSS. El más importante tuvo lugar en
Hungría en octubre de 1956. Aunque fue
sofocado, Mao adjudicó lo sucedido a la actitud tolerante de las autoridades con respecto a los contrarrevolucionarios”
Queda entonces claro el stalinismo de Mao, y de su gestión, más allá de las distintas situaciones en
que ambos líderes tuvieran puntos de
vistas distintos y aun opuestos.
China y el desarrollo de la teoría y la
práctica marxista.
Si la época de Mao fue la de la recepción del marxismo
leninismo en China en formas comparables a su desarrollo e
implementación en la Unión Soviética, a
fines de los años 70 con Deng Xiaoping se produce en la República Popular un
fenómeno de naturaleza extraordinaria que va a implicar la emergencia de un
proyecto económico político social y cultural que, desde el corazón de China,
se ha de proyectar universalmente y que implica un desarrollo de la práctica y
la teoría del marxismo superador de sus dos expresiones anteriores, la de la
época clásica del siglo XIX ( y las
rebeliones “premarxistas” de los siglos
anteriores) y la del marxismo-leninismo
del S XX . Este acontecimiento, que se da a partir de las condiciones
históricas particulares de la Revolución China, se configura como la síntesis
dialéctica de aquellos dos anteriores y genera, como producto específico, una
experiencia social nueva que, combinando
el centralismo democrático del Partido Comunista y la democracia socio-política
real de la “dictadura del proletariado”,
con una disposición a la aceptación de la iniciativa privada y a la
articulación con inversiones privadas
extranjeras dio como resultado la instauración de un sistema económico-político
y social que ha generado el desarrollo de
las fuerzas productivas más grande, en
términos de tiempos históricos, de toda la historia de la humanidad. Y lo ha
hecho implementando a la vez un
movimiento hacia la inclusión
social total y el establecimiento de una base socioeconómica que asegure
la igualdad de oportunidades en una forma generalizada y sin ningún sector del
pueblo chino que quede al margen. China se transformó, en 30 años, de ser un país subdesarrollado con uno de los
ingresos per cápita más bajos del mundo,
en la primera potencia económica mundial, superó definitivamente la pobreza y avanza hacia el aseguramiento general de
condiciones equiparables a una clase media, medianamente acomodada, para toda
la población del país que tiene aproximadamente 1.500.000 000 de habitantes. Es
decir está construyendo un modelo socioeconómico nunca antes visto en la
historia de la humanidad ni siquiera en
escalas poblacionales inferiores.
Semejante proceso no puede dejar e impactar en toda la economía y la geopolítica mundial
poniendo sobre la mesa la cuestión urgente acerca de cómo se debe gobernar un mundo con 7.000.000.000
de habitantes, excluyendo a todos de la pobreza y brindando a todos igualdad de
oportunidades y, a la vez, mantener los equilibrios ecológicos necesarios para
hacer viable la sustentación y la reproducción de la vida, en un mundo de
recursos inevitablemente limitados y
frente a una naturaleza que necesita que
se respeten sus hábitats y sus ciclos biológicos para mantenerse como el
entorno necesario para a vida humana en el planeta.
Este desarrollo gigantesco
de China ha causado, a su vez, transformaciones en las relaciones de producción tanto hacia el
interior de China como hacia el resto del mundo, lo que ha llevado a una
situación de crisis del capitalismo global y a peligrosas reacciones que intentan detener lo indetenible, que es el formateo de un nuevo mundo al calor
de una forma distinta del desarrollo de las FFPP en el marco de una transformación también
profunda de la RRPP, que puede, y debe, considerarse como una tendencia fuerte
e irreversible hacia formas de encuentro, cooperación y solidaridad mundiales,
nunca antes vistas, cuyos contornos se harán visibles claramente ni bien se
disipe el humo causado por la irracional resistencia de un capitalismo terminal
a aceptar la finalización de su tiempo histórico.
Este tercer momento del despliegue del marxismo como teoría y práctica que va desarrollándose
a si mismo desde su propio movimiento histórico, tuvo su génesis, entonces,
como venimos diciendo, en China y empezó
a despuntar de la mano de Deng Xiaoping. Pero veamos, entonces, como fueron los pormenores de esta aparición
del fenómeno.
Alexander Pantsov, biógrafo de Deng Xiaoping, enumera en el último capítulo de su completa biografía distintos motivos por los
cuales el desenlace de los cambios impuestos por la presión
globalizadora no habrían tenido el
mismo rumbo (casi el rumbo opuesto diríamos nosotros) en la URSS que en la república Popular China.
Vamos a reproducir aquí el tercero y el cuarto: “En la base del milagro chino
ha estado la extraordinaria baratura de la mano de obra china. Incluso en el
momento de la muerte de Deng, el salario promedio de un trabajador chino era un
poco más del 2 por ciento o menos que en Estados Unidos y 5 por ciento en
Taiwán. Los trabajadores soviéticos, incluso al comienzo de la reforma, se
negaron a trabajar para en competencia con ellos”[17], e: “Incluso los cuadros en China eran
diferentes de los de los soviets. Hasta el final de sus días, (China) mantuvo a los cuadros bajo control.
Quizás resulte extraño decirlo pero la pesadilla que fue la revolución cultural al
menos tuvo los efectos positivos de restringir el potencial de autocomplacencia
de la élite gobernante china. El ‘ganbu’ chino bajo Mao no se corrompió en la
misma medida en que lo fue la podrida nomenklatura soviética durante el
gobierno de Brezhnev. Fue precisamente la nomenklatura la que destruyó la unión
soviética, robando la riqueza nacional y haciéndose ellos mismos, y sólo ellos
mismos, superricos”[18]
Volveremos sobre esto
pero antes queremos hacer una semblanza
del personaje central de este acontecimiento que es el de dar ese paso cualitativo
del segundo nivel del marxismo al tercero.
Nada había en un principio que hiciera pensar que Deng fuera a transformarse
en un dirigente a cargo del liderazgo de
tal epopeya histórica.
Desde que se fuera a
Francia a estudiar, cosa que no pudo
realmente hacer en tanto tuvo que trabajar para mantenerse y dedicar tiempo a la militancia política, pasando
luego por la Unión Soviética a estudiar
marxismo, cosa que allí si pudo hacer, siendo finalmente el 12 de enero de 1927 enviado a China junto con un grupo más de
miembros del PCC a colaborar con el general nacionalista Feng Yuxiang, Deng no había dado muestras de aspiraciones a
ningún tipo de liderazgo sino más
bien su tendencia era la de ser un fiel
cumplidor de las órdenes de sus superiores en el Partido.
Esta fue la actitud que mantuvo desde su llegada a China en adelante y de este modo se convirtió en un
fiel maoísta, principalmente a partir de que
Mao fijó su atención en él, aproximadamente a partir de la famosa conferencia de Zunyi, en febrero de 1935, en la que el
liderazgo y la ”línea” de Mao se consolidan definitivamente. Aunque Deng había demostrado ya su tendencia personal a cierto
pragmatismo y realismo de las
ideas revolucionarias, al apoyar determinadas posiciones de Mao que eran
precisamente las más realistas frente al irracional entusiasmo izquierdista
de dirigentes chinos que tenían el apoyo del Kommintern[19],
granjeándose incluso reproches de la dirección del Partido por tal causa y debiendo ser
respaldado en varias
circunstancias por Zhou Enlai , quien había adquirido simpatía por el pequeño
pero enérgico cuadro partidario, a quien había conocido desde los tiempos del
estudio en la URSS.
Pantsov explica magistralmente esta relación entre Mao y
Deng: ” ¿Y por qué Mao no valoraría a Deng? Deng era un comisario eficiente y
confiable, el corazón y el alma de cualquier campaña, un hombre que no se
esforzaba por convertirse en un líder o participar en complejas teorizaciones.
Se comportaba con modestia y siempre demostró
su devoción excepcional reconociendo abiertamente al presidente como el líder
indiscutible”[20]
En el Partido había
siempre, como en todos los partidos
comunistas, una línea más cauta conservadora
que tendía más a las alianzas
con otros partidos y
sectores y que, en materia de gobierno, sobre todo en el gobierno de la cuestión
agraria en China sostenía la concepción de que no había que
colectivizar toda la tierra de un solo paso,
sino mantener los derechos de
propiedad de casi todos aquellos que no fueran los grandes terratenientes. En
este sentido Mao estaba, en general, siempre a favor de esta línea de pensamiento y, también en ese sentido, se puede decir que Deng coincidía con él, no solo por su fidelidad sino porque este
tipo de apreciaciones de las cuestiones de gobierno y poder eran parte de su natural acervo ideológico, más pragmático y realista
que audaz y utopista. En ello también coincidía con Zhu Enlai y otros
dirigentes partidarios en lo que ya, desde aquellos tiempos, empezó a
llamarse “las cuatro modernizaciones” (en el ejército, en la industria, en el
campo y en ciencia y tecnología). Es decir veía la prioridad en el desarrollo de las fuerzas productiva y
la modernización de una nación atrasada y feudal, como condición previa, o al
menos de ejecución paralela, a la estructuración de una institucionalidad
socialista colectivista en la que se
derogara definitivamente la propiedad privada de los medios de producción.
Luego del “Gran Salto Adelante”, en el verano de 1960, China
estaba en una severa crisis económica. Zhou informó a Mao que la agricultura
estaba en ruinas. El mismo Mao era consciente
de que la situación era escandalosa, aunque no se sentía responsable por el
fracaso del Gran Salto. En Marzo de 1961 mientras Mao repetía por donde fuera
que la “epidemia de comunismo” había sido mala,
pero en cierta forma contradictoriamente, llamaba a una investigación sobre
el comportamiento de los cuadros partidarios, presuponiendo entonces que el error no había sido tanto de la línea
(ultraizquierdista y voluntarista) como de la falta de entusiasmo de los
cuadros en su aplicación, Deng salió de
recorrida por las áreas de los alrededores de Beijin. Quedó impresionado por lo
que vio, parecía zonas arrasadas por el
enemigo en una guerra. Pero la gente no
atinaba aquejarse, los miembros de las comunas estaban confundidos por los rápidos cambios y contradicciones en
la línea partidaria.
El informe de Deng fue duro
sobre todo contra la posición forzosa de un igualitarismo que socavaba
el interés de los campesinos por
aumentar la producción De todos modos Deng no recomendó liquidar las comunas
sino volver a impulsar las cooperativas. Otros como Zhou y Zhu De
proponían incluso terminar con la “olla comunal comunitaria” y permitir a los campesinos regresar a comer a sus propias casas con sus cocinas
particulares.
El problema se empezó a investigar más profundamente y en la
Conferencia de Mayo de 1961, Liu Shaoqi imprevistamente habló nuevamente en
contra de Mao, aunque sin mencionarlo expresamente. Mao se sintió ofendido, Zhou, siempre cauto, permaneció en silencio pero, de pronto, algo realmente inesperable ocurrió,
Deng tomó partido a favor de Liu. ¿A dónde había ido a parar el pragmatismo y
el sentido de la oportunidad y la acostumbrada lealtad de Deng? Es posible que
haya vuelto tan impresionado de la recorrida que aunque no estuviera dispuesto a alzarse en rebelión como Peng
Dehuai y el mismo Liu, ya no podía seguir tampoco ciegamente a Mao. Está claro
que, como cuadro experimentado que era
no pudo pasársele por alto que estaba empezando a jugar con fuego.
El retorno al sistema de contrataciones en el campo no lo
impuso Mao ni ningún dirigente sino que había espontáneamente empezado a
surgir ya en 1960 en la oriental provincia de Anhui. De todos modos no había
nada antisocialista en este retorno el sistema
de contratos ni siquiera iba tan lejos
como la NEP Bolchevique.
Mientras tanto en la cabeza de Mao las cosas discurrían por
otro camino. Así el relato de Pantsov: ”Desde su espléndido
aislamiento, Mao continuó viendo cómo funcionaba la economía con una
insatisfacción cada vez mayor 'Las cosas se están complicando ahora', le dijo a
su médico. Algunas personas están hablando de un sistema de contratos
domésticos que en realidad no es más que un renacimiento del capitalismo. Hemos
gobernado este país durante todos estos años, pero todavía podemos controlar
sólo dos tercios de nuestra sociedad. Un tercio permanece en manos de nuestro
enemigo o simpatizantes de nuestro enemigo. El enemigo puede comprar a la
gente, por no hablar de todos esos camaradas que se han casado con las hijas de
los terratenientes.
Mao no dijo a quién tenía en mente cuando se refirió a los
"simpatizantes o nuestro enemigo", pero su interlocutor seguramente
sabía que Wang Guangmai, la esposa de Liu Shaoqi, era la hija de un terrateniente
rico que había tenido decisiones importantes en la administración militar de
Beijin. en 1920. Y la esposa de Deng, Zhuo Lin, tampoco era de una familia
pobre”[21]
En ese clima fue que Deng examinando un informe sobre el
trabajo rural utilizó la famosa frase, ultra pragmática, que no era suya, acerca de que: “ los camaradas de Anhui dicen
que no importa si el gato es blanco o amarillo si puede agarrar ratones es un
buen gato”
La situación se empezó a definir en contra de los “pro capitalistas” Liu y
Deng , en el verano de 1964, cuando a pedido de Mao se crea un grupo especial
para la Revolución Cultural en el Comité Central del Partido. Mao estaba impresionado
con los movimientos desestalinizadores de Krushchev y las leves medidas que se
tomaron para controla el alzamiento húngaro Todo ello le parecían concesiones al capitalismo, a la burguesía y al avance del
imperialismo y estaba decidido a que la
Revolución China no seguiría el mismo camino.
De allí en más la cosa fue en dirección ininterrumpida hacia
a la defenestración de Liu Shaoqi y el darle la espalda a Deng La diferencia del trato tenía su importancia, Mao a Liu lo consideraba un traidor, a
Deng le tenía cierta simpatía, pero no por ello iba a perdonarlo aunque siempre dejó una puerta abierta para
su retorno, luego de detenciones domiciliarias,
aislamiento de los hijos ( uno de los
cuales saltó o fue arrojado por guardia rojos desde un cuarto piso y quedó
hemiipléjico) y, finalmente, la comisión
en un destino alejado, cosas que todas Deng las sufrió pero las soportó. Pero Liu
murió de tuberculosis en prisión.
Como dijimos, ya en
1975, Mao lo va rehabilitando a Deng y a
la muerte de Mao el 9 de septiembre de
1976 y de Zhou En Lai unos meses antes, Deng queda ubicado en una posición
predominante dentro del Partido y con grandes apoyos, principalmente en el ejército, frente a un presidente heredero
de Mao, Hua Guofeng, cuya figura se va desdibujando más y más y al
tremendo desprestigio de la “banda de los cuatro“, grupo de gran actividad
persecutoria de los camaradas de la vieja guardia durante la Revolución
Cultural, que terminó directamente condenada penalmente y con sus miembros en prisión,
incluida la viuda de Mao que era su
líder.
Deng seguía con su línea de pensamiento de siempre, cual era,
básicamente, la de la necesidad de la modernización de China y el desarrollo de
las fuerzas productivas para poder construir un socialismo real en el que la
gente viviera mejor. ¿En qué radicaba entonces el poder de sus ideas, ahora
a fines de los 70 principios de los 80, cuando no hacía más que 10 años atrás
había sido víctima de la purga política de Mao por defenderlas? Uno se sentiría tentando a pensar que la diferencia radicaba en que ahora no
estaba Mao y que Deng iba concentrando
más y más poder en sus manos . Pero esto
sería una lectura subjetivista y simplista del asunto. Lo importante que estaba
sucediendo ahora es que, justo para la época del fallecimiento Mao, el mundo
estaba entrando en un cambio estructural extraordinario lo que ponía a China a en una situación
internacional diametralmente opuesta a
aquella que había ocupado durante los años de la guerra civil, de la toma del poder
revolucionario en 1949, e, incluso, la
de los años de la guerra fria de 50, 60 y gran parte de los 70 del pasado siglo
XX.
Es decir, entonces, que no es que a Deng se le haya ocurrido
algo novedoso como parte de un desarrollo del pensamiento marxista o que haya encontrado la vía china al
socialismo o el socialismo con peculiaridades chinas (slogan que resume su
pensamiento de estos años) en
elucubraciones teóricas (a las que, por otra parte, no era particularmente
aficionado) dentro de la lógica del marxismo o releyendo los textos de Marx,
Engels, Lenin o, incluso, Stalin o Mao . No, Deng no hacía más que seguir el impulso pragmático
que buscaba soluciones concretas a los problemas concretos que se presentaban
y, sobre todo, buscaba impulsar el
desarrollo en las formas económicas que fueran,
en tanto y en cuanto esas formas sirvieran a la manutención y el
mejoramiento de la vida de la mayoría de la población En los años del fervor
revolucionario al calor de la Revolución
de Octubre , de la propia Revolución
China, de la Revolución Cubana y de la guerra antiimperialista de Vietnam, tal
ideario pudo haberse tomado como ( o realmente implicar) posiciones keynesianas, socialdemócratas y, en
última instancia burguesas y pudo por lo tanto haber implicado el riesgo de volver a empoderar a la clase
burguesa o a la de los terratenientes en
la China atrasada de la guerra fría. Ello nunca lo sabremos ya que Mao y su Revolución Cultural impidieron la
aplicación de esas ideas y proyectos
durante los diez o doce años en que la China posrevolucionaria intentaba su
desarrollo (o al menos su subsistencia) partiendo de un profundo piso de
subdesarrollo en medio de la guerra
fría e incluso en circunstancias de
enemistad con la propia URSS de Jrushchev. China al no aplicar las propuestas
de Deng y otros miembros del partido en ese entonces no se desarrolló
suficientemente (en comparación con el desarrollo posterior durante el
liderazgo de Deng a partir de los 80) lo que le daría puntos a favor a Deng.
Pero China tampoco desbarrancó en una implosión capitalista ni se fue deslizando suavemente al
capitalismo y persistió en el socialismo
lo que le da puntos a favor de las opiniones
y acciones de Mao motivadas por su temor al
fracaso de proceso revolucionario y al regreso al capitalismo.
De todos modos lo cierto es que en un primer momento en 1975 y ya
definitivamente en 1978 Deng no solo
regresa a los niveles de dirigencia en PCC
chino sino que se convierte en un líder de toda la Nación casi al nivel de Mao (el pequeño timonel).
Y como era de esperarse Deng vuelve con su ideario de siempre que se puede resumir en la cuatro modernizaciones
(de Zhu Enlai) Pero ahora para llevar adelante las mismas tiene un
escenario mundial dispuesto a acompañarlo sin ponerle demasiadas condiciones en
relación a las formas políticas de gobierno de China e incluso dispuesto a brindar
información y traspaso de tecnología
avanzada a China sin pedir a
cambio más que la mano de obra más barata
de China y cierto acceso al monumental mercado interno chino.
Después del tercer plenario del II Comité Central, en 1978,
Deng se afianza en la conducción del
Partido y, siguiendo el estilo de Mao, a
su vez tomado de Stalin, comienza a ubicar en los puesto claves del Partido y
del gobierno a miembros de su confianza, consecuente con la máxima stalinista
acerca de que “una vez que la línea política está determinada los cuadros son el factor decisivo”.
Sin embargo debe
decirse que los cambios en China se originaron en realidad desde la base y esto,
en 1977/ 78, significaba desde el campo, ya que en esos entonces la base
del Partido era aún campesina. Nuevamente
los campesinos de la provincia de Anhui, particularmente en el condado
de Guzhen, y Fenyang, que venían de las terribles experiencias de las hambrunas de los tiempos del Gran Salto, comenzaron a
retomar el sistema de contratos y arriendo de parcelas. Legalmente ello no
estaba permitido pero las autoridades lo
aprobaron al calor de los nuevos vientos que soplaban en la conducción nacional del Partido. En seguida se pudo apreciar que el sistema de los contratos familiares daba resultados muy superiores a los de las
comunas confirmando la idea de Deng de avanzar en las “modernizaciones”. Esta tendencia
a la privatización (aunque fuera
relativa, se extendió del campo a la ciudad
a donde migraban en esos tiempos miles y miles de jóvenes y se empezaron
a aceptar las empresas familiares y privadas
aunque en un primer momento estas no podía tener más de 7 empleados.
Paralelamente a estos cambios en los sistemas económicos internos (Reforma ) se origina la otra acción determinante
de este gran cambio que se sucede en
China de la mano de Deng cual fue la de
la admisión de inversores extranjeros, es decir la Apertura. Pero esta también
se generó inicialmente de un modo casi espontaneo y natural a partir de lo que era la comunidad china en
el extranjeros. Los cambios en el
interior de China animaron a una gran cantidad de chinos residentes en el extranjero, que habían tenido éxito en sus
emprendimientos privados, de un fervor nacionalista
que los llevó a hacer inversiones en su
madre patria y se establecieron las primeras zonas especiales particularmente
en los bordes de Hong Kong, Zhuhai, (Macao) Shanton y Xianmen. Ello fue el inicio de
las Zonas Especiales que terminarían difuminándose por toda la China costera
inicialmente y luego incluso hacia el interior.
Ello trajo aparejado
en el terreno ideológico y teórico el
tremendo desafío de interpretar estas realidades en el marco del ideario marxista leninista
que, por otra parte, lejos de irse abandonando
se reafirmaba teóricamente con
más fuerza que en tiempos anteriores .
En el clima propio de este desafío dialéctico florecieron los estudios y se
creó en el Academia China de Ciencias sociales
el “Instituto de Marxismo Leninismo y Pensamiento de Mao Zedong”, en
1979. Allí los estudiosos se empezaron a inclinar hacia investigaciones socio
políticas de las experiencias de
Yugoslavia y Hungría y sobre el
eurocomunismo pero, fundamentalmente, se
inclinaron hacia el estudio de la NEP soviética y de los trabajos de Bukharin,
tratándose de entender porque la NEP no fue aplicada a fondo en la URSS ( y
porque sí era aplicable ahora en China) Aquí es importante detenerse ante una reflexión de Pantsov que va al punto :”La
única –aunque crucial- diferencia entre
las reformas de Bukharin y las chinas era la de que Bukharin , como Lenin y todos
los otros bolcheviques, definía a la NEP como un período de transición hacia el
socialismo mientras que Deng y Chen hablaban de combinar la economía planificada
y la de mercado dentro de la condiciones del socialismo mismo”[22]
y : “ El problema clave era por supuesto el que Mao había dejado planteado. El
fantasma de Krushchev agobiaba a Deng. En agosto de 1980, de manera de que no
quedar duda alguna, en una entrevista
con la famosa periodista italiana Oriana Fallaci, Deng dijo que él nunca iba a
permitir la defenestración completa del Presidente Mao. Desde su perspectiva la
total de-maoistización implicaba socavar las bases del orden socialista en la
República Popular y echaría una sombra sobre todos los revolucionarios de la
vieja generación incluido él mismo (Deng), desde que no solo Mao sino todos
ellos habían cometido errores”[23].
Es en estos tiempos en que Deng va
desarrollando sus posiciones teóricas
con admirable sentido dialéctico
y afirma el concepto del “socialismo con peculiaridades chinas”. En los
años siguientes se va produciendo un paso firme en lo económico y un gran
debate en lo político en el que Deng
hace gala de sus capacidades de
conductor y de estratega en un movimiento que permanentemente tiende a inclinarse demasiado
hacia uno u otro lado del espectro ideológico. La Reforma y la Apertura
confundían a algunos que, a partir de ello proclamaban la necesidad e introducir también
en lo político los “valores occidentales”. Por otro lado la firmeza de Deng (y
de la vieja guardia) de sostener la dictadura del proletariado y el centralismo democrático socialista hacían pensar a otros que había que
limitar la Reforma y la Apertura. Deng
mantuvo un equilibrio admirable en todo el proceso. De nuevo Pantsov: “El
reafirmó la necesidad de luchar tanto contra las desviaciones de izquierda como
las de derecha, acusando a aquellos que no lo hacían de “debilidad y falta de firmeza” y usando el término stalinista de “ingenieros
del alma” para llamar a aquellos escritores e intelectuales a mantener en alto
la bandera del marxismo y del socialismo.”[24]
Otro elemento que jugaba
entonces como marco real que favorecía el tipo de interpretaciones
flexibles y complejas a la vez, sobre un
sistema mixto en equilibrio como socialismo de nuevo tipo, era el del
desafío de lograr la unidad política de China
incluyendo los territorios perdidos durante el nefasto período de la
coerción británica y europea y,
posteriormente, en la guerra civil contra el Kuomintang, es decir los territorios de Hong Kong, Macao y Taiwán. Tamaño desafío se asumió bajo
la consigna “un país dos sistemas”. En
última instancia ello no era más que aplicar,
aunque en términos mucho más difusos y generales, la misma idea que las de las Zonas Económica Especiales.
Sin embargo en este
camino del despegue de China no todo fueron flores. En los años 1985/86 algunos de los efectos indeseados de la introducción del mercado en cada vez
más amplios sectores empezó a causar inflación. También se empiezan a dar los
primeros casos de especulación y de corrupción al calor del recorrido de un terreno económico totalmente
novedoso y en el que la dirigencia china no tenía más opción que la del ensayo
y error. Montada sobre el descontento que causaban los altibajos económicos y,
sobre todo, la suba de los precios, se empezaron a gestar movimientos “pro-occidentales”
que atacaban el corazón del esquema político chino, sustentado en el
centralismo democrático propio de la dictadura del proletariado. Destacó en ese
entonces la figura del astrofísico Fang Lizhi,
quien emulaba a otro astrofísico, el soviético, Andrei Sakharov, y a su campaña por la “democratización” de la
URSS. Todo ello ejercía presión sobre el delfín
que Deng había elegido cono continuador de su tarea, Hu Yaobang que,
ahora, lo estaba desilusionando por su
actitud (o mejor dicho por su falta
de actitud ) frente a estos hechos.
Nuevamente la figura de Deng aparece como indispensable para mantener el
equilibrio del proceso acechado por “derecha”.
Al respecto Pantsov nos dice:”
Deng estaba enfurecido. Culpaba a la falta de coraje de Hu Yaobang. El 30 de
diciembre, invitó a Hu, Zhao, Wan Li, HuQili, Li Peng y al vicepresidente de la
Comisión de Educación del Estado, He Dongchang, a su casa y declaró: 'Deben
tomarse medidas firmes ... Una perturbación ... es el resultado del fracaso
durante varios años en la adopción de una postura firme y clara contra la
liberalización burguesa. Exigió la expulsión urgente de Fang Lizhi, Wang
Ruoeang y Liu Binyan del partido, pero su principal sanción se dirigió contra
Hu Yaobang. Prácticamente acusó a Hu de adoptar 'una actitud de laisse faire
hacia la liberalización burguesa' ".[25]
En 1988 volvieron a aparecer problemas de desbalances
económicos en tanto que las políticas de
reforma y apertura seguían implementándose casi ininterrumpidamente. Ahora el
episodio de Fang Lizhi se reprodujo pero
la figura a la que se pretendía emular
era al mismo Gorvachev, que iba a ir en
visita oficial a China, y las protestas, básicamente estudiantiles, como en el
caso anterior, fueron mayores y desembocaron en el episodio de la plaza de Tiananmen,
precisamente uno de los días en que Gorvachev estaba en Beijin, el 4 de junio
de 1989. Esta vez la culpas recayeron sobre el otro delfín de Deng, (quien buscaba cuadros de la generación posterior a la suya
para el reemplazo) Zhao Ziyang, quien inmediatamente fue desplazado de sus
posiciones centrales en el poder del Partido, lugar que ocupó Jiang Zemin,
quien sería desde 1993 el nuevo presidente de China , y nuevo líder político a la muerte de Deng en 1997.
Si bien los hechos de Tiananmen fueron un costo político
para Deng, el enorme despegue de la
economía y transitivamente del bienestar
del pueblo chino, fueron dejando tales
episodios atrás y, cuando Deng, en 1992, ya retirado de todos sus cargos (aunque su voluntad
fuera respetada como última palabra en las grandes decisiones), realiza su nueva gira por el sur del país, el
fenómeno chino tanto en lo económico
como en lo político y en lo social despuntaba como un hecho irreversible y sin precedentes en la historia de la
humanidad.
Consolidación del tercer momento del desarrollo
dialéctico del marxismo
En China se desarrolla un proyecto socialista totalmente
novedoso no es la reproducción de ningún proyecto anterior sino una síntesis y una superación de
aquellos. Es un proceso en el que se permiten, e incluso se alientan, los emprendimientos
privados y el funcionamiento del mercado,
tanto de nacionales como de extranjeros, en formas capitalistas, con lo que se dispara un desarrollo fenomenal
de las fuerzas productivas, pero sin que
dicho proceso tenga espacio para generar
una clase o grupo de poder político burgués
o de los sectores “ricos”, que
esa forma económica genera en otros contextos. Se cumple con la
sentencia de Marx y Engels en el Manifiesto (y en muchos otros trabajos) acerca
de la importancia del desarrollo de la fuerzas productivas en el terreno de lo económico, pero se sostiene el leninismo
o el lenin-stalinismo de la
dictadura del proletariado, ejercida a partir de las estructuras del Partido que
no responden a ninguna clase o sector social determinado, sino que gobiernan
teniendo como objetivo el desarrollo integral del país. En China se crea, así,
la tercera y definitiva forma de la revolución socialista, que, a partir del
experimento en territorio chino, se proyecta internacionalmente hacia una nueva red productiva y comercial de
soberanías asociadas en un proyecto mundial que, por sus características
productivistas e industrialistas, requiere, cada vez más, de estados fuertes con clara tendencia al desarrollo
armónico e integral de países y regiones. Es decir, hablando sin tapujos,
requiere de impulsos hacia la cooperación y el socialismo. La mano
invisible del mercado articulado desde
la propiedad privada tiene, detrás suyo, un cuerpo y una inteligencia que, en
última instancia, la dirige y maniobra con ella. No se puede decir que este tipo de proyecto sea de base keynesiana
o neokeynesiana o populista, simplemente
porque en los procesos económico
políticos keynesianos, o también
llamados de “estado de bienestar”, el estado
dirigía gran parte de la economía pero, a su vez, el estado, al menos en cuanto
a la estructura y forma general de la economía, estaba conducido o manipulado
por las grandes corporaciones privadas nacionales y/o internacionales. Es decir en el fondo de todo
el proceso había un interés privado o
sectorial. En el fondo de este nuevo proceso, que se gesta en China hoy, y se proyecta al resto del mundo sobre todo
con propuestas como la del “La ruta y el cinturón de la seda”, hay un interés comunitario de defensa de los intereses de las naciones y los pueblos como un todo y, finalmente, de la humanidad
como un conjunto de pueblos articulados globalmente.
El llamado a la unidad de los trabajadores de todo el mundo
encuentra en el proyecto chino su mundialización a partir de la “Ruta y la
Franja” y los gobiernos soberanos de las naciones que marchan a su encuentro para
su realización definitiva. Es el mundo del trabajo y no el del capital el que
se está realizando en este proyecto de desarrollo extraordinario de las fuerzas
productivas mundiales, a partir del pivote chino y de los impulsos libertarios de distintos proyectos
nacionales de todo el resto del mundo. Se trata de un proyecto de desarrollo
mundial que tiende, en último término, no hacia el interés de algún sujeto particular o sectores sociales particulares,
sino hacia la configuración del mapa de un mundo y de una sociedad mundial
desarrollada equitativa e integralmente. Deng fue uno de los principales
artífices de la constitución de este último tramo de la acción revolucionaria
mundial, aunque no fuera exactamente del todo consciente del
proceso en que se hallaba envuelto. Efectivamente, a partir de todo lo expuesto se puede
entrever que Deng, más allá de su extraordinaria capacidad de liderazgo y su
gran habilidad estratégica para guiar a China
por el complejo camino de este nuevo impulso revolucionario
definitivo que se expresa principalmente
en la Reforma y la Apertura, bajo la
conducción férrea del Partido, no podía
finalmente, desde lo teórico, advertir la perspectiva de todo el proceso.
No podía ver al proyecto que estaba llevando a cabo con tanto éxito en la
China del S XXI como parte de un proceso
revolucionario mayor, iniciado en los comienzos mismos de la modernidad y que
había tenido como puntos nodales la creación del marxismo por un lado y el lenin-estalinismo-maoísmo, expresados en la URSS y en la Revolución
china de 1949 por el otro.
Esto es posible verlo ahora, en la perspectiva, y, en el caso de la dirigencia del Partido
Comunista y de la Nación China, el liderazgo que comprende esta visión del todo
y actúa en su consecuencia es obviamente el de Xi jinping
Dos son las realizaciones del proyecto chino que demuestran
esta autoconciencia de ser protagonistas
de la síntesis revolucionaria definitiva que se está gestando en estos
años 20 del nuevo siglo
1)
Una es la
concreción real de los objetivos de eliminar la pobreza en el ámbito nacional. Y
la expresión de esta tendencia marxista que en el ámbito de las relaciones
económica internacionales se visualizan
en las forma de los acuerdos de China con el resto de los países del mundo
particularmente el proyecto de la Franja y la Ruta. Todo ello atravesado
por la clara tendencia del gobierno
chino a profundizar los cuidados ambientales y hacerse cargo de las necesarias
transformaciones que deberán hacerse en
el esquema productivo mundial para que est e sea sustentable y este en armonía con la naturaleza.
2)
Otra es
la profundización de la democracia
popular en China a partir de las
reformas legislativas y el esfuerzo por el cumplimiento de la ley de consuno
con el ejercicio del centralismo democrático en el Partido Comunista. Ello en
el ámbito externo se manifiesta como la
voluntad de paz y entendimiento entre las naciones en términos de equidad e
igualdad sin interferencia en los asuntos internos de los demás estados.
Es importante ver como a estas dos cuestiones y a todos los objetivos que las componen se
refirió Xi ya, en su famoso informe al
XIX Congreso del partido Comunista: “Con la entrada del socialismo con
peculiaridades chinas en la nueva época, la contradicción principal de la
sociedad de nuestro país ha pasado a ser la que existe entre la creciente
demanda del pueblo de una vida mejor y el desarrollo desequilibrado e
insuficiente. Habiendo resuelto de modo sólido el problema de vestir y
alimentar a sus más de mil millones de habitantes, nuestro país ha alcanzado en
general una vida modestamente acomodada y dentro de poco culminará la
construcción integral de una sociedad modestamente acomodada; el pueblo plantea
demandas cada día más amplias en su búsqueda de una vida mejor, formulando no
solo exigencias más elevadas en lo referente a la vida material y cultural,
sino también exigencias cada vez más numerosas en varios ámbitos, entre ellos
los de la democracia, el imperio de la ley, la equidad, la justicia, la
seguridad y el medio ambiente”[26] Respecto de la cuestión
ambiental : “ Hay que acelerar tanto el establecimiento de un sistema jurídico
para la producción y el consumo ecológicos como la elaboración de las políticas
orientadoras correspondientes, e implantar un sistema económico completo basado
en un desarrollo ecológico, circular y bajo en carbono. Se establecerá un
sistema innovador de tecnologías ecológicas orientado al mercado, se
desarrollarán las finanzas ecológicas y se robustecerán las industrias de
ahorro energético, protección medioambiental, producción limpia y energías
limpias. Se promoverá la revolución de la producción y el consumo energéticos,
y se constituirá un sistema de energía limpia, segura, eficiente y baja en
carbono. Propulsaremos el ahorro general y el reciclaje de los recursos,
llevaremos a cabo la acción estatal de ahorro de agua, reduciremos los insumos
de energía y materiales, y realizaremos la interconexión circular de sistemas
entre la producción y la vida. Debemos preconizar un estilo de vida sencillo,
adecuado, ecológico y bajo en carbono, oponernos tanto a la ostentación y el
derroche como al consumo irracional, y emprender diversas acciones, entre ellas
las encaminadas a crear organismos economizadores y familias, comunidades y
centros docentes ecológicos, así como la acción relativa a los medios de
transporte ecológicos”
Y : “Centrándonos en la construcción de la Franja y la Ruta,
persistiremos en atribuir la misma importancia a la introducción en el interior
y a la salida al exterior, nos atendremos al principio de deliberación en
común, construcción conjunta y codisfrute, y fortaleceremos la apertura y la
cooperación en el desarrollo de la capacidad innovadora, al objeto de crear una
configuración de la apertura caracterizada por la coactuación del desarrollo
terrestre y el marítimo, y el del interior y el del exterior, y por la ayuda
mutua entre el Este y el Oeste….. Hay que innovar las modalidades de inversión
en el extranjero, promover la cooperación internacional en capacidad
productiva, crear redes de comercio, inversión, financiación, producción y
servicios orientadas al mundo, y acelerar la formación de nuevas ventajas en la
cooperación y la competencia económicas internacionales”
En cuanto a la
segunda cuestión: “Perseverancia en la condición del pueblo como dueño del
país. La persistencia en la integración orgánica de la dirección del Partido,
la condición del pueblo como dueño del país y la gobernación de este según la
ley constituye una exigencia ineludible del desarrollo de la política
socialista….; mantener y perfeccionar el sistema de asambleas populares, el de
cooperación multipartidaria y consulta política bajo la dirección del Partido
Comunista de China,el de autonomía étnica territorial y el de autogobierno de
las masas en los niveles de base; consolidar y desarrollar un frente único
patriótico lo más amplio posible, desarrollar la democracia consultiva
socialista,completar el sistema democrático, enriquecer las formas de la
democracia y ensanchar los canales para su ejercicio, con miras a garantizar
que en la vida política y social del país se materialice la condición del
pueblo como dueño…Si surge algún problema, conviene recurrir a las consultas, y
si el problema afecta a muchos, es necesario que todos participen en ellas: he
aquí la verdadera esencia de la democracia popular. La democracia consultiva
constituye una importante forma de materializar la dirección del Partido y la
forma característica y la singular ventaja de la política democrática
socialista de nuestro país. Es necesario impulsar un desarrollo de la
democracia consultiva amplio, en múltiples niveles e institucionalizado, y promover
coordinadamente las consultas de los partidos políticos, las de las asambleas
populares, las gubernamentales, las de los comités de la CCPPCh, las de las
organizaciones populares, las efectuadas en los niveles de base y las de las
organizaciones sociales. …Perseverancia en la gobernación integral del país
según la ley. La gobernación integral del país según la ley representa una
exigencia esencial y una importante garantía para el socialismo con
peculiaridades chinas. Hemos de aplicar efectivamente la dirección del Partido
en todo el proceso y todos los aspectos de la gobernación del país según la
ley; seguir firme e invariablemente el camino del imperio de la ley del
socialismo con peculiaridades chinas; perfeccionar el sistema jurídico centrado
en la Constitución propio de dicho socialismo;…;mantenernos firmes en construir
como un todo único un Estado, un gobierno y una sociedad regidos por la ley;
perseverar en combinar la gobernación del país según la ley con la ejercida
conforme a la moral y en integrar orgánicamente la primera con la
administración del Partido conforme a las normas; profundizar la reforma del
régimen judicial; y mejorar las cualidades de toda la nación en lo que respecta
al imperio de la ley y a la moral….Perseverancia en el impulso de la
construcción de una comunidad de destino de la humanidad. El sueño del pueblo
chino está íntimamente ligado al de los demás pueblos del mundo, por lo que en
la materialización del sueño chino no podemos permitirnos prescindir de un
entorno internacional pacífico y de un orden internacional estable. Debemos
considerar tanto la situación nacional como la internacional con una visión de
conjunto; seguir inalterablemente el camino del desarrollo pacífico y aplicar
inmutablemente la estrategia de apertura basada en el beneficio mutuo y el
ganar-ganar; insistir en la concepción correcta de la justicia y de los
intereses; adoptar un nuevo concepto de seguridad común, integral, cooperativa
y sostenible; perseguir una perspectiva de desarrollo definida por la apertura,
la innovación, la inclusión y el beneficio mutuo; promover intercambios entre
civilizaciones caracterizados por una armonía que no excluya las diferencias y
por la asimilación indiscriminada de todo lo que de positivo tenga lo ajeno; y
configurar un ecosistema que venere la naturaleza y se base en el desarrollo
ecológico, actuando así en todo momento como constructores de la paz mundial,
contribuidores al desarrollo global y defensores del orden internacional” Y
finalmente: “China enarbolará la bandera de la paz, el desarrollo, la
cooperación y el ganar-ganar, se atendrá escrupulosamente a una política
exterior cuyo propósito es salvaguardar la paz mundial y fomentar el desarrollo
en común, desarrollará firme e invariablemente la amistad y la cooperación con
los demás países sobre la base de los Cinco Principios de Coexistencia
Pacífica, e impulsará la construcción de un nuevo tipo de relaciones
internacionales basadas en el respeto mutuo, la equidad y la justicia, y la
cooperación y el ganar-ganar; se impulsará rápidamente la transformación tanto
del sistema de la gobernanza global como del orden internacional; los vínculos
y la interdependencia entre los países son cada vez más profundos; y en el
plano internacional, la correlación entre las diversas fuerzas tiende a un
mayor equilibrio, todo lo cual confiere un carácter irreversible a la tendencia
general al desarrollo pacífico. Al mismo tiempo, la humanidad se enfrenta con
numerosos desafíos, entre ellos la agudización de la inestabilidad y la incertidumbre
que afronta el mundo, una economía mundial carente de la energía motriz
necesaria para crecer, la ampliación cada día mayor de la brecha entre ricos y
pobres, la aparición alternada de problemas regionales candentes y la extensión
constante de las amenazas no convencionales a la seguridad, como el terrorismo,
los ataques cibernéticos, las enfermedades contagiosas graves y el cambio
climático.No hay ningún país capaz de hacer frente por sí solo a los desafíos
que encara la humanidad, ni hay ningún país que pueda retirarse a una isla
encerrada en sí misma. Exhortamos al pueblo de los diversos países a que,
aunando nuestras voluntades y esfuerzos, construyamos una comunidad de destino
de la humanidad, así como un mundo caracterizado por la paz duradera, la
seguridad universal, la prosperidad de todos, la apertura y la inclusión, y la
limpieza y la hermosura. Hay que respetarse mutuamente y efectuar consultas en
pie de igualdad, repudiar resueltamente la mentalidad de la Guerra Fría y la
política de fuerza, y seguir un nuevo camino en las relaciones interestatales,
el camino del diálogo en vez del de la confrontación y el de la asociación en
lugar del de la alianza. China aplica con firmeza una política exterior
independiente y de paz, respeta el derecho de los demás pueblos a elegir
soberanamente su vía de desarrollo, defiende la equidad y la justicia
internacionales, y se opone a que un país imponga su voluntad a otro,
intervenga en sus asuntos internos y abuse de su condición de poderoso para
atropellar a los débiles. China de ninguna manera se desarrollará a costa de
los intereses de otros países, pero tampoco renunciará a sus derechos e
intereses legítimos, por lo que nadie debe ilusionarse con la posibilidad de
que China trague el amargo fruto del menoscabo de sus intereses. Nuestro país
aplica una política de defensa nacional de carácter defensivo. Su desarrollo no
supone amenaza alguna para ningún país. Y China jamás aspirará a la hegemonía
ni practicará la expansión, sea cual sea su grado de desarrollo”
.
[1]
Decimos también ya que anteriormente hemos estudiado las tres etapas
del capitalismo unidas incluso por el giro dialéctico en nuestro “Globalización tercera –y última-
etapa del capitalismo “(Ed. Luxemburg
Buenos Aires 2011. ). También hemos analizado el triple giro dialectico
hegeliano marxista del sujeto histórico
revolucionario en nuestro “El sujeto histórico en la globalización
(Univ. De Qulmes – Centro Cultural de la Cooperación Buenos Aires 2015
[2]
Con Edgard Morin y sus teorías de la complejidad podríamos hablar de: “el
marxismo del marxismo” o la dialéctica interna del propio marxismo como
movimiento socio político.
[3]
Este proceso de nacimiento y desarrollo del capitalismo en etapas lo hemos
abordado detenidamente tanto en su aspecto objetivo como subjetivo en
Ciafardini, Mariano “Globalización
tercer – y última- etapa del capitalismo” Ed. Luxemburg Buenos Aires 2011 y Ciafardini Mariano “El
Sujeto histórico en la Globalización” Ed. Centro Cultural de la Cooperación –
Universidad de Quilmes. Buenos Aires 2015.
[4]
Rodríguez Joaquín Sobre la lógica de la
Historia de la URSS reflexiones de una veterano comunista español Ed Templando el acero web: www.librosml.blogspot.com
2018.
[5] Se
dice en un solo país pero en realidad no
es que se piense que en otros países no se pueda dar la revolución simultánea o
sucesivamente (como fue el caso) sino que
no es necesario (ni posible) que la revolución se de en todos los países
a la vez partiendo de un solo impulso inicial.
[6]
Chen Jerome; Mao y la revolución China Oikos Tau. Barcelona 1966 p 82
[7]
Idem p 90
[8]
Idem p 109
[9]
Idem 1927
[10]
Idem 135
[11]
Idem 335
[12]
Ramírez Ruiz, Raúl: “Historia de China contemporánea” Síntesis. Madrid. 2018
p138 ( Las bastardillas son nuestras)
[13]
Idem p183
[14]
En el caso de China y particularmente de
Mao esta cuestión del “callejón sin salida” histórico que acechaba cada vez más a la revolución se
refleja en su preocupación por dos cuestiones
estratégicas centrales que se materializaron en sendos trabajos teóricos sobre “La Contradicción” y “La práctica”
[15]
Lynch , Michael; “Mao” Vergara . Buenos Aires. 2009 p 169
[16]
Idem p 180
[17]
Pantsov Alexander V. ( with Steven I. Levine) “Deng Xiaoping A Revolutionary
life” Oxford University Press New York 2015 P 431 (La traducción del
Inglés es nuestra)
[18]
Idem P 432 (La traducción del Inglés es nuestra)
[19]
La creación de una Comisión Internacional de partidos comunistas fue la institucionalización de la revolución en un solo país ( o mejor
dicho país por país como eventos independientes) ya que se constituía a partir
de la aceptación del mantenimiento de un orden mundial constituidos por naciones separadas en cada una de las cuales habría un partido
comunista con su propia táctica y
estrategia pero respetando lo decidido
en el Commintern debido a la necesidad de dar prioridad siempre a la protección
de la Revolución Rusa que era por
aquellos tiempos el único territorio gobernado por un partido comunista. Con
esta lógica que manejó el Commintern respecto de China. En China la situación
se situaba en un punto medio. No estaba hecha la revolución pero se estaba
haciendo de allí la permanente tensión e
incluso la desobediencia por parte de
sectores del PCC respecto de las instrucciones de los representantes del
Commintern.
Deng llega a China
cuando está colapsando el Frente unido entre comunistas y nacionalistas
del Kuomingtang. A poco de llegar ejerce el secretariado del partido en Gaunxi. La situación era
confusa ya que la autoridad máxima del partido en China,
es decir su Secretario General, Li Lisan, estaba en caída
debido a su errónea decisión de mandar a atacar a todos los
ejércitos del Kuomingtang cuando no
estaba dada la correlación de fuerzas para ello y todavía había margen para una
alianza o al menos un armisticio. Lo que confundía más las cosas muchas veces
era que el sector ultraizquierdista del
partido (en este caso Li Lisan)
invocaban siempre el respaldo de la Commintern y esto no siempre era así.
[20]
Pantov, Op Cit 105 ( la traducción del inglés es nuestra)
[21]
Op cit P 221 ( La traducción del inglés
es nuestra)
[22] Op cit p 373 ( La traducción del inglés es
nuestra)
[23]
Op cit p 374 (L traducción del inglés e s nuestra)
[24]
Idem pg 387 ( La traducción del inglés es nuestra)
[25]
Idem P401 (La traducción del inglés es nuestra)
[26] http://spanish.xinhuanet.com/2017-11/03/c_136726335.htm
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