SI algo ha quedado en
evidencia con el Brexit, más allá de las complejidades y contradicciones que
rodean el fenómeno, es que la gran construcción unitaria, integradora y
cooperativa del capitalismo en su fase neoliberal globalizada y financiera, que con orgullo se mostraba como evidencia contundente en la Unión Europea, no es tal. Ya había empezado a
quedar expuesto en 2012, con la crisis de Grecia y de los llamados Pigs (¿qué
unión verdadera trataría de cerdos a sus socios menores?) que el ejemplo de
cooperativismo e integración era, en
realidad, un armado para provecho de los grandes capitales c on
concentración en algunos países como
Alemania y Francia y expoliación y ruina de los pueblos y los estados
particularmente de los peninsulares globalmente retrasados.
Sin embargo varios economistas y geopolíticos ven en la
movida de los conservadores (y la
corona) británicos bastante más que esto. Se habla de la decadencia de EEUU
como potencia mundial y de la intención
de la fuerte burguesía financiera inglesa de despegarse, un poco al menos, de su socio histórico y empezar a jugar más libremente con su City
bursátil londinense dando entrada a los capitales chinos, y volver a usar, primariamente, al Commonwealth como ariete de su estrategia internacional,
para todo lo cual su pertenencia a la UE era un lastre.
Esto desesperaría a todos aquellos que representan la estrategia globalizadora
financiera dominante, como Obama y gran
parte de los demócratas estadounidenses, a los wighs británicos con Tony Blair
a la cabeza y a los globalistas europeos
como Hollande y Merkel, todos ellos partidarios del esquema vigente desde los 90.
Si esto es así estaríamos asistiendo a una crisis de proporciones en la
gobernabilidad mundial que amenazaría con arrastrar a la UE e incluso al
esquema de poder mundial y nacional de
los EEUU. Tal vez ello explique la
preocupación de Obama por fortalecer a la OTAN a partir del cínico recurso
discursivo sobre la amenaza Rusa.
Por otro lado, en el mismo momento del Brexit, India y Pakistán (dos estados nucleares) se
integraron a la alianza político-económico-militar denominada “Organización de Cooperación de Shangai”, en la que mandan Rusia y China. No hay dudas de
que la geopolítica mundial está cambiando a pasos vertiginosos y de que detrás
del Brexit hay mucho más que un problema de inmigración mal resuelto, que puedan
aprovechar, momentánea y oportunistamente,
los partidos de la ultraderecha europea.
MARIANO CIAFARDINI
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