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miércoles, 3 de diciembre de 2014

España o el ocaso de la política

 3 de Diciembre de 2014

España o el ocaso de la política
Desde que la marea neoliberal lo inundó todo, la forma de hacer política devino, mayoritariamente, en un juego patético de efectos audiovisuales dirigidos a un mercado del voto, que se definió, hasta hace poco, más por la formas que por el contenido.
Mariano Ciafardini
Desde que la marea neoliberal lo inundó todo, la forma de hacer política devino, mayoritariamente, en un juego patético de efectos audiovisuales dirigidos a un mercado del voto, que se definió, hasta hace poco, más por la formas que por el contenido.
En Latinoamérica y otros escenarios políticos esta tendencia hace ya, al menos una década, que, afortunadamente, ha empezado a cambiar.
La mediocridad política sin embargo se resiste a dejar lugar a la política en serio. En una tensión entre la nueva política que no acaba de llegar y la vieja que no acaba de morir, se debate hoy el escenario de la vieja Europa. Particularmente en España las voluptuosidades del oportunismo político pueril no cejan fácilmente.
Más allá de la aparición de expresiones alternativas, aun ideológicamente inasibles, como la de Podemos, los partidos "tradicionalmente gobernantes" siguen dando muestras de la vigencia de la "vieja política".
En un rapto de oportunismo descarado el PP ha empezado a insinuar su "disposición" a conformar un gobierno de coalición con el PSOE cuando todo ya se le está yendo de las manos. Su partenaire ha respondido con la misma cuota de oportunismo. "No, no y no." Si lo que le importara al PSOE  fuera la situación extremadamente crítica del pueblo español, su respuesta "política" debería haber sido: "Depende del programa que esté dispuesto a aplicar el PP."
Pero el programa del PSOE es más o menos el mismo que el del PP con algunas diferencias de detalles determinados por los distintos grupos de financieros globalistas a los que cada uno responde. Como ello es inconfesable ante la crispada masa de electores, el PSOE prefiere optar por  la ecuación discursiva: "Ellos (el PP) vienen gobernando y nos va mal, nosotros ( el PSOE) debemos reemplazarlos para que nos vaya mejor." En el fondo lo único que se quiere es no compartir cargos con el PP, los intereses de España están (si es que están) muy en segundo lugar. Es decir seguir patinando en la superficialidad del entendimiento político, aprovechando la desesperación generalizada y los bajos niveles de politización y conciencia social.
Nos vienen inevitablemente los versos de Sabina cuando relatando la indignación del "indio español" (Cuervo Ingenuo) que en su inocencia natural había sido engañado por el discurso electoral de Felipe González y lo había votado, vino a darse cuenta, inmediatamente después de la asunción, que este no iba a cumplir ninguna de sus promesas. Así le canta: "Tu, mucho partido pero… ¿es socialista? ¿es obrero? O es español solamente. Que ni eso cien por cien. Que americano también. Gringo ser muy absorbente…
Mariano Ciafardini

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